“Alejandra tiene tres meses. Está empezando a toser y respira haciendo ruido “como un cerdito” por tener la nariz llena de mocos. Tiene un hermano mayor, Javier, de dos años, que acude a escuela infantil y lleva resfriado prácticamente todo el invierno. Pasan unos días y el niño va mejorando pero Alejandra cada vez está peor, respira más rápido y está comiendo menos. No tiene fiebre pero sus padres la notan cada vez más ahogada por lo que la llevan al pediatra que diagnostica una bronquiolitis”.
¿Qué es la bronquiolitis? ¿Quién la padece?

La bronquiolitis es la inflamación de los bronquiolos. Los bronquiolos son la parte más fina de las vías respiratorias. Cuando respiramos el aire pasa por la nariz, la garganta, la tráquea, que se divide en dos bronquios, y estos a su vez se van dividiendo como si fueran las ramas de un árbol hasta llegar a los bronquiolos.
Los lactantes (menores de 2 años), especialmente los menores de 6 meses.
¿Qué produce la bronquiolitis? Principales causas y síntomas
El principal virus responsable es el virus respiratorio sincitial, que en España es propio de los meses fríos ( de noviembre a marzo) aunque hay otros virus respiratorios (los que habitualmente producen catarros o resfriados) que pueden producirla.
La bronquiolitis suele empezar con síntomas de catarro imposibles de distinguir de un resfriado común. Los bebés suelen tener mucosidad, tos y congestión nasal. Es posible que tengan fiebre aunque suelen ser pocas décimas y, aunque algunos padres piensan que al estar afebriles la enfermedad no es grave, la realidad es que puede haber bebés con bronquiolitis moderadas o graves y sin fiebre. Progresivamente el catarro va empeorando y empiezan a aparecer síntomas como respiración rápida o rechazo del alimento, así como aumento de la tos.
Es muy importante tener en cuenta la edad y las enfermedades previas, puesto que, en bebés prematuros, menores de 3 meses o con problemas de corazón, pulmón o sistema inmunitario puede ser una enfermedad grave.
¿Cómo hacemos el diagnóstico de la bronquiolitis?
Con contarnos los síntomas y explorar al bebé podemos hacer el diagnóstico de bronquiolitis sin necesidad de hacer análisis de sangre, ni radiografías. Las pruebas solo están indicadas si se sospecha que se ha producido una complicación, como una neumonía.
Tratamiento de la bronquiolitis
El tratamiento de la bronquiolitis es el tratamiento de los síntomas que produce. La mayoría de los bebés de más de tres meses, sin prematuridad ni enfermedades previas pueden pasar la enfermedad en casa con estas medidas:
- Retirar la mucosidad de la nariz con lavados con suero fisiológico.
- Colocar al bebé en posición semi-incorporada, elevando el cabecero para ayudar a que respire mejor. Es importante recalcar que no se trata de poner una almohada, sino de elevar la parte del colchón donde el bebé apoya la cabeza, poniendo debajo por ejemplo una toalla enrollada.
- Ofrecer líquidos con frecuencia, en caso de bebés leche materna o artificial para evitar la deshidratación y favorecer que el moco esté fluido y se elimine mejor.
- Es normal que los bebés rechacen el pecho o biberón ya que, al tener la nariz taponada, y cerrarles la boca sentirán ahogo y soltarán el pecho o la tetina para poder respirar. Es recomendable hacer un lavado nasal antes de alimentarles y ofrecer pocas cantidades muy a menudo, para que no se canse.
Igual de importante que es saber cómo podemos tratar la bronquiolitis, es saber qué medidas no son útiles frente a esta enfermedad.

Existen una serie de medicamentos que sabemos por múltiples estudios no tienen utilidad en el tratamiento de la bronquiolitis: Los antibióticos (no tienen utilidad en las enfermedades víricas), los jarabes para la tos, los mucolíticos o los corticoides.
En ciertos casos se puede recomendar el uso de aerosoles, aunque esto generalmente queda reservado para bebés de más de tres meses y en los que hayamos comprobado que la auscultación del pulmón mejora tras su uso; esta medida debe indicarla el pediatra.
¿Qué síntomas vigilar? Cuándo acudir a urgencias
- Si el bebé tiene dificultad para respirar. Esto se nota si se marcan las costillas al respirar o respira muy deprisa o de forma muy ruidosa o agitada
- Si el bebé tiene mal color, está más pálido o tiene los labios y uñas están azulados.
- Si deja de comer o come muy poco.
- Si el bebé tiene fiebre alta ó difícil de controlar.