En numerosas ocasiones habrás escuchado hablar sobre de la motricidad fina y los beneficios que aporta al desarrollo de los más pequeños. Gracias a esta habilidad los bebés pueden hacer la pinza para coger alimentos o pueden agarrar correctamente el lápiz a la hora de escribir. En el caso de los adultos esta habilidad les permite enhebrar una aguja, pintar o colocar un tornillo. Como puedes observar, es importante trabajar la motricidad fina desde queso os pequeños para, a medida que vamos creciendo, desarrollar mayor precisión.
Sin embargo, existe un tipo de motricidad que no suele tenerse tan en cuenta o no recibe la atención que merece. Se trata de la motricidad gruesa, gracias a ella podemos caminar o correr, lanzar un objeto y subir un escalón. Estas habilidades empiezan a estar presentes desde la primera etapa de la infancia en la que los bebés se esfuerzan por coger su sonajero, gatean hasta el sofá o se giran sobre si mismos para quedarse mirando hacia arriba.
A lo largo del artículo, la psicopedagoga Laura zarca informará sobre la importancia de desarrollar esta habilidad de manera temprana, además de ofrecer diferentes actividades y juegos con los que trabajarla de una manera divertida y adaptada a la edad de tus peques.
Actividades cotidianas para trabajar la motricidad gruesa
La familia y el centro escolar/escuela infantil son dos de los primeros contextos en los que los niños y niñas comienzan y progresan en su desarrollo. Por lo que su correcta actuación resulta determinante para la adquisición de diferentes habilidades como la psicomotricidad gruesa/fina, la comunicación o la socialización.
Por ello, a continuación te presentamos una serie de actividades sencillas y cotidianas que puedes llevar a cabo con tus peques desde casa:
- Amasar: en lugar de ofrecerles plastilina (se trabaja más las motricidad fina) podemos optar por hacer pan o una pizza. De esta forma, deberán amasar y moldear la masa para integrar correctamente todos los ingredientes.
- Saltar a la pata coja: trabajar la motricidad gruesa les permitirá tener mayor control de su cuerpo y por lo tanto realizar movimientos más coordinados. A su vez están trabajando el equilibrio.
- Jugar a los bolos: deberán controlar sus movimientos, aumentando o disminuir usando la fuerza con la que lanzan y apuntando haciendo el objetivo
- Imitar animales: pensado para los más pequeños. Podemos ofrecerlo a modo de juego, ellos se divertirán y a la vez estarán trabajando la conciencia de su propio cuerpo, indispensable para la motricidad gruesa.
Recursos para trabajar la motricidad gruesa

Esta primera opción permite adaptarnos a prácticamente cualquier contexto y edad de los niños. Se trata de un set de aros de colores que podremos colocar de diferentes formas para saltar, trepar o hacer zig-zag. Es un producto asequible y práctico, por lo que es apto tanto para familias como para centros escolares.

En segundo lugar, tus hijos lo pasarán en grande con estos conos de colores. Los peques deberán poner toda su atención y apuntar lo máximo posible para intentar encestar todas las anillas dentro de los conos.

Por último, esta opción implica mucho más movimiento físico. Se trata de un kit de dos cestas que los peques y una pelota. Los niños y niñas deberán controlar sus movimientos al máximo para capturar la pelota antes de que caiga al suelo.
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