Enema en el parto: ¿qué debemos saber sobre esta práctica?

Este líquido introducido por vía anal es muy efectivo para vaciar el colón, pero muchas mujeres dudan si ponérselo por pudor y por si conlleva algún riesgo.
Enema en el parto: ¿qué debemos saber sobre esta práctica?

Una de las decisiones que la embarazada debe tomar durante el parto es si ponerse un enema o no. La palabra da respeto a priori, suena peor cuando se explica pero vamos a intentar explicarlo para que no te quedes en lo superficial y salgas de dudas al respecto.

Un enema es un líquido que se administra por vía anal y que tiene un efecto casi inmediato en el organismo, provocando una reacción en este que se traduce por el deseo irrefrenable de ir al baño. El enema es, por lo tanto, una vía muy eficaz para vaciar el colon. Se puede administrar por motivos de salud o con fines higiénicos fundamentalmente. También como parte de otras terapias pero en el caso de las embarazadas los dos mencionados son las causas principales para utilizar un enema.

En líneas generales, la mayoría del personal médico que atiende el parto se lo recomienda a las gestantes por su higiene y su comodidad ya que es muy probable que en la fase del expulsivo su cuerpo tenga esa misma necesidad de vaciar el colón, siendo un momento mucho mejor propicio para ello. Ya no solo por higiene, que también, sino porque un exceso de heces retenidas podrían dificultar que la cabeza del niño encaje como debe.

Sobre todo se hace muy recomendable en casos de partos inducidos y también si en la fase final de la gestación la mamá ha sufrido estreñimiento, y no es indispensable si ha ido al baño recientemente o ha sufrido un cuadro de diarrea en los días anteriores. Aunque es posible que en casos así también lo recomiende la matrona que asista al parto. La decisión final de si ponérselo o no, salvo que el personal médico considere que es indispensable, corre a cargo de la embarazada.

Ventajas

Las ventajas de ponérselo, como decíamos, son varias. Por un lado, la tranquilidad y la comodidad para la madre de saber que su colón está vacío. Por otro, la seguridad de que una acumulación de heces no dificultará en nada la fase final del parto ni tampoco generará una necesidad desagradable en el momento menos indicado.

Además, a estas hay que añadir otras posibles ventajas como el hecho de que al movilizarse el intestino se desencadena una reacción y el parto se acelere. Ponerse el enema no ha demostrado que genere más infecciones, ni tampoco molesta al feto ni nada por el estilo, pero a veces el pudor puede más que estas ventajas y hay mujeres que no se lo ponen.

Lo más aconsejable en cualquier caso es que al comienzo del parto, cuando todavía estás dilatando y te queda un rato por delante, le preguntes con absoluta transparencia y honestidad al personal médico que atienda tu parto porque están muy acostumbradas y resolverán encantadas tus dudas. Además, te darán su opinión in situ, que es una de las más cualificadas al respecto.

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