Hay que tener en cuenta que los músculos de la tripa deben sujetar el peso de un bebé y la piel se va estirando para darle cabida, por lo que resulta lógico que la embarazada sienta ciertas molestias en su redonda barriga. Y más aún, si a esto unimos los cambios hormonales. La buena noticia es que todas son temporales y que existen trucos para combatirlas.
Pinchazos o tirones durante el embarazo
Si tenemos en cuenta que el útero aumenta 10 veces su peso y 500 veces su capacidad a lo largo del embarazo, entenderemos el enorme esfuerzo que supone este proceso de adaptación para los músculos que lo sujetan (el ligamento redondo).
Aunque al ser un cambio gradual existen muchas mamás que ni se enteran, lo cierto es que otras sienten tirones en el bajo vientre y un dolor parecido a cuando tenemos la regla.
“Al principio de mi embarazo iba en el autobús y empecé a sentir un dolor intenso”, recuerda Marta. “Me asusté muchísimo, incluso pensé que estaba perdiendo a mi bebé y estaba deseando llegar a casa para mirar si había manchado. Después, la matrona me explicó que eran los músculos estirándose. Uff, ¡qué mal lo pasé!”.

También es típico el dolor que muchas mujeres describen “como si me estuvieran tirando de la barriga a los lados y hacia abajo". Se da en los laterales de la tripa o en las ingles y se debe a la distensión de los músculos abdominales.
Para aliviar los tirones en el embarazo, como los tirones suelen ser más fuertes al cambiar de posición súbitamente, se recomienda cuidar los movimientos: por ejemplo, levantarse con suavidad poniéndose de lado y ayudándose con las manos para subir.
El yoga también puede ser beneficioso para estirar y flexibilizar los músculos y en algunos casos, sobre todo al final del embarazo, puede ser recomendable llevar una faja que dé soporte al peso extra.
Las famosas “pataditas” del embarazo
“La primera vez que sentí los suaves movimientos de mi bebé, lloré de alegría”, cuenta Diana. “Pero cuando estaba de ocho meses me metía unos patadones en las costillas que me hacía saltar de la silla”.
Notar al bebé moverse dentro es una de las sensaciones más maravillosas del embarazo, además de ser un signo claro de que todo va bien. Sin embargo, no es lo mismo el burbujeo de los primeros meses que la patada de un bebé de tres kilos que se está quedando sin espacio.
Para aliviar estos síntomas lo único que se puede hacer es cambiar de posición o intentar algo que calme al bebé y reduzca el ímpetu de sus patadas, como poner música o acariciar la barriguita hablándole o cantándole con suavidad.
Los dichosos picores
El estiramiento de la piel y los cambios hormonales favorecen los picores durante el embarazo. “Siempre he tenido la piel muy seca y en cuanto me empezó a crecer la tripa, apareció el picor. Era como si una fila de hormigas me recorriera la barriga y el pecho continuamente”, dice Mamen.
Para aliviar los síntomas, normalmente, el malestar remite con gestos como hidratarse la piel varias veces al día o recurrir a productos con avena.
En otros casos (muy pocos) los picores, que suelen empezar en las plantas de las manos y los pies y después extenderse por todo el cuerpo, pueden ser síntoma de un problema en el hígado llamado colestasis intrahepática, que sí requiere tratamiento médico.