En algunos casos raros, los niños no quieren masticar porque tienen dificultades para tragar los alimentos. Esto se debe a que su frenillo es muy corto y no les permite mover bien la lengua. Con el tiempo aprenden a comer de todo pero, al principio, les cuesta mucho.
Se suele notar porque el pequeño no saca o no mueve bien la lengua, pronuncia mal algunas letras... Pero no creo que sea este el caso de tu hijo, porque come patatas y chucherías sin ningún problema.
Entre los seis y los doce meses, los bebés empiezan a querer llevarse la comida a la boca, la estudian, la chupan e incluso, a veces, se la tragan. Quieren cogerla y llevársela a la boca ellos solitos. Y esta es la forma correcta de que los niños empiecen a tomar diferentes alimentos.
Pero claro, solo toman dos guisantes o tres fideos y muchas madres se preocupan porque es poca comida y les dan triturados. El problema es que los pequeños se acostumbran a tomar alimentos triturados en papillas y se le pasan las ganas de comer por sí mismos.
Tu hijo terminará comiendo normalmente, porque no hay ningún adulto que coma potitos. Pero puede ser un proceso largo.
Para que empiece a tomar sólidos antes, hay que cambiar la estrategia:
- No hay que obligarle a tomar ni alimentos sin triturar ni potitos.
- Debemos decirle lo que hay de comida: arroz con tomate, croquetas, plátano... Y preguntarle si quiere comer. Si el niño no quiere comer, pues nada, le decimos que se puede ir a jugar.
- Y solo hay que darle potitos si él los pide.
Es fundamental que no vea este cambio como un castigo y que nadie le haga reproches. Hay que respetar la decisión del niño.