La ‘vuelta al cole’ no sólo es sinónimo de un retorno a la rutina para los niños y sus padres. En muchas familias, esa vuelta al cole también tiene efectos directos en los abuelos de los pequeños. ¿Por qué? Porque en muchos casos son ellos los que se ocupan de llevar o recoger a los pequeños y de cuidar de ellos por las tardes hasta que los padres se liberan de sus ocupaciones laborales.

Ese ritmo que llevan muchas personas mayores hace que en muchas ocasiones estemos ante lo que es conocido como el “síndrome de los abuelos esclavos” que dicen que se produce al generar una sobrecarga física y emocional sobre esos abuelos. Cuando eso ocurre, “esas personas pueden llegar a experimentar desequilibrios graves y progresivos en su salud”, según alertan desde el Hospital Casa de Salud.
¿Verdaderamente existe este síndrome?
El término "síndrome de los abuelos esclavos" no es un término clínico oficial ni está incluido en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM). Más bien, se utiliza coloquialmente para describir la situación en la que los abuelos se ven sobrecargados con responsabilidades de cuidado de sus nietos, lo que puede resultar en un aumento de la carga física y emocional. Aunque no es un diagnóstico médico formal, resalta la importancia de reconocer los desafíos que enfrentan los abuelos que asumen roles de cuidado y la necesidad de abordar adecuadamente sus necesidades y bienestar.
Efectos físicos y psicológicos
Desequilibrios que son tanto de índole física como psicológica. Los efectos físicos, vinculados a la ansiedad que esos abuelos sienten, se traducen en taquicardias, presión arterial alta, mareos, sofocos, respiración entrecortada, dolor crónico en articulaciones y espalda y dificultad para conciliar el sueño por la noche.
Además de esos efectos físicos hay abuelos que se sienten desbordados emocionalmente a la hora de manejar situaciones estresantes como puede ser la crianza y la educación de sus nietos. En estos casos suelen sentirse culpables e inútiles, sentimientos que les provocan una inmensa tristeza y un abatimiento generalizado.

“Hay que tener en cuenta también que el sentimiento de compromiso de los abuelos hace que muchos de ellos se sientan responsables de seguir apoyando a sus hijos a través del apoyo incondicional a sus nietos, con la finalidad de seguir sintiéndose útiles a pesar de ser conscientes de que no mantienen las suficientes capacidades físicas y mentales para tal fin”, alerta Tony Crespo, psicólogo Forense de la Unidad de Psiquiatría del Hospital Casa de Salud.
“En este sentido –matiza- conocer y respetar los límites de los abuelos debe ser prioritario, ya que la vejez debería ser una etapa de liberación de cargas y un transcurso de la vida que va paralelo a la jubilación; tiempo de descanso, ocio y tranquilidad”.
Ventajas para los abuelos

Ahora bien, si se consigue encontrar un equilibrio adecuado entre lo que los abuelos hacen y lo que realmente pueden hacer y se establece un vínculo “sano” entre abuelos y nietos, el estrés puede llegar a reducirse lo que a su vez se traduce en una mejora de su salud física.
El doctor Crespo asegura que “conforme los abuelos pasan más tiempo con sus nietos -siempre y cuando no lleguen a sentirse estresados- es más probable que reactiven sus actividades físicas y esto les ayude a mejorar su salud física generalizada, proporcionándoles una mejor calidad de vida y una excusa para alargarla".
Teniendo esto en cuenta, pasar tiempo con los nietos y compartir sus experiencias vitales puede ayudar a combatir la depresión en las personas mayores, reduciendo paulatinamente los síntomas depresivos tales como la apatía, la tristeza, los sentimientos de inutilidad, etc.
Ventajas para los nietos
No solo existen beneficios para los abuelos sino también para los más pequeños: pasar tiempo con los abuelos puede aportar valiosas ventajas a la vida de los nietos. Por un lado, los abuelos suelen transmitir sabiduría y valores arraigados en la tradición familiar, lo que enriquece la herencia cultural y emocional de los niños.
A través de actividades compartidas, los niños también pueden aprender nuevas habilidades y conocimientos. Por otro lado, estas interacciones fomentan un sentido de conexión generacional, brindando un ambiente de amor y apoyo incondicional. Además, la relación con los abuelos puede contribuir al desarrollo emocional al proporcionar un espacio seguro para expresarse.