Cómo afrontar los primeros suspensos cuando los niños llegan a primaria

Cada caso tiene sus circunstancias exclusivas que influencian la forma en la que debemos tratarlo, pero hay unas recomendaciones que se pueden aplicar de manera general.

En la película Manolito Gafotas, que llevó al cine el universo creado sobre el papel Elvira Lindo, Manolito está preocupado en el comienzo de la misma porque va a llevar a casa el primer suspenso de su vida antes del ansiado verano. El suyo es en matemáticas, pero su preocupación es cómo decírselo a su madre y la reacción que tendrá esta.

Al final, Manolito se apoya en su entrañable abuelo, que en plena tormenta emocional de su hija, madre de Manolito, le recuerda que ella también suspendió tres veces la asignatura en su infancia y que “todos los grandes hombres de la historia han suspendido alguna vez las matemáticas”. Anécdotas aparte, sirve como ejemplo el de Manolito para introducir el tema que nos ocupa: cómo afrontar los primeros suspensos cuando los niños llegan a primaria.

Antes de entrar en recomendaciones concretas, conviene establecer un punto de partida ineludible: cada caso es diferente. Las circunstancias del suspenso importan, y mucho. No es lo mismo que llegue por sorpresa, de manera inesperada para los padres, que si se debe a un mal día o a la falta de compromiso a la hora de asumir sus responsabilidades, por citar algunos ejemplos.

La comunicación, lo más importante

El primer paso es determinar si existe o no un problema de comunicación intrafamiliar. Lo normal es saber que va a ocurrir antes de que sea un hecho consumado; de no ser así, hay un problema de comunicación que es incluso más importante que el suspenso en sí mismo. Si el problema existe, debemos hacer un esfuerzo por cambiarlo cuanto antes, y no solo de cara a la gestión futura del rendimiento escolar.

Para ponerle solución, desde Nanas & Co inciden en la importancia de la escucha activa por parte de los padres. “Escuchar de manera activa. Ir más allá de lo que los niños o jóvenes dicen y centrarse en lo que sienten. Es muy probable que también estén frustrados y decepcionados con los resultados. También, hay que evitar posibles comparaciones de calificaciones entre hermanos o amigos; esto afecta a su autoestima y puede perjudicar las relaciones fraternales o de amistad”, apuntan.

Empatía, ánimo y motivación

La actitud comunicativa positiva es esencial para crear un entorno de seguridad en casa en el que el menor se vez capaz de explicar y contar todo lo que le pasa, también si hay problemas o reveses en su rendimiento escolar. Por eso es tan importante mostrar empatía, apuntan desde Nanas & Co: “Ante un mal resultado escolar, hay que tratar de dar apoyo. En caso contrario nuestros hijos pueden, por ejemplo, desarrollar miedo a los exámenes”. El mundo no se acaba ante un suspenso, es una situacion que tiene remedio, es reversible, y es importante tenerlo en cuenta a la hora de abordar el problema: “Es fundamental no hacerles creer que han fracasado o que no sirven para los estudios. Lo que necesitan es ánimo y motivación para arreglar ese mal resultado”, recuerdan desde Nanas&Co.

En este proceso de autoreflexión inicial, es importante también revisar nuestras exigencias como padres, por si fueran parte del problema. “Muchos padres esperan que su hijo siga su camino en el mundo laboral o bien, cumpla con los sueños inalcanzados. Inevitablemente, con este se ejerce una enorme presión y chantaje emocional que pueden bloquear al niño para que exprese y conecte con sus verdaderos intereses”, advierten desde Nanas&Co.

Buscar el por qué

Una vez alcanzado el equilibrio con uno mismo que permita llevar la gestión de la situación por un camino positivo y constructivo, el siguiente paso es conocer las causas del suspenso, y esto no es posible sin darles voz a ellos, que al fin y al cabo son los protagonistas y responsables. “Es conveniente preguntar a los niños por qué creen que han obtenido esas notas. De esta forma, el niño reflexionará sobre los motivos detrás de esas calificaciones bajas y será más fácil ponerles solución. No será lo mismo un mal resultado por la falta de esfuerzo o estudio, que un bloqueo generado por los nervios el día del examen. Es fundamental la comunicación con nuestros hijos, dejarles hablar y escuchar sus razones”, apuntan desde Nanas&Co.

Por supuesto, es interesante completar la “fase de documentación” con una conversación con el tutor o tutora de tu hijo. “Es fundamental generar una buena comunicación entre la familia y la escuela para trabajar en común por el bienestar del niño. Mantenerte en contacto con sus profesores te permitirá conocer mucho mejor a tu hijo, y serás capaz de apoyarle de forma más efectiva”, aconsejan desde Nanas&Co al respecto.

Trabajo en el futuro

A partir de aquí, con las circunstancias del suspenso bien analizadas y con el flujo de comunicación fluido, es hora de buscar soluciones, involucrando siempre a vuestro hijo. De nada servirá un castigo, por ejemplo,  a largo plazo porque sin motivación e interés es muy difícil que no se vuelva a repetir un suspenso. No hay una fórmula mágica para conseguirlo, pero una buena manera de empezar a construir de manera sólida y positiva en busca de una solución es establecer juntos un plan de estudio realista. “Hay que concretar objetivos no demasiado ambiciosos. De esa forma, serán alcanzables y ellos verán que van consiguiendo pequeñas metas”, señalan desde Nanas&Co.

Si son necesarias o no las horas de refuerzo, si hay que modificar hábitos, si pueden estar afectando demasiadas horas de actividades extraescolares al rendimiento escolar, si hay problemas personales en la vida del menor que le estén afectando a nivel emocional y esto se traslade a sus responsabilidades, etcétera, son cuestiones que deben estudiarse caso por caso. Lo fundamental es tomar aire primero para no afrontar la gestión de la situación desde la ira, la rabia o la decepción; hacer análisis de conciencia por si nuestra actitud como padres está repercutiendo en el rendimiento de nuestro hijo en el cole de forma negativa; y acompañar durante el proceso a nuestro hijo sea cual sea el motivo por el que haya suspendido por primera vez en su vida. “Para acompañar el proceso de aprendizaje continuo de los niños, se necesita continuidad y presencia en el día a día”, concluyen desde Nanas&Co.

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