Cuando en una familia, el padre tiene una lengua materna diferente de la de la madre, se puede plantear la duda de qué idioma elegir para hablar con el pequeño.
La respuesta a esta pregunta es los dos. Cada uno el suyo. Además, no hay por qué esperar a que el niño crezca para que cada progenitor use su lengua materna con su hijo. De hecho, lo ideal es que lo hagan desde el nacimiento de su bebé.

Lejos de ser negativo, el aprendizaje de dos lenguas de forma simultánea ayudará al pequeño a mejorar su conciencia lingüística, su capacidad de concentración y su habilidad para socializar y resolver conflictos.
Razones más que de sobra para que las parejas bilingües no tengan miedo de educar en el bilingüísmo.
Beneficios de educar en el bilingüismo
Uno de los principales beneficios de educar en el bilingüismo es el impacto positivo que tiene en el desarrollo cerebral de los niños. Estudios han demostrado que los cerebros de los niños expuestos al bilingüismo desde temprana edad presentan una mayor densidad de materia gris en la superficie cortical y en el lóbulo parietal inferior.
Esto significa que el cerebro está más estimulado y activo, lo que a su vez promueve una mayor capacidad de regenerar las conexiones entre las neuronas. De esta manera, se ha observado que el aprendizaje de idiomas desde la primera infancia puede ayudar a prevenir el desarrollo de enfermedades degenerativas del cerebro en el futuro.
Otra ventaja importante del bilingüismo es que la educación en dos idiomas promueve la flexibilidad cognitiva y la capacidad de focalizar la atención.
Los estudiantes expuestos a un entorno bilingüe desarrollan estas habilidades no solo en la interacción social, sino también al enfrentarse a diferentes contextos lingüísticos, como la lectura en diversos formatos, el cine, la televisión y la interacción con diferentes personas, como profesores o amigos. Todo esto conlleva mejoras en el rendimiento cognitivo y en el desarrollo general de los estudiantes.
La educación bilingüe es también la responsable de una mejora de la comunicación de los niños que la tienen, quienes además estarán desde pequeñitos ejercitando su memoria, lo que a largo plazo supondrá una ventaja en su vida cotidiana, mejorando su capacidad de relacionarse con otras personas.
Además, cuando los niños desarrollan su conciencia lingüística a través del bilingüismo, también se fomenta su pensamiento crítico. Al estar expuestos a diferentes idiomas y culturas, los niños aprenden a pensar y actuar desde diferentes perspectivas, lo que les permite desarrollar habilidades de pensamiento más flexibles y adaptativas.
No forzar ni obligar

Pese a todas estas ventajas, nunca se debe forzar a los niños a hablar una u otra lengua. De hecho es posible que al principio muestren predilección por una o incluso se niegue a hablar en la otra. Si así fuera no hay que regañarles ni obligarlos a hablar la que no quieren. Es una cuestión de tiempo y llegará el momento en que se comuniquen en las dos. De hecho, aunque al principio las mezclen, pronto las distinguirán claramente así como en qué situaciones y con qué personas han de usar una y otra.
Entonces, ¿cómo fomentar el bilingüismo en casa?

Desde una edad temprana, es importante crear un ambiente donde ambos idiomas estén presentes de manera equilibrada. Esto puede implicar hablar los dos idiomas en casa, etiquetas objetos con palabras en ambos idiomas, tener libros, juegos o materiales en ambos idiomas disponibles para los niños.
Además, es importante incorporar el uso de ambos idiomas en las rutinas diarias. Por ejemplo puedes establecer el hábito de lectura en ambos idiomas al dormir, hablar en uno de los idiomas durante la comida, hablar el otro idioma en el momento de juego, ver una película en un idioma o escuchar canciones en el otro idioma. Es esencial que los niños estén expuestos regularmente a ambos idiomas.
Asimismo, es fundamental asignar roles de idiomas. Así, uno de los padres puede hablar en un idioma y otro en el otro idioma. Esto ayudará a los niños a asociar a cada persona con una lengua en específico y a desarrollar fluidez. Además, cada padre debe fomentar que su peque hable en el idioma respectivo: celebra sus logros y hazles sentir orgullosos de su capacidad para comunicarse en dos idiomas diferentes. Por último, fomentar el bilingüismo lleva tiempo y requiere consistencia.
Es importante ser paciente y comprender que los niños pueden mezclar y confundirse de idiomas al principio. No te desanimes y continúa siendo constante con la exposición de ambos idiomas. Con el tiempo, los niños aprenderán a diferenciarlos y a desarrollar habilidades sólidas en ambos.