¿Es bueno envolver al bebé en un arrullo?
Siempre y cuando no se haga más allá de los dos meses de vida, se preste atención a la técnica y, sobre todo, se permita al pequeño mover sus caderas, es un accesorio al que los expertos no ponen objeción.
El arrullo es uno de los regalos que nunca falta en la planta de maternidad de un hospital (antes de la pandemia). En cuanto llega ese momento emocionante y único que es la visita de las abuelas y bisabuelas, sabes que hay muchísimas posibilidades de que haya hecho uno a mano, con el nombre bordado del recién nacido, por supuesto. Y si no lo han hecho ellas, acaba cayendo por algún otro lado. Es un clásico perenne, y como tal se sigue utilizando. Pero, ¿es bueno hacerlo?
Los expertos coinciden, en general, es que envolver al bebé con un arrullo le proporciona calma y seguridad en un entorno que desconocen casi por completo en las primeras horas de vida. Además, les ayuda también a regular la temperatura corporal, y hay estudios que insisten en que también favorece el sueño, seguramente en relación con todo lo anterior.
La Asociación Española de Pediatría, sin ir más lejos, incluye el arrullo, o una mantita en su defecto, en su lista de productos recomendados para llevar en la bolsa para el parto al hospital, y la Amercian Academy of Pediatrics también da su visto bueno al arrullo: “La AAP dice que cuando se hace correctamente, envolver al bebe puede ser una técnica eficaz para ayudar a tranquilizar al bebé y a promover el sueño”, indica en este artículo en su blog divulgativo.
Eso sí, en el mismo documento se advierte que “Los padres deben dejar de envolver a su bebé tan pronto como muestre señales de estar tratando de voltearse por sí solo”. Y es que el arrullo es un accesorio que se debe dejar de utilizar relativamente pronto en la vida del recién nacido, alrededor de los dos meses de edad, momento en el cual empezará a querer darse la vuelta.
Además, es importante tener en cuenta la calidad del arrullo -que sea suave y no muy grueso- y también cómo se envuelve correctamente al bebé con este complemento porque la técnica influye en la respuesta a la pregunta de si es bueno o no utilizarlo.
Técnica para utilizar el arrullo
En este sentido, tal y como apunta la AAP, se debe abrir y estirar completamente con la excepción de una esquina de la prenda. Posteriormente, se ha de poner al bebé bocarriba sobre el arrullo, con la cabeza en la esquina doblada. Después, enderezar el brazo izquierdo y envolver la esquina de ese lado sobre su cuerpo, entre el brazo y el costado derecho. Y por último, enderezar este brazo junto al cuerpo, y doblar la esquina derecha de la misma forma que la anterior, debajo del costado izquierdo del pequeño.
Se debe hacer sin apretar en exceso el arrullo o manta y, sobre todo, comprobando al terminar que el bebé puede mover sus caderas. Si puedes poner un par de dedos o tres entre el pecho del pequeño y la manta, está correctamente ejecutada la técnica.