Las alergias alimentarias parecen estar de moda. Su incidencia está aumentando, como también está ocurriendo con alergias de otro tipo. Por tanto, no es extraño ver a diario niños en la consulta que sean alérgicos a un alimento o a varios y sus padres se preguntan con frecuencia si esta limitación tendrá consecuencias a nivel nutricional.

¿Cuáles son las alergias alimentarias más frecuentes?
Los alimentos que suelen ser protagonistas de alergias en la infancia son la leche, el huevo, el pescado y los frutos secos. Por supuesto puede haber muchas más, a legumbres como la soja, al marisco o a frutas como la fresa o el kiwi. El mecanismo de producción es similar: el niño se sensibiliza frente a un determinado alimento desencadenándose una respuesta exagerada cuando entra en contacto con él. Esta respuesta abarca desde una simple urticaria a una anafilaxia, que puede poner en peligro la vida del niño.
Los alimentos que suelen ser protagonistas de alergias en la infancia son la leche, el huevo, el pescado y los frutos secos
¿Y el gluten?
Es mucho más probable que los problemas con el gluten se manifiesten como una enfermedad celiaca y no con una alergia. Aunque la alergia al trigo, consistente en una reacción a las proteínas del mismo puede darse, es mucho más frecuente encontrar una inflamación y malabsorción intestinal secundaria a la ingesta de gluten, que es lo que les ocurre a las personas celiacas. La celiaquía en la infancia suele manifestarse con bajo peso, fallo de medro, dolor abdominal, diarrea crónica, anemia…y no con urticaria o reacciones alérgicas graves.
¿Cómo puedo sustituir un alimento que mi hijo no puede tomar?
Esta pregunta es repetida con frecuencia por los padres cuando sus hijos se diagnostican de alguna alergia alimentaria. Afortunadamente, la mayoría de los niños alérgicos lo son a un alimento o dos, y vamos a poder aportar los nutrientes que necesita con otros que sí pueda tomar, por lo que, con una dieta adecuada, no tiene porqué existir ningún déficit nutricional o pérdida de peso. Veamos como compensar los nutrientes de los alimentos que más frecuentemente son causa de alergias:
Alergia a frutas
Las protagonistas más frecuentes suelen ser fresa, kiwi, melocotón o albaricoque. Simplemente evitando la ingesta de la fruta en cuestión es suficiente. Optaremos por ofrecer otras frutas, así como verduras y hortalizas. Por ejemplo, los pimientos tienen gran cantidad de vitamina C. Las zanahorias y batata son ricas en vitamina
Alergia al huevo
Es frecuente que los niños que tienen problema con el huevo lo tengan más a la clara que a la yema, que suele ser mejor tolerada. En este caso es recomendable que sigan tomando la yema, así como preparaciones en las que el huevo se tolera mejor, como mezclado con harinas en forma de bizcochos caseros. Si la alergia al huevo es más grave y debemos evitarlo por completo lo mejor es optar por ofrecer alimentos ricos en hierro y vitamina B12 como carnes y pescado azul.
Alergia a la leche
Cuando los peques tienen problemas con la leche y derivados lácteos la preocupación de los padres siempre es la misma: ¿Le faltará calcio? La respuesta es: no, si sabemos como aportarlo de otras fuentes. Este mineral está en muchos más alimentos además de en los lácteos. Por ejemplo, en verduras (acelgas, alcachofas) mariscos y crustáceos (cigalas, langostinos, gambas, almejas), legumbres (garbanzos, lentejas), frutos secos (almendras, avellanas, nueces), pescado azul (sardinas en aceite) dátiles, pasas y aceitunas. Además, existen bebidas vegetales enriquecidas con calcio.
Alergia al pescado
Generalmente, un niño puede ser alérgico a uno o varios pescados, pero es difícil que no tolere ninguno. En nuestro país, los pescados que producen más reacciones alérgicas son el gallo seguido de la merluza, la sardina y el bacalao. Los mejor tolerados son el emperador, el cazón y el atún (estos tres están prohibidos en menores de 10 años por su alto contenido en mercurio).
Puede darse el caso de que una persona sea alérgica a varios pescados, siendo frecuente la asociación entre bacalao, abadejo, salmón, trucha, atún, anchoa y caballa por reacciones cruzadas. Se debe continuar ofreciendo al niño aquellos pescados que tolere bien, así como carnes y legumbres que aportarán aminoácidos además de frutos secos, como nueces, semillas de lino y chía para compensar el aporte de ácidos grasos.

Alergia a los frutos secos
Aproximadamente una de cada 100 personas es alérgica a los frutos secos. Generalmente se suele ser alérgico a uno o dos tipos, siendo en España las protagonistas más frecuentes las nueces, avellanas y almendras. En estos casos sencillamente debemos evitar la ingesta de aquel que nos produce alergia y, teóricamente, podríamos tomar el resto de frutos secos.
El problema suelen ser las trazas. Prácticamente todas las presentaciones comerciales de galletas, cereales, y de frutos secos, aunque teóricamente sólo lleven uno de ellos (una bolsa de nueces, una bolsa de almendras…) suelen contener trazas de otros por lo que, ante la duda, y sobre todo si existen antecedentes de anafilaxias o reacciones graves, es mejor evitarlas. Si el resto de nuestra alimentación es equilibrada, no tendremos ningún déficit nutricional.