Es fundamental: los niños deben aprender a tomar decisiones desde que son bien pequeños. Y es que, es algo que necesitarán hacer el resto de sus vidas. ¿Cómo podemos ayudarlos entonces para que no sean demasiado indecisos? Veamos algunos consejos.
Que si qué comemos hoy, que si qué ropa escogemos, que si qué película ver… A lo largo del día tomamos muchas decisiones, a veces casi sin darnos cuenta y de manera automática. Y esto es algo que hacemos a lo largo de toda nuestra vida.
Por eso es esencial que los niños pequeños aprendan desde su infancia a saber tomar decisiones para que ese proceso no se convierta en un momento de agobios y estrés. De hecho, aprender a decidir ayuda a fomentar la responsabilidad, la empatía y la resolución de problemas.
Por ello, el objetivo es enseñar a los niños este proceso, de forma que aprendan a analizar, procesar la información y a obtener una respuesta. Incluso, debemos hacerles ver que, aunque se trate de una decisión personal, también se puede pedir ayuda y consejos, y que eso también es ser responsable.
Consejos para enseñar a los niños a tomar decisiones
Estas son algunas recomendaciones para que los niños estimulen esta habilidad:
Dale responsabilidades
Es una forma muy buena de que los niños aprendan a tomar decisiones, pues si delegamos algunas responsabilidades en ellos acabarán teniendo que elegir por ellos mismos ciertas cosas. Por ejemplo, podemos dejar que el niño escoja qué ingredientes añadir a la ensalada o que elijan cómo quiere ordenar su habitación.
Inevitablemente tendrá que escoger entre varias alternativas y, además, se fomentará su autonomía e independencia, por lo tanto, ganará en confianza en sí mismo.
Toma decisiones en voz alta para dar ejemplo
Ya sabemos que los niños son como esponjas que aprenden de sus figuras de referencia, así que también podemos aprovecharnos de eso para ayudarles con la toma de decisiones.
Para ello, cuando vayamos a reflexionar sobre alguna decisión, podemos hacer ese proceso en voz alta para que el peque lo oiga. Por ejemplo, analiza las ventajas y desventajas de las alternativas, compáralas y explica por qué finalmente has tomado esa decisión.
No sobreprotejas al peque
Nunca caigas en el error de resolver las decisiones difíciles a tus hijos solo para que no pasen por el “mal trago” del momento. De lo contrario les estarás privando de ese aprendizaje y finalmente terminará siendo contraproducente.
Explícale que no debe apresurarse
Debes explicarle que cuando tome una decisión no debe hacerlo a la ligera, sino que deberá analizar las consecuencias que llegarán después. Enséñale a actuar con paciencia y no de forma impulsiva.
Eso sí, recuérdale que no todas las decisiones tienen la misma trascendencia. El peque no debe dramatizar y pensar que siempre debe dar mil vueltas a una decisión. Para algunas solo necesitará unos instantes. Por ejemplo, escoger el postre en el restaurante.
Nunca te enfades cuando se equivoque
Si tu hijo ha tomado una decisión no muy acertada, no te enfades ni le reproches lo que ha hecho. Si cada vez que decide algo te enfadas con él, preferirá no tomar decisiones para después no sufrir esas consecuencias negativas. Haz lo contrario y enséñale a que equivocarse es normal, que todos lo hacemos y que todos podemos aprender de esos errores.
Analizad el resultado de la decisión
Después de una mala decisión, puedes dejar un tiempo de reflexión y luego hablar juntos de lo sucedido y de las consecuencias que han ocurrido. Si los resultados no han sido los mejores recuérdale que eso siempre le servirá de aprendizaje.