Ser Padres

Mi hijo pinta ¿Dibujos o garabatos?

Los niños son artistas naturales y sus obras son esenciales para su desarrollo emocional, cognitivo y social. Con tan sólo un año nuestro hijo ya puede garabatear.

Ser Padres

Autor: Susana Fernández Cifuentes.

Los padres debemos abordar sus pinitos en las artes plásticas con el entusiasmo con el que alentamos sus primeros pasos. El garabato es la antesala de la escritura y de muchas habilidades más.

Algo tan sencillo como coger un lápiz resulta para un niño muy complejo. Hasta los dos años aproximadamente, su desarrollo neuronal y motriz no lo permite (exige coordinación, fuerza...). A ellos eso no parece importarles demasiado. Desde los primeros meses, probarán las delicias de emborronar cualquier superficie con algún material: desde los restos de papilla al rotulador del hermano o el pintalabios de la madre. Estos actos son muy valiosos. Por eso deben estimularse y orientarse correctamente.

El garabato, precursor de la escritura

Sus dibujos no significan nada

Pintar como ritual

Es recomendable que el momento de dibujar implique para el niño un pequeño ritual: ponemos periódicos en el suelo, sacamos las pinturas de la caja, elegimos un folio o cartulina blanca, ponemos música... Así, comprenderá cuándo toca dibujar, cuándo puede uno emborronar sus cartulinas y sus manos y cuándo no. Además del estímulo neuronal y motriz que supone para el niño la actividad de pintar, también puede tratarse de un momento perfecto para "poner límites".

Elegir materiales adecuados a su edad

Existen ceras gruesas fáciles de agarrar, sin envoltorio de papel (pueden quitarlo y llevárselo a la boca); rotuladores no tóxicos de punta redondeada, pintura de dedos...

Existen muchos materiales no al uso útiles para niños de un año. Por ejemplo, un buen truco es utilizar gelatina en polvo, disuelta en agua, para hacer acuarelas. Pueden llevarse la gelatina a la boca sin ningún riesgo.

¿Dónde pueden dibujar?

Los padres debemos ser conscientes de que esta actividad mancha. Puesto que con un año aún no es fácil acertar con precisión en los límites del papel, resulta muy práctico cubrir el suelo con papel de periódico y sobre este disponer la cartulina que vayamos a usar. Otra opción es usar la trona, con su mesita de plástico.

Asesora: Rosario Sánchez, psicóloga.

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