¿Estamos criando niños con baja tolerancia a la frustración?

Tenerlo todo a golpe de ‘click’ está consiguiendo que los niños crezcan sin tolerar la frustración y la angustia. Niños que lo quieren todo para ‘ya’ y que no saben lo que es la paciencia. La psicóloga Becky Kennedy ha creado un método para cambiar esto de forma radical.
Crianza

En marzo de 2020, la psicóloga Becky Kennedy comenzó a lanzar en su perfil de Instagram, en el que solo había 200 seguidores por entonces, diferentes pildoritas para ayudar a los padres a educar desde la resiliencia y no desde el miedo.

Criar niños felices - Getty Images

En la actualidad, esos 200 seguidores han aumentado hasta el millón cuatrocientos mil seguidores y la experta, todo un gurú de la educación y la crianza en Estados Unidos, ha conseguido lanzar su propio método de crianza basado en esta premisa: ‘Good Inside’ o ‘Buenos por dentro’, que explica en profundidad en su nuevo libro Educar sin Miedo (Ed. Planeta). Y es que, no se cansa de repetir que todos somos buenos por dentro y que deberíamos educar teniendo esto siempre presente. El diario The New York Times ya la ha bautizado como la ‘psicóloga que susurraba a los padres millenials’.

Good Inside significa ‘buenos por dentro’ y, precisamente, este es el pilar en el que la psicóloga cree que deberíamos enfocarnos todos los padres a la hora de educar. Pero, ¿en qué consiste este nuevo método de crianza y, sobre todo, cómo podemos ponerlo en práctica en la era de la sobreinformación en la que muchos padres se sienten desbordados?

Para educar, primero hay que educarse

“Nosotros, cuando éramos pequeños, fuimos educados en muchos casos con enfoques limitados, así que, si no tenemos un trabajo de autoconocimiento y de autodesarrollo reales, no vamos a conseguir criar a nuestros hijos fuera de ese enfoque limitado que nos impusieron a nosotros”, explica Becky Kennedy a Ser Padres España. 

“Primero tenemos que entendernos mejor a nosotros mismos para, después, aprender a poner límites sanos sin agotarnos emocionalmente”. De hecho, explica que el método que propone ella, el de Good Inside, tiene la ventaja de aprender a autoconocernos como padres y personas, al mismo tiempo que nos ocupamos de la crianza consciente de nuestros hijos.

Eso sí, siempre tiene presente que no existen los padres perfectos: “El objetivo no es la perfección, sino saber rectificar, por eso, los buenos padres rectifican cuando se equivocan”.

Todos somos buenos por dentro

“El principio de la bondad interna está en el centro de todo mi trabajo: creo que los niños y los padres son buenos por dentro y esto me permite sentir curiosidad sobre el porqué de sus malas conductas”, expone la autora. “Actuamos de una manera diferente cuando frenamos y nos recordamos que somos buenos y que nuestros hijos también lo son, pero que están teniendo un mal momento”.

Esto, indudablemente, puede confundirse con la necesidad de educar a los niños sin etiquetas por su comportamiento. Por eso, hemos preguntado a la doctora si de verdad podemos hablar de ‘bondad’ o ‘maldad’ a la hora de educar a nuestros hijos: “Cuando digo que todos somos buenos por dentro no me estoy refiriendo a comportamientos observables y específicos (como el de que malo es este niño porque ha tirado arena en el parque), sino en un algo más interno y binario”, nos cuenta.

“Defiendo que los niños pasan por malos momentos, por momentos difíciles y que nuestro enfoque como adultos es ayudarlos a conseguir las habilidades para aprender de esa situación, alejados siempre del método del castigo”.

Niños con baja tolerancia a la frustración

Kennedy viene observando durante algunos años algo que le preocupa bastante (y que, de hecho, fue uno de los desencadenantes para comenzar a inspirar a familias con este nuevo método): los niños están creciendo sin saber hacer frente a la frustración o a la angustia.

 “Estamos criando niños que no tienen tolerancia a la angustia porque todo lo tienen al alcance de un click, viven en la cultura de la inmediatez y no saben lo que es la paciencia”, argumenta en su libro. “Nuestra tarea como padres es enseñarles a tolerar y gestionar los sentimientos”.

Por eso, una de las cosas que considera más importantes es que los niños observen cómo los padres reaccionamos al estrés y a la incertidumbre de las situaciones: “así ellos aprenderán a gestionar esas situaciones.”

“Si aprovechamos las situaciones difíciles como una oportunidad de enseñanza, en el futuro tendremos niños con más herramientas para enfrentarse a la adversidad”, nos explica.

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