Así influyen los nombres de los padres en la elección del nombre de un bebé, según una psicóloga

¿Qué consecuencias puede tener para un niño o niña llevar el mismo nombre que su padre, que su madre u otro familiar? Te las contamos.
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¿Vas a tener un bebé y has pensado llamarle igual que tú, que su padre, que su madre o igual que algún otro familiar? Esta tendencia, la de poner el mismo nombre de la madre o el padre a los hijos ha vuelto a ponerse de moda.

Esta costumbre que se remonta a muchos siglos atrás estuvo a punto de desaparecer pero hoy son muchos los progenitores que han decidido retomarla.

En la mayoría de las ocasiones, las razones de esta decisión apuntan al deseo de rendir homenaje al familiar que inspira el nombre. Esto hace que se potencie el sentido de pertenencia a la familia y en el caso de niños adoptados, esta tendencia suele ser bastante frecuente y resulta positiva.

Por otra parte, otras investigaciones indican que poner el mismo nombre que el padre a un bebé pronostica una buena relación entre ambos e, incluso, las mismas investigaciones van todavía más allá al asegurar que estos niños tienen menos problemas de conducta.

Unos padres con su bebé recién nacido - Getty Images/iStockphoto

"Conviene reflexionar sobre cuál es el motivo de querer poner el mismo nombre que el padre o la madre a un niño"

Sin embargo, otros expertos consideran que repetir un nombre que ya existe en la familia cuando llega un nuevo miembro no es una buena idea.

Es lo que opina la psicóloga Mayte Helguera: “Detrás de la inclinación de los padres o madres de que su hijo o hija recién nacidos lleven su mismo nombre o el de algún familiar cercano hay un propósito y esto conlleva la mayoría de las veces expectativas y proyecciones, muchas veces inconscientes”, afirma la psicóloga en un artículo publicado en el portal Guía Infantil.

Helguera apunta que conviene reflexionar sobre cuál es el motivo que lleva a los padres a hacer esta elección, “ya que hacer consciente lo que les moviliza a elegir su mismo nombre revela, en ocasiones, razones que tienen que ver con el ego, con la necesidad de perpetuarse a través del hijo y con proyecciones de todo tipo”.

Según la misma psicóloga, es conveniente valorar estas cuestiones para evitar que el nuevo ser cargue con proyecciones o se convierta en una versión mini del original.

“Para el niño puede tener ciertas consecuencias psicológicas si no se satisfacen las expectativas del progenitor que eligiendo su propio nombre pretende perpetuar su destino”, opina Helguera.

Además, de forma pragmática, la psicóloga añade que parece poco práctico que en la familia haya dos personas con el mismo nombre: ¿Carlos?¿Cuál de los dos, el padre o el hijo?. “Este tipo de confusiones en ocasiones lleva al uso de diminutivos: de Carlos (el padre) a Carlitos (el hijo) y así el hijo se convierte en la versión reducida del padre..., algo así como el original y la copia”.

Una madre con su bebé - Getty Images/iStockphoto

"Poner al bebé el nombre de un familiar fallecido no es buena idea"

Por otra parte, en el caso de que el nombre elegido haga referencia a un familiar fallecido, un abuelo, un hermano, un tío… la misma psicóloga no lo considera tampoco nada conveniente y lo desaconseja de forma rotunda: “El dolor de la pérdida del ser querido y la forma de rendirle tributo o hacerle presente debe, por higiene emocional, seguir un curso distinto al de la llegada de un nuevo miembro a la familia”, sostiene contundente Helguera y apunta que “poner el mismo nombre del que se va al que llega es por un lado, una forma poco recomendable de gestionar el duelo y por otro, una forma de impregnar al nuevo ser de una energía que no le corresponde”.

"Es mejor apostar por un nombre diferente y creativo"

Por estas razones, Helguera recomienda apostar mejor por la creatividad y la diferenciación: “El nombre propio es como una especie de mantra. Una de las palabras que más escuchamos y más pronunciamos a lo largo de la vida. Es bueno elegirla bien y cuanto menos cargada de historia y condicionantes inconscientes por parte de los padres esté, mejor que mejor para el protagonista de esta historia, el hijo”, opina.

En cualquier caso, tuya es la decisión de poner o no poner tu mismo nombre o el de otro familiar a tu bebé, aunque no está de más conocer las posibles consecuencias que esta decisión puede conllevar y en tu decisión también puede ayudarte conocer el criterio para elegir el nombre perfecto para tu bebé según los expertos en lingüística cognitiva. 

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