Aprender los colores y las formas en un museo, un plan genial para huir del calor

Una visita en familia al Museo del Traje puede convertirse en uno de esos planes sorprendentemente divertidos independientemente de la edad que se tenga.
Campamento urbano en un museo

Dentro de los posibles y apetecibles planes del verano en Madrid, acercarse a uno de sus magníficos museos es siempre una gran idea. Sobre todo si hablamos de museos poco transitados por el público a pesar de las interesantes propuestas que muestran a todos los visitantes, incluidos los más pequeños.

Hoy nos detenemos en el Museo del Traje porque la reapertura de las salas de la exposición permanente ha traído muchas novedades, sobre todo dirigidas a las familias y a los más pequeños de la casa que van a poder aprender a través de recorridos específicos para ellos y de la mano de dos divertidos y curiosos ayudantes. 

El primer ayudante de la exposición se llama Gus y como casi podemos adivinar por su nombre, se trata de un gusano de seda. Uno de los millones de gusanos de seda que han fabricado a lo largo de la historia la seda, uno de los tejidos que más se puede ver en las prendas que expone el museo.

El segundo ayudante que se ha creado para acompañar a los más pequeños se llama Indi y no es un aventurero arqueólogo, sino una planta de índigo, muy famosa por ser la creadora del pigmento textil que da lugar al tinte añil, un conocidísimo tipo de azul que se ha utilizado en innumerables prendas a lo largo de la historia de la humanidad, en incontables culturas y épocas.

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Por qué es interesante llevar a los niños a un museo

La respuesta es muy sencilla, porque están divirtiéndose, entretenidos con las propuestas pero al mismo tiempo, no van a dejar de aprender si tenemos en cuenta por ejemplo la pedagogía Montessori.

Fomentar la capacidad que tienen los niños de aprender a través del juego, de forma fluida, a su propio ritmo, ofreciéndole un ambiente estimulante, es uno de los principios de esta pedagogía y es lo que se trabajan desde instituciones culturales como son los museos que organizan actividades y desarrollan recorridos para los niños en función de su edad y su madurez.

Jugar y aprender estas vacaciones de verano

Para los pequeños de entre 3 y 6 años, se pueden recorrer los colores de las telas, los tejidos y la ropa, aprendiendo a identificar los colores primarios y las mezclas que dan lugar a todo el arco cromático y fomentando que el niño utilice su imaginación y la exprese de forma lúdica.

Se pueden ir reconociendo las formas y las siluetas en los trajes, los volúmenes e incluso se empieza a hablar de la construcción de la propia imagen personal.

Se aprende a identificar las prendas de ropa, calzado y complementos así como los distintos usos. 

Entre los 7 y los 12 años, en el Museo del Traje se recorren las profesiones relacionadas con el sector textil y la industria de la moda, se aprende sobre algunos procesos industriales y se plantean los hábitos de consumo en cada contexto, se aprende a contextualizar el traje en el momento histórico y se plantea la idea de “moda” de una forma muy amplia.

La ropa a estas edades les puede dar o quitar seguridad en sí mismos, ya empiezan a elegir lo que quieren vestir cada día por lo que no está de más hablar con ellos de forma amena sobre estos conceptos, sobre moda, sobre la importancia que le dan a la opinión de los demás, sobre su propio individualismo y como lo expresan a través de la ropa.

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