Gustavo, el periodista más temido del recreo. ¿Conocías este nombre? ¡Pues tiene mucho que contar!

Si estás pensando en el nombre de Gustavo o si ya tienes uno en casa, te contamos todo lo que hay detrás de este nombre clásico y que suena con fuerza.
Te presentamos el cuento de Gustavo, un niño que de mayor quería ser periodista. / Fuente: Gemini

Entre la infinidad de opciones, esta vez nos adentramos en el mundo de los Gustavos. Los nombres cuentan historias y en el siguiente artículo viajamos a un nuevo cuento para conocer el significado de un nuevo nombre tan distinto como curioso. Así que, ¡adelante y sigue leyendo!

En el colegio y en el pueblo había un niño al que todos conocían. Y no, no era el más rápido en educación física, ni el campeón mundial de recoger castañas, ni el que cantaba más fuerte en la clase de música. Era Gustavo, el periodista más temido del recreo.

A sus 10 años, Gustavo salía al recreo con una libreta y una grabadora para grabar. Lo llevaba a todas partes, como si fuera una extensión de sus brazos. Y allí, en su colegio, hacía preguntas de todo tipo:

—Buenos días, ¿es cierto que el próximo jueves habrá en el comedor del colegio macarrones a la boloñesa?

—¿Es cierto que la clase de 5ºB hizo trampa en el torneo de ajedrez?

—¿Es verdad que el conserje duerme la siesta en el laboratorio?

Y al final de cada entrevista, cerraba con su famosa frase:

—Gustavo se despide de todos hasta la próxima noticia. Así ha sido y así os la he contado.

Uno de sus mejores amigos, Jota Castaña, se reía con mucho con él. Aunque Jota no tenía tan claro lo que quería ser de mayor. A veces decía que quería ser explorador, otras detective, otras policía... Lo que a Jota le encantaba sin duda alguna era resolver misterios y las historias de fantasmas.

—¿Y tú, Jota? ¿Hoy qué quieres ser de mayor? —le preguntó Gustavo a su amigo.

—Hoy… periodista. ¡Como tú! Pero mañana, no lo sé aún —respondió Jota.

Y lo cierto es que no era tan espantoso, porque Jota era un poco indeciso todavía y cambiaba de sueño cada dos semanas.

Gustavo está atento a lo que pasa a su alrededor, en su casa, en el colegio, en su barrio. Se fija en los detalles que a otros se les escapan. / Fuente: Gemini

Lo sorprendente de Gustavo no era solo que siempre supiera lo que quería ser. Era que, con sus preguntas, lograba que los demás también se conocieran un poco mejor.

Y es que curiosamente el origen de su nombre viene del antiguo germánico y significa:

“El que apoya” o “el que guía”.

Sin saberlo, Gustavo ya estaba haciendo honor a su nombre. Cada vez que escuchaba a alguien con atención y cada vez que compartía una historia con verdad.

Jota quizá todavía no sabía qué quería ser, pero tenía un amigo que lo escuchaba, que con sus preguntas le animaba y, por supuesto, le apoyaba siempre en todo. Y eso, aunque no se estudia en ninguna universidad, es uno de los mejores regalos del mundo.

Gustavo: El nombre que guía y apoya

Este nombre tiene raíces específicamente del antiguo nórdico “Gústárf” y se interpreta como “apoyo de los guerreros” o, de manera más general, “bastón real” o “protector real”. Es un nombre que evoca liderazgo, apoyo emocional y fuerza.

El día de su onomástica, en algunos calendarios, se celebra el 3 de agosto.

¿Y sabías? Aunque es menos común, pero en femenino existe la variante Gustava. Por otra parte, Gustavo se mantiene bastante parecido en varios idiomas. En inglés puede encontrarse como Gustav y en los países nórdicos como Gustaf.

Gustavo Adolfo Bécquer: Una personalidad que ha dejado huella en la literatura

Una de las figuras más emblemáticas y queridas del Romanticismo tardío en España es Gustavo Adolfo Bécquer. Su obra, aunque breve, dejó huella en la imborrable literatura en lengua castellana, especialmente en el género de la poesía y prosa lírica.

Gustavo Adolfo Bécquer nació en Sevilla en el año 1836, con el nombre de Gustavo Adolfo Domínguez Bastida, y adoptó el apellido Bécquer, de origen flamenco, que era el segundo de su padre y le daba un aire más distintivo. Bécquer es principalmente conocido por sus “Rimas”, una colección de breves pero intensamente líricos que exploran temas universales como el desamor, la naturaleza, la soledad, la muerte y el misterio de la creación poética. Sus “leyendas”, narraciones en prosa de carácter fantástico, histórico o sobrenatural, también son una parte fundamental de su legado. En ellas, Bécquer despliega una prosa sugerente y explora los límites entre la realidad e imaginación.

Gustavo Adolfo Bécquer fue un famoso escritor romántico español. / Fuente: Gemini

Gustave Moreau: El pintor francés

En el mundo del arte, uno de los nombres que suenan sin duda es Gustave Moreau. Este pintor francés del siglo XlX que desde temprana edad desarrolló una profunda inclinación por el dibujo. Su formación artística estuvo marcada por un profundo estudio de los maestros clásicos y un interés particular por la historia del arte y la literatura. Moreau se nutrió de las narrativas mitológicas, las leyendas bíblicas y las alegorías, transformándolas en complejas composiciones pictóricas.

Aunque él era francés y nunca vivió en España, Gustave Moreau se sintió muy atraído por el arte español del Siglo de Oro, especialmente por la obra de Francisco de Goya y Diego Velázquez. / Fuente: Gemini

¿Y qué pasa con la rana Gustavo?

Para muchos papás y mamás, el nombre Gustavo también les saca una sonrisa por un motivo nostálgico: ¡La rana Gustavo! Así se conocía en España y en algunos países de Latinoamérica al simpático personaje de los Teleñecos o The Muppets.

En realidad, su nombre original en inglés es Kermit the Frog, pero en los años 80 y 90 fue adaptado como la rana Gustavo, y así se quedó en el corazón de toda una generación. Un personaje que, además, también encarna muy bien el significado del nombre: empatía, inteligencia, apoyo y de gran corazón.

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