¡Por fin vacaciones! Cuando se acerca el verano, es hora de evitar que los más pequeños sufran una quemadura solar grave. Es sumamente aconsejable seguir ciertas recomendaciones dadas por expertos para reducir al máximo el daño de los rayos ultravioleta y, para que, sobre todo, los niños se acostumbren tanto al protector solar como a llevar sombrero durante todo el verano.
El uso de un protector solar es siempre fundamental. Y es aún más importante renovarlo y volverlo a aplicar de nuevo cada cierto tiempo, incluso aunque el protector solar sea resistente o muy resistente al agua. Esto significa básicamente que lo más recomendable es renovarlo cada 2 horas, y especialmente cada vez que el pequeño salga del agua o sude mucho.
Como manifiestan los dermatólogos, por lo general, los protectores solares resistentes al agua mantienen su eficacia durante 40 minutos como máximo, y los muy resistentes al agua lo hacen durante algo más de 80 minutos, aunque es cierto que todo dependerá de su composición.
Igualmente, el uso de un protector solar, aunque el cielo se encuentre nublado, es igualmente importante, puesto que los rayos solares pasan desapercibidos a través de las nubes, de manera que tendemos a pensar que no nos hace falta proteger nuestra piel, y, sin embargo, continúan estando ahí.
Pero cuando surgen síntomas como picazón, ardor, manchas rojas y descamación en la piel significa que, finalmente, se ha producido una quemadura solar, que consiste básicamente en una quemadura provocada por los rayos ultravioleta. Y no es necesario estar en la playa a mediados de agosto para que aparezca. Los cielos nublados, y el clima ventoso, únicamente evitan el paso de los rayos UV de forma parcial.

Consejos útiles para calmar y tratar las quemaduras solares en los niños
En primer lugar, es importante recordar no exponer a un niño al sol antes de los 3 años de edad, incluso aunque siempre se encuentre bien protegido. Pero si notamos que nuestro bebé, o niño pequeño, se ha quemado con el sol, es importantísimo reaccionar rápidamente.
En el caso de quemaduras solares de primer grado (las más comunes), se trata sobre todo de rehidratar al bebé o al niño y su delicada piel. Así, en un principio, es recomendable comenzar enjuagando la piel con agua fría, para eliminar cualquier rastro de sal marina, arena, polvo o cloro de la piscina, y aplicar un humectante calmante especialmente diseñado para la piel de los más pequeños.

Es igualmente recomendable repetir la operación varias veces al día, al menos hasta que la quemadura solar haya desaparecido por completo (algo que tomará alrededor de una semana, aproximadamente).
No obstante, si sospechas que se trata de una quemadura de segundo grado (uno de los síntomas más comunes es la formación de ampollas), es imperativo consultar al médico, para que pueda evaluar la extensión y gravedad de la quemadura.
Refresca y protege la piel quemada por el sol
El uso de una camiseta ligera, mantenida húmeda en agua fría, puede ayudar a reducir de forma significativa las quemaduras y el dolor. Evidentemente, no hace falta decir que ya no se debe exponer más la piel al sol, al menos hasta que se recupere completamente.
La aplicación de cremas calmantes “after sun” o emulsiones específicas para quemaduras pueden ser de muchísima ayuda.
Tan pronto como la inflamación haya disminuido, la piel dañada puede ser tratada con la ayuda de ungüentos y aceites.
¿Cómo prevenir las quemaduras solares en los niños?
No hay nada mejor que la prevención. Y el uso de un buen protector solar es importante, pero también lo es seguir una serie de pautas y consejos básicos que serán de muchísima utilidad a la hora de extremar al máximo las precauciones:
- En los bebés menores de un año lo más recomendable es mantenerlo siempre a la sombra. En cualquier caso, independientemente de la edad que tenga el niño, no deben exponerse al sol entre las 12 p.m. y las 4 p.m.
- Aplica protector solar varias veces al día, de la cabeza a los pies. Es bastante más aconsejable optar por un protector solar con la máxima protección (FPS 50), específicamente diseñado para ellos. Sin olvidarse de sus manos y pies, sobre todo en la parte de atrás de las rodillas, encima de las piernas, en los tobillos y las orejas (áreas, dicho sea de paso, a las que no solemos prestar la debida atención).
- No te olvides tampoco de un bálsamo protector labial para los labios.
- Repite la operación de volver a aplicar el protector solar siempre después de cada baño en el agua.
- Es aconsejable el uso de ropa fresca y ligera, preferiblemente de algodón. Además, el uso de un sombrero o gorro para niños protegerá su rostro y cuello, y las gafas de sol UV especiales también serán de utilidad para proteger sus delicados ojos (tanto en niños como en bebés).
La hidratación de los más pequeños es también imprescindible, por lo que, en aquellos lugares donde hace demasiado calor, es importantísimo darle al niño y bebé de beber en abundancia.