Bullying es una palabra anglosajona que ha ganado popularidad en los últimos años, pero que refleja algo que se lleva dando muchísimo tiempo más. El acoso escolar es una realidad con la que tienen que lidiar familias y centros educativos y que, desgraciadamente, ha aumentado mucho últimamente. Las causas que están detrás de él pueden ser múltiples, como múltiples son también las señales que muestran las víctimas cuando lo sufren y que, a menudo, se callen.

Aunque ningún centro educativo está exento del riesgo de sufrir algún caso de acoso escolar, los especialistas insisten en que el tamaño podría ser desencadenante: cuanto más grande sea, más riesgo existe. ¿Por qué? No podemos definir bien las causas, aunque podría ser la posible insuficiencia de control y vigilancia por parte del personal adulto del propio centro.
Las causas más probables de acoso escolar
Las causas o desencadenantes del acoso escolar son, como decimos, varias, aunque podríamos agruparlas en tres grupos muy generales: causas escolares, familiares y personales.
En la parte del ámbito familiar, por ejemplo, la ausencia de uno de los progenitores o el uso de la violencia por parte de alguno de los dos puede provocar el nacimiento de actitudes agresivas en los niños.
Asimismo, una mala relación entre padres e hijos, la separación de los progenitores mal gestionada, las tensiones matrimoniales, una desfavorable situación socioeconómica, el uso de la violencia como forma de educar, la ausencia de rutinas y de organización diarias o la falta de valores, límites y normas pueden ser también desencadenantes de una actitud agresiva en el niño.
En cuanto a las causas escolares, sobre todo tienen que ver con que los niños vean faltas de respeto, amenazas o humillaciones hacia otros compañeros o entre profesores: es un clima favorecedor para que aparezcan ese tipo de conductas.
Y, por último, las causas personales, las que tienen que ver directamente con el niño: no hace falta que viva una situación desestructurada en casa o que sean testigos de algún tipo de violencia en el colegio, para que aparezca una conducta abusadora. A veces, tiene que ver con su persona: sufrir estrés o ansiedad, entre otras enfermedades mentales, también pueden ser causas.
Aunque estos son los factores más comunes que pueden desembocar en acoso escolar, es importante estudiar cada caso concreto para conocer las causas exactas que se esconden detrás de esa agresividad.
¿Qué señales muestra un niño que está siendo víctima de acoso escolar?

El caso del bullying físico es el más fácil de detectar porque, probablemente, el niño acudirá a casa con marcas corporales que lo evidencien. Pero, las marcas emocionales son, además de más dañinas, mucho más difíciles de detectar.
A una víctima de acoso escolar le costará mucho verbalizar que está sufriendo acoso, por eso, es importante que los padres tengan en cuenta la observación y la comunicación con los niños. Es importante que la familia estén atentos porque, un cambio de conducta en sus hijos es un gran signo de sospecha.
Estas son algunas pistas que podrían hacer saltar las alarmas:
- No quiere ir al colegio y suele poner excusas para quedarse en casa.
- Su humor es distinto, está más triste, serio, apático o irritado.
- Muestra menos interés por actividades que antes sí disfrutaba.
- Siente ansiedad o estrés.
- Hace comentarios en los que expresa preocupación e inseguridad (que antes no hacía).
- Su rendimiento escolar es menor ya que le cuesta trabajo concentrarse o ha perdido el interés por estudiar.
- Duerme peor o incluso sufre pesadillas.
- En cuanto a la comida, o pierde el apetito o bien come de forma impulsiva.
- También presentar señales físicas como heridas, rasguños o moratones.