Probablemente sepas que el consumo de miel por parte de los niños menores de 1 año de edad no es aconsejable, principalmente por el riesgo de que puedan contraer botulismo, especialmente entre los menores de 6 meses de edad, ya que presentan un riesgo mucho mayor. Si bien es cierto que esta condición es rara, puede ocurrir cuando los niños comen esporas de Clostridium botulinum, la cual encontramos en la miel, en los productos derivados de la miel y en el suelo.
Estas esporas tienen la capacidad de convertirse en bacterias cuando llegan a los intestinos, y producen una serie de neurotoxinas dañinas en el cuerpo, conocidas como neurotoxinas botulínicas. Se trata, por tanto, de una condición grave fácilmente prevenible, que puede causar parálisis en el cuerpo, estimándose que entre un 65 a un 70 por ciento de los bebés que contraen la enfermedad pueden necesitar ventilación mecánica durante un promedio de 20 a 23 días. Aunque la permanencia promedio en el hospital se calcula en torno a 40-44 días.
¿El principal motivo? Antes del primer año de vida, los sistemas digestivos de los bebés no están lo suficientemente desarrollados como para manejar, de forma segura, todas las esporas y bacterias que pudieran estar presentes en la miel cruda. Por este motivo, no es en absoluto aconsejable que los bebés menores de 1 año la consuman.
Si tenemos en cuenta que, durante el embarazo, debido principalmente a los diferentes cambios que se producen en el cuerpo de la futura mamá, suele ser habitual que determinadas enfermedades comunes adquieran cierta gravedad. Por este motivo, por ejemplo, se recomienda a las embarazadas evitar determinados alimentos que sí pueden suponer un riesgo tanto para su salud como para la de su bebé, como por ejemplo podría ser el caso de la carne cruda o mal cocinada, el pescado crudo (tipo sushi) o incluso los embutidos.
Lo que puede hacer que nos realicemos la siguiente pregunta: ¿pueden las mujeres embarazadas comer miel? ¿Es un alimento seguro? ¿O existe algún riesgo?
¿Pueden las mujeres embarazadas consumir miel con tranquilidad?
Tanto si estás embarazada como si planeas quedarte embarazada en un futuro próximo, es bastante probable que ya estés al tanto acerca de muchas de las reglas y restricciones sobre lo que las gestantes pueden o no comer a lo largo de la gestación. En este sentido, existen muchos consejos médicos acerca de qué alimentos pueden ser más beneficiosos o recomendables, así como advertencias sobre alimentos que pueden causar daño al feto.
Pero, especialmente en las mamás primerizas, es cierto que muchos de estos consejos -y restricciones- pueden acabar siendo confusas, incluso para las mamás que tienen un segundo o tercer embarazo, puesto que las “reglas” sobre nutrición suelen cambiar a medida que van surgiendo diferentes estudios científicos.
Sin embargo, en lo que a la miel se refiere, la buena noticia es que comer miel es seguro mientras se está embarazada. Por ejemplo, el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos no la incluye en su lista recomendada de alimentos que las embarazadas deberían evitar.
Y esta respuesta se trata básicamente por dos motivos básicos. Por un lado, el intestino de un adulto sí es capaz de mantener a raya cualquier posible colonización de las esporas de Clostridium botulinum, principalmente porque el microbioma digestivo ya se encuentra bien establecido en la etap adulta.
Si bien es cierto que el sistema inmunitario durante el embarazo puede reducirse, en embarazos normales y saludables no existen cambios en su flora digestiva, el cual podría conducir a un aumento del riesgo de botulismo.
Por otro lado, se considera que originalmente es poco probable que la toxina pueda pasar al bebé. De acuerdo a un artículo publicado en el año 2010, debido a su peso molecular, la probabilidad de que la toxina botulínica pase a través de la placenta y llegue al bebé es bastante bajo. Esto significa que, si una mujer consume miel y coincide que esta presenta esporas de botulismo, no alcanzarán al bebé.
Aún cuando la miel por lo general se considera segura para consumir a lo largo del embarazo, los médicos sí aconsejan que aquellas embarazadas que a su vez presenten algún tipo de problema gastrointestinal, como podría ser el caso de la enfermedad inflamatoria intestinal, tomen ciertas precauciones adicionales.
¿Lo mejor? Preguntarle al médico acerca de su recomendación para comer miel mientras se está embarazada, y cuál sería el riesgo personal de infección con toxina botulínica. El principal motivo es que cualquier afección que implique que la flora intestinal o el tracto digestivo no funcionen normalmente, puede afectar al riesgo de desarrollar botulismo en el embarazo.
También es posible que sea aconsejable consultarle al médico si se consume miel habitualmente y también se ha seguido un tratamiento reciente con antibióticos, dado que estos fármacos pueden afectar a la flora normal presente en el intestino, haciéndolo mucho más susceptible a este tipo de infecciones.
En resumen, la miel no representa un riesgo ni para la mamá embarazada ni para el bebé, por lo que si se desea añadir un poco de miel en el té o para endulzar recetas, puede hacerse de forma segura. Aunque muchos médicos aconsejan optar por versiones pasteurizadas y debidamente certificadas.