Una de las consultas habituales a los pediatras en verano tienen que ver con unas manchitas rojas que aparecen en los dedos de las manos de los niños y niñas pequeños que pasan muchas horas en la piscina. Son manchas alarmantes que se concentran en la zona de las huellas dactilares, y que también pueden aparecer en la misma zona de los dedos de los pies. Te contamos qué son y si son preocupantes o no.
Lucía Mi Pediatra y la podóloga infantil Neus Moya han publicado un interesante post divulgativo conjunto en el que profundizan en la dactilitis o pulpitis de piscina, que es el nombre que reciben estas manchas rojas en los dedos de los pies y las manos cuando aparecen relacionadas con la actividad veraniega en la piscina.

En primer lugar, lo más importante para las familias que se alertan al ver las manchitas, es que este tipo de dactilitis palmar (o pulpitis) “es ligeramente molesto, pero no tiene mayor importancia”, dice Lucía Mi Pediatra. “No necesita de un tratamiento específico; a veces damos vaselina, hidratante y, sobre todo, descansar de agarrar en la piscina”, añade la doctora Galán Bertrand.
Esto último lo dice la profesional de la salud porque lo que provoca la dactilitis palmar es el hábito típico de los niños y niñas pequeños en las piscinas: agarrarse tipo garra al bordillo de la misma durante tantas horas y días en verano.
“Es un diagnóstico muy habitual en los niños pequeñitos, sobre todo es debido a la fragilidad de la piel de sus manos, que suena a verano, calor, niños, piscina”, argumenta Lucía Mi Pediatra, que profundiza en el motivo concreto por el que aparecen las manchas en los dedos de las manos: “Se pasan horas a remojo como los garbanzos, agarraditos al bordillo. Esa fricción de una superficie rugosa sobre su piel provoca esa inflamación en los pulpejos de los dedos”, dice.
Esa fricción de los dedos húmedos con las superficies rugosas o ásperas de las piscinas es la causante de este cuadro de dermatosis irritativa de contacto. Sobre él, y en la misma línea que Lucía Mi Pediatra, la Asociación Española de Pediatría explica lo siguiente sobre la pulpitis de piscina: “Ocurre principalmente en la infancia, y rara vez en la adolescencia, debido a varios factores: la mayor fragilidad cutánea de la infancia (favoreciendo su aparición el antecedente de dermatitis atópica), el mayor número de actividades realizadas en las piscinas y la hiperhidratación de la capa córnea de la piel, secundaria al baño prolongado”.
La asociación de pediatría de referencia en España deja claro que esta patología “no se ha relacionado con los productos químicos utilizados habitualmente para tratar el agua de las piscinas” y que la solución es “la interrupción de las actividades acuáticas”, que “conduce a la resolución espontánea de las lesiones sin secuelas”.

¿Y en los pies, por qué aparece la pulpitis de las piscinas?
Una vez aclarado el origen de las manchas rojas en los dedos de las manos de los niños y niñas pequeños en verano, habrá quién mantenga la duda al respecto de unas manchas similares que, a veces, aparecen también en los dedos de los pies de los peques.
Para vuestra tranquilidad, también existe la pulpitis de piscina en los pies. Lo explica la podóloga especializada en infancia Neus Moya: “En los pies también puede pasar. Suele suceder en niños mayores que están mucho tiempo en remojo y que corretean mucho tiempo alrededor de la piscina”, señala.
El motivo de las manchas es el mismo que en los dedos de las manos: “El suelo rugoso, la humedad de los pies y la fricción excesiva puede dar lugar a esta dactilitis de piscina en los pies”, argumenta Neus Moya, especialista en calzado infantil, lo cual nos sirve en bandeja recordarte que tengas cuidado con el calzado de goma en los niños este verano.
La solución también es la misma: “descansar un poquito de la piscina”, dice la experta. La diferencia con respecto a la pulpitis de piscina en las manos es que hay forma de prevenirla: “en los pies tenemos algo si les ha ocurrido en otras ocasiones: los calcetines de piscina o los protectores de licra”, detalla.
Con cualquiera de estas dos opciones, concluye la podólogo Neus Moya, “evitamos la fricción excesiva y continua del pie, evitando así la dactilitis”.