Ofrecer agua de anís a los bebés como remedio para los cólicos es una práctica que ha perdurado a lo largo de generaciones. Sin embargo, a pesar de su popularidad, es crucial entender los riesgos asociados a su uso, especialmente en bebés lactantes.
En este artículo exploraremos por qué el agua de anís, aunque tradicionalmente utilizada, no es una opción segura para calmar los cólicos del bebé.
El uso tradicional del agua de anís en bebés

El agua de anís ha sido un remedio casero comúnmente utilizado para aliviar los cólicos en bebés. Su uso se asemeja al del agua de manzanilla, otra infusión popular para calmar malestares digestivos y nerviosismo en los pequeños. Las propiedades del anís, conocidas por sus efectos calmantes y antiespasmódicos, han hecho que muchos padres recurran a esta bebida en busca de alivio para sus hijos.
La preparación del agua de anís implica la infusión de semillas de anís en agua caliente. Las variedades más comunes utilizadas son el anís verde y el anís estrellado, cada una con sus propias características. Sin embargo, es importante destacar que no todas las variedades de anís son seguras para los bebés, y la elección incorrecta puede tener consecuencias graves.
A pesar de su uso extendido, muchos expertos en pediatría desaconsejan el uso de agua de anís en bebés, especialmente en aquellos menores de 12 meses. La preocupación radica en los posibles efectos adversos que esta infusión podría tener en el sistema digestivo y neurológico del bebé, lo que nos lleva a cuestionar la seguridad de este remedio tradicional.
¿Qué es el agua de anís?
El agua de anís se prepara al infundir semillas de anís en agua caliente, creando una bebida que se ha utilizado durante generaciones para tratar cólicos en bebés. Esta infusión se valora por sus propiedades calmantes y antiespasmódicas, que teóricamente podrían aliviar el malestar estomacal y ayudar a los bebés a dormir mejor.
Las semillas de anís provienen de dos variedades principales: el anís verde, también conocido como anís común, y el anís estrellado. Mientras que el anís verde es generalmente seguro en pequeñas cantidades, el anís estrellado presenta riesgos significativos debido a la posibilidad de contaminación con variedades tóxicas.
La popularidad del agua de anís como remedio para los cólicos refleja una tradición de confianza en los remedios naturales. Sin embargo, la falta de evidencia científica sobre su eficacia y seguridad en bebés plantea serias dudas sobre su uso. La práctica de ofrecer agua de anís a los bebés debe ser reconsiderada a la luz de los riesgos potenciales.
¿Cómo se prepara el agua de anís para bebés?
La preparación del agua de anís para bebés es un proceso sencillo, pero que requiere precaución. Se comienza hirviendo agua y añadiendo una pequeña cantidad de semillas de anís, permitiendo que se infusionen durante unos minutos. Posteriormente, se cuela la mezcla para eliminar las semillas antes de ofrecerla al bebé.
Es crucial utilizar la cantidad mínima de anís y asegurarse de que el tipo de anís utilizado sea seguro. El anís verde es generalmente más seguro que el anís estrellado, pero incluso este debe usarse con moderación y bajo la supervisión de un profesional de la salud. La dosis y la frecuencia de administración deben ser cuidadosamente controladas.
A pesar de la simplicidad del proceso, los riesgos asociados con el uso de agua de anís para bebés son significativos. La posibilidad de contaminación cruzada con anís estrellado tóxico hace que esta práctica sea potencialmente peligrosa, especialmente cuando se desconoce la fuente exacta y la calidad de las semillas utilizadas.
Entendiendo los cólicos del lactante

Los cólicos del lactante son una fuente de gran preocupación para los padres, caracterizados por episodios prolongados de llanto inexplicable en bebés aparentemente sanos. Estos episodios suelen presentarse al final del día y pueden durar varias horas, causando angustia tanto al bebé como a los padres.
A pesar de su prevalencia, los cólicos no son una condición médica con una causa identificable. Se definen por la regla de los tres: llanto durante más de tres horas al día, al menos tres días a la semana, durante al menos tres semanas. Esta definición ayuda a los profesionales de la salud a diagnosticar la condición, descartando otras causas de llanto.
La falta de una causa clara para los cólicos ha llevado a los padres a buscar remedios alternativos, como el agua de anís, en un esfuerzo por aliviar el malestar de sus hijos. Sin embargo, es importante recordar que los cólicos suelen resolverse por sí solos con el tiempo y no suelen tener consecuencias a largo plazo para el bebé.
¿Qué son los cólicos del bebé y por qué se producen?
Los cólicos del bebé son episodios de llanto intenso e inconsolable que se producen sin una causa aparente. Aunque afectan a un porcentaje significativo de bebés, la comunidad médica aún no ha identificado una causa específica para estos episodios. Se cree que factores como la inmadurez del sistema digestivo y el estrés ambiental podrían contribuir a su aparición.
El llanto asociado con los cólicos suele comenzar a las pocas semanas de vida y puede durar hasta los tres o cuatro meses de edad. Durante estos episodios, los bebés pueden mostrar signos de malestar, como encogerse de piernas, retorcerse y tener el abdomen tenso. Estos síntomas pueden ser angustiantes para los padres, que a menudo se sienten impotentes para ayudar a su bebé.
A pesar de la falta de una causa clara, los cólicos no son un signo de mala salud ni indican un problema subyacente grave. La mayoría de los bebés superan esta fase sin complicaciones, y los padres pueden encontrar consuelo en el hecho de que los cólicos son una etapa temporal en el desarrollo del bebé.
Diagnóstico y prevalencia de los cólicos en bebés
El diagnóstico de cólicos en bebés se basa en el patrón y la duración del llanto, siguiendo la regla de los tres. Es esencial descartar otras causas de llanto, como el hambre, la incomodidad o problemas de salud subyacentes, antes de concluir que un bebé sufre de cólicos.
Se estima que entre el 10% y el 20% de los bebés experimentan cólicos, independientemente de si son alimentados con leche materna o fórmula. Esta prevalencia sugiere que los cólicos son una parte normal del desarrollo en algunos bebés, aunque las razones exactas de su aparición siguen siendo desconocidas.
A pesar de la angustia que los cólicos pueden causar, los pediatras generalmente tranquilizan a los padres asegurándoles que esta fase pasará. En la mayoría de los casos, los cólicos no tienen un impacto duradero en la salud del bebé, y los padres pueden adoptar diversas estrategias para manejar los episodios de llanto y apoyar a su hijo durante este tiempo. Aquí os dejamos una guía sobre cómo evitar los cólicos del lactante.
Riesgos asociados al uso de agua de anís en bebés

El uso de agua de anís para aliviar los cólicos en bebés ha sido cuestionado por la comunidad médica debido a los riesgos potenciales asociados. Aunque el anís tiene propiedades que podrían ser beneficiosas, el peligro radica en la posibilidad de contaminación y los efectos adversos que pueden surgir de su consumo.
Entre los riesgos más significativos se encuentra la contaminación cruzada entre variedades de anís. El anís estrellado, en particular, puede estar contaminado con anís estrellado japonés, una variedad tóxica que contiene compuestos peligrosos para el sistema nervioso. Esta contaminación puede ocurrir durante el proceso de cultivo, recolección o procesamiento.
Los efectos adversos del consumo de anís estrellado contaminado en bebés son graves e incluyen síntomas neurológicos como convulsiones, irritabilidad y vómitos. Estos síntomas pueden ser alarmantes y requieren atención médica inmediata, lo que subraya la necesidad de precaución al considerar el uso de agua de anís en bebés.
¿Por qué el agua de anís no es muy seguro en bebés?
El agua de anís no es segura para los bebés debido a los riesgos asociados con su consumo. Uno de los principales problemas es la presencia potencial de toxinas en el anís estrellado, que pueden causar efectos neurológicos graves en los pequeños. Estas toxinas pueden provocar síntomas como convulsiones y vómitos, poniendo en peligro la salud del bebé.
Además, la falta de regulación en la producción y venta de anís estrellado aumenta el riesgo de contaminación cruzada con variedades tóxicas. Incluso pequeñas cantidades de anís estrellado japonés pueden ser peligrosas, lo que hace que sea esencial evitar el uso de agua de anís en bebés, especialmente en aquellos que son muy pequeños o tienen sistemas inmunológicos inmaduros.
La comunidad médica desaconseja el uso de agua de anís como remedio para los cólicos debido a estos riesgos. En lugar de recurrir a remedios potencialmente peligrosos, se recomienda que los padres busquen alternativas más seguras y consulten con un pediatra antes de administrar cualquier remedio herbal a sus bebés.
Posibles efectos adversos del anís estrellado
El anís estrellado, especialmente cuando está contaminado con la variedad japonesa, puede causar una serie de efectos adversos en los bebés. Estos efectos se deben a la presencia de toxinas que afectan el sistema nervioso central, lo que puede resultar en síntomas graves y potencialmente mortales.
Entre los efectos adversos más comunes se encuentran convulsiones, irritabilidad extrema, vómitos y movimientos espasmódicos. Estos síntomas pueden aparecer poco después de la ingestión y requieren atención médica urgente. La gravedad de estos efectos subraya la importancia de evitar el uso de anís estrellado en bebés.
Además de los efectos neurológicos, el consumo de anís estrellado contaminado también puede causar problemas gastrointestinales, como diarrea y malestar estomacal. Estos síntomas pueden agravar el malestar del bebé y complicar aún más la situación, lo que refuerza la necesidad de precaución al considerar el uso de esta infusión.
Contaminación cruzada y tipos de anís
La contaminación cruzada entre diferentes tipos de anís es un problema significativo que contribuye a los riesgos asociados con el uso de agua de anís en bebés. El anís estrellado chino (Illicium verum) es generalmente considerado seguro en pequeñas cantidades, pero puede estar contaminado con anís estrellado japonés (Illicium anisatum), que es altamente tóxico.
La dificultad para distinguir entre estas dos variedades de anís aumenta el riesgo de contaminación. A menudo, los consumidores no pueden identificar visualmente la diferencia entre el anís seguro y el tóxico, lo que hace que la compra de anís estrellado sea arriesgada sin una fuente confiable.
Para evitar los riesgos asociados con la contaminación cruzada, es crucial adquirir anís de proveedores de confianza que puedan garantizar la pureza y seguridad del producto. Sin embargo, dada la gravedad de los posibles efectos adversos, muchos expertos recomiendan evitar por completo el uso de anís estrellado en bebés y considerar alternativas más seguras.
Alternativas para calmar los cólicos del bebé

Dado el riesgo asociado con el uso de agua de anís, es importante considerar alternativas más seguras para aliviar los cólicos en bebés. Existen varias opciones que los padres pueden explorar para proporcionar consuelo a sus hijos sin recurrir a remedios potencialmente peligrosos.
Las infusiones seguras, como el agua de manzanilla, pueden ser una opción viable en algunos casos, siempre bajo la supervisión de un profesional de la salud. Además, técnicas de consuelo como el uso de masajes, cambios de posición y la creación de un ambiente tranquilo pueden ser efectivas para calmar a un bebé con cólicos.
Es esencial recordar que los cólicos son una fase temporal en el desarrollo del bebé y que, en la mayoría de los casos, no requieren intervención médica. Sin embargo, si los episodios de llanto son persistentes o preocupantes, es fundamental consultar a un pediatra para descartar otras causas y recibir orientación adecuada.
Otras infusiones seguras: el caso del agua de manzanilla
El agua de manzanilla es una infusión que, a diferencia del agua de anís, se considera generalmente segura para su uso en bebés bajo ciertas condiciones. La manzanilla tiene propiedades calmantes y puede ayudar a aliviar el malestar digestivo leve, lo que la convierte en una alternativa popular para calmar a los bebés.
Al preparar agua de manzanilla, es importante utilizar solo flores de manzanilla de alta calidad y asegurarse de que la infusión sea ligera. La dosis debe ser mínima y administrada solo bajo la supervisión de un profesional de la salud, especialmente en bebés menores de seis meses.
Aunque el agua de manzanilla puede ser una opción más segura, es crucial recordar que cada bebé es diferente y puede reaccionar de manera distinta a los remedios herbales. Por ello, siempre es recomendable consultar con un pediatra antes de introducir cualquier infusión en la dieta de un bebé. Aquí te dejamos una guía completa sobre la infusión de manzanilla para bebés.
Técnicas de consuelo recomendadas para los cólicos
Existen varias técnicas de consuelo que pueden ayudar a calmar a un bebé con cólicos sin recurrir a remedios herbales. Una de las más efectivas es el uso de masajes suaves en el abdomen del bebé, lo que puede ayudar a liberar gases y aliviar el malestar digestivo.
Cambiar la posición del bebé también puede ser beneficioso. Sostener al bebé en posición vertical después de las comidas o acostarlo boca abajo sobre las rodillas mientras se le acaricia la espalda puede proporcionar alivio. Además, crear un ambiente tranquilo con luces tenues y sonidos suaves puede ayudar a reducir el estrés tanto del bebé como de los padres.
El contacto piel con piel y el uso de un portabebés para llevar al bebé cerca del cuerpo del cuidador también pueden ser reconfortantes. Estas técnicas no solo ayudan a calmar al bebé, sino que también fortalecen el vínculo entre el bebé y los padres, proporcionando un apoyo emocional crucial durante los episodios de cólicos.
Cuándo consultar al médico por cólicos del bebé

Aunque los cólicos son una fase común y generalmente inofensiva en el desarrollo del bebé, hay situaciones en las que es necesario consultar a un médico. Si los episodios de llanto son extremadamente intensos, prolongados o acompañados de otros síntomas preocupantes, es importante buscar atención médica.
Los padres deben estar atentos a signos de que el bebé podría estar experimentando un problema de salud subyacente, como fiebre, vómitos persistentes, diarrea o pérdida de peso. Estos síntomas pueden indicar que el llanto no se debe solo a cólicos y que se requiere una evaluación médica más detallada.
Además, si los padres se sienten abrumados o inseguros sobre cómo manejar los cólicos, no deben dudar en buscar el apoyo de un pediatra. Un profesional de la salud puede proporcionar orientación valiosa y tranquilidad, ayudando a los padres a navegar esta etapa desafiante con confianza y seguridad.