Si trae un parte de la escuela, ¿le castigo en casa?

Si nuestro hijo/a ha tenido algún problema en la escuela o en el instituto y trae una nota o parte en la agenda, es normal que muchos padres se pregunten qué hacer después. Te descubrimos algo más sobre ello.
Parte de la escuela

Si trae un parte de la escuela, ¿le castigo en casa? Definitivamente no, lo que sucede en la escuela se resuelve en la escuela y aunque es necesario reforzar el aprendizaje en casa,  en ningún caso lo haremos con sanciones, apoyar no significa aplicar un doble castigo por una misma acción.

Parte de la escuela - Foto: Istock

Hay una fórmula que nos puede ayudar a recordar nuestro papel “siempre respondemos y a veces reforzamos”, es decir, educar es responder siempre a las necesidades físicas, cognitivas y afectivas de nuestros hijos y a veces reforzar hechos puntuales que requieren de una atención más específica.

Apoyar a la escuela desde casa supone hacernos cargo de la educación de nuestros hijos en el día a día, darles apoyo y acompañamiento emocional constantemente y aportarles recursos de gestión emocional adaptados a su madurez y desarrollo cerebral pero en ningún caso los hijos tienen que temer contar en casa lo que han vivido en la escuela porque para ayudarles a reflexionar, recapacitar y reparar necesitamos activar su prefrontal y si sienten miedo esto no es posible. 

Seguro que te han contado anécdotas de cómo era la escuela hace unos cincuenta años, si iban a casa contando que el profesor les había pegado… les daban otro tortazo y luego decían “algo habrás hecho”. En la actualidad es impensable que un profesor pegue y cada vez más padres se convencen de que el castigo físico es violencia, a parte de que en muchos países ya existen leyes para proteger los derechos de la infancia.

Sin embargo se mantienen algunos correctivos que el niño los vive como castigo, la falta de presencia, “cuando te portes bien me llamas”, la falta de afecto “cuando te portas así no te quiero nada” o el mismo silencio, ignorarlos mientras dura tu enfado. Los buenos tratos tienen que abrazar nuestras palabras para no dañar a nuestros hijos cuando los estamos educando para hacerles un bien. 

En muchos colegios se usan las agendas para enviar notas a los padres: “hoy Juan no ha traído la tarea hecha”,  “esta mañana María ha estado muy distraída en la clase de inglés” o “Adrian se ha portado mal en la clase de música, no hace caso a la profesora”. Partimos de la base de que los padres tenemos la responsabilidad de educar el comportamiento de los  hijos para que los maestros puedan invertir más tiempo en enseñar contenidos académicos porque se requiere de mucho tiempo para gestionar conflictos de convivencia.

Pero también es cierto que los padres no son profesionales de la educación y aunque cada vez hay mayor sensibilidad e interés en  formarse para educar, muchos tiran de experiencia propia, de su sentido común y de lo que han visto hacer a otros “mi hermana mayor les dejaba llorando en la cuna” por lo tanto la probabilidad de no generar apegos seguros, de no saber crear vínculos afectivos y de que los estilos educativos sean autoritarios, permisivos o sobreprotectores es muy alta.

Sin embargo los docentes sí son profesionales de la educación, han estudiado para impartir un contenido académico y sobre todo los maestros de infantil y primaria son más conscientes de la importancia de crear vínculos afectivos con sus alumnos para que el clima de aula sea de mayor concentración, saben generar relaciones basadas en la confianza para que cuando alguien sufra algún tipo de agresión pueda hablar de ello y sobre todo para que escuela sea una red de apoyo donde se detecte abuso sexual, maltrato infantil o violencia entre iguales. 

Os voy a poner la siguiente situación. Imagina que tienes un fin de semana de esos de mal tiempo, que no se pueden hacer muchos planes al aire libre, se te han cancelado algunos planes con amigos por temas de salud y el ánimo está un poco bajo, decides aprovechar para organizar cosas de la casa que nunca viene mal pero tus hijos no consiguen encontrar una actividad que dentro de casa les permita estar tan entretenidos como tú.

Qué hacer cuando nuestro hijo trae un aviso de la escuela - Foto: Istock

Están aburridos, pasan poco tiempo con cada juego que sacan y el mal comportamiento empieza a aflorar. ¿A que no te imaginas diciéndole a tu hijo “cómo no cambies de actitud, voy a decirle a tu maestra lo mal que te has portado este fin de semana en casa?. Tampoco te visualizas escribiendo una nota en la agenda para su maestra que diga algo así “Estimada maestra. Te escribo para decirte que tu alumno se ha portado muy mal este fin de semana en casa con sus padres. Espero que hagas algo en el aula que se refleje en casa”.

Esta situación suena extraña, lo sé, sin embargo nos hemos acostumbrado a recibir notas de la escuela y muchas veces como no sabemos qué hacer con esa información, hacemos lo que sea con una mala motivación, “para que nadie me tenga que volver a llamar la atención por mi hijo” o “para demostrar que no soy tan mal padre como creo que piensan”. Pero recuerda, nunca un doble castigo por una misma acción mejora la conducta, más bien nos aleja y cuando nos necesiten se pensarán dos veces acudir a nosotros. 

¿Qué hacer cuando recibas una nota de la escuela?

  • No regañes a tu hijo por traer una nota de la escuela, más bien habla de lo que dice la nota y pon el foco en lo que la maestra le pide y cómo lo puede conseguir. Si le han llamado la atención por hablar mucho, no le digas que esté callado en clase sino que cuando tenga ganas de hablar, escriba en el cuaderno una frase corta de lo que quiere contarte a su amiga para contárselo con detalle en el recreo. Es mejor ayudar a regular las ganas de hablar y enseñar estrategias para canalizar ese impulso que prohibir hablar.
  • No le castigues en casa por algo que ha sucedido en clase, en todo caso ayúdale a reflexionar sobre lo sucedido, a pensar formas de mejorar la actitud, el comportamiento o la motivación y en caso de haber generado un daño con su conducta, dale la oportunidad de reparar de alguna manera, el mejor aprendizaje es aprender a ser responsables y no  a sentirnos culpables. 
  • No critiques “por criticar” a sus profesores pero sí analiza lo sucedido, es bueno hablar en casa de lo que les sucede en otros espacios, conocer distintos puntos de vista y hablar de distintas  formas de gestionar los conflictos siempre enriquece. 
  • Mejora tus competencias parentales para educar sus competencias emocionales. 

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