Mi niño no come por miedo a tragar: qué es la fagofobia

Muchas veces pensamos que un niño que no quiere comer podría tener problemas de alimentación. Pero, ¿sabías que hay algunos niños que tienen fobia a tragar? A continuación, te detallamos qué es la fagofobia.
Mi niño no come por miedo a tragar: qué es la fagofobia

¿Llega la hora de la comida y tu hijo se angustia, no quiere comer y tiene miedo a atragantarse? Puede ser que esté padeciendo una fobia alimentaria llamada fagofobia

 

La fagofobia es un miedo irracional o fobia específica a tragar o atragantarse. Se trata de un problema psicológico que afecta a niños, aunque puede darse en adultos en algún caso aislado. Los niños que experimentan fagofobia pueden tener dificultades para comer o beber por el temor a atragantarse o a ahogarse. Incluso, pueden evitar ciertos alimentos y mostrar ansiedad a la hora de comer.

¿Por qué aparece?

La fagofobia puede tener múltiples causas de tipo biológico, psicológico y ambiental. Algunos factores desencadenantes son:

  • Vivir una experiencia traumática con el atragantamiento de algún alimento al comer, (generalmente en la infancia).
  • Presenciar y ser testigo del atragantamiento de otra persona.
  • Tener miedo a vomitar y a sentir dolor.
  • Pasar por una gastroenteritis o enfermedad relacionada a algunos alimentos que genere ese miedo a tragar.
  • Tener una mayor sensibilidad sensorial a ciertas texturas o sensaciones en la boca.
  • Padecer de ansiedad generalizada. Los niños ansiosos pueden ser más propensos a desarrollar miedos específicos como el miedo a tragar.

¿Cuáles son los síntomas?

  - Istock

Según cada persona la fagofobia se experimenta con más o menos intensidad. Algunos de los síntomas más comunes son: náuseas, sequedad en la boca, sudoración, taquicardias, estrés, arcadas, sensación de ahogo, impresión de que la faringe se cierre e incluso dificultad para respirar. En casos más fuertes también pueden producirse vómitos, lo que no ayuda absolutamente en nada con el miedo a tragar.

Todos estos signos suelen iniciarse ya antes de sentarse a comer. De hecho, es posible que el niño vaya empezando a sentir los síntomas según se vaya aproximando la hora de la comida, comience a pensar en ello y se genere en él una sensación de malestar. Y es ese malestar o angustia el que produce una ansiedad que hace que los síntomas vayan apareciendo.

¿Qué consecuencias puede tener?

Niño con ansiedad - Graham Oliver

Si percibimos que nuestro hijo está padeciendo este problema debemos ayudarlo porque se trata de una complicación que puede generar diversas consecuencias si no se corrige como corresponde.

La fagofobia puede tener consecuencias tanto físicas como emocionales. En relación a lo primero, el niño podría sufrir de desnutrición, deficiencias nutricionales, pérdida de peso y problemas de crecimiento. A nivel emocional, la fagofobia puede generar una ansiedad intensa y constante en el niño especialmente durante las comidas, aislamiento social (al no poder compartir otros momentos con amigos y familia) e incluso depresión.

¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestros hijos?

Familia comiendo (Foto: iStock)

si sospechas que tu hijo puede estar experimentando fagofobia, existen ciertas recomendaciones a tener en cuenta:

  • Tener paciencia. Ante todo, debes mantener la calma, aunque el momento pueda superarte y preocuparte, de nada servirá regañar al niño y enfadarte con él si no es para aumentar el problema.
  • Ponerte en su lugar. Es importante para él que lo entiendas y que le hagas sabes que no vas a dejar que le ocurra nada malo. Deja que exprese lo que siente con libertad.
  • Comer en familia. Una buena idea para ayudar a tu hijo es que comáis juntos (mejor si todos coméis el mismo menú) y que creéis un buen ambiente para que entienda que es un momento de disfrute en el que no tiene por qué pasar nada malo.
  • Controlar los tiempos. Si tu hijo empieza a angustiarse en exceso y no consigue comer, es importante que ese momento no se alargue mucho y que más tarde vuelva a intentarlo.
  • No hablar del problema a otros delante de tu hijo. El peque puede darse cuenta y aunque no lo parezca el niño puede preocuparse de más cunado se dé cuenta de la preocupación.
  • Educar sobre la alimentación saludable. Enséñale a tu hijo sobre la importancia de una alimentación equilibrada y saludable. Consulta a un nutricionista para obtener pautas específicas y recomendaciones en función de las necesidades de tu hijo.
  • Pedir ayuda a un especialista. Si después de probar estas primeras medidas consideras que el problema no se soluciona, no dudas en pedir ayuda a un especialista en el tema.

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