10 señales que indican que tu hijo podría necesitar gafas

Muchos niños pueden no ser conscientes de que su visión no es todo lo buena que debería. Aprende a detectar los primeros signos que indican que necesitan acudir al oftalmólogo.
Fotos: gafas para niños

En la mayoría de los casos los bebés no suelen presentar problemas de visión en primera instancia. Sin embargo, cada vez es mayor el número de niños que presentan dificultades para ver bien a temprana edad. Si bien en muchas ocasiones esta circunstancia pasa desapercibida, es posible reconocer algunos signos que indicarían que el niño necesita una revisión oftalmológica para recibir un diagnóstico preciso y, posiblemente, gafas.

Durante los primeros años de vida, los más pequeños no suelen ser conscientes de que su visión no es todo lo buena que debería, por lo que es probable que no lo comuniquen de manera directa. Ante esta circunstancia, no queda otra que prestar atención a la forma en la que se desenvuelven en diferentes situaciones, ya que este el único indicador con el que cuentan los padres.

10 señales de que existe algún problema en la visión

1. Ojos entornados

Si el niño tiende a cerrar los ojos ligeramente, como tratando de enfocar algo, puede evidenciar que está forzando la vista y, por lo tanto, que su visión no es del todo nítida.

2. Enrojecimiento de los ojos

Una de las principales consecuencias de forzar la vista es la irritación de los ojos.

3. Se frota los ojos con frecuencia

El picor puede ser un síntoma que puede evidenciar algún problema visual u ocular.

4. Parpadeo en exceso

Es importante consultar al pediatra o al oftalmólogo si el menor tiende a parpadear con mucha frecuencia. Este “tic” puede deberse a una mala refracción o a algún tipo de problema en la córnea.

5. Se acerca las cosas a los ojos

Si el niño trata de aproximar los objetos a los ojos más de lo normal o, aunque ya sabe leer con agilidad, sigue utilizando el dedo como guía, podría indicar que no es capaz de distinguir con claridad las cosas o una serie de palabras seguidas.  

6. Inclinación de la cabeza al fijar la vista

Ladear la cabeza es posible que ayude al menor a ver con mayor nitidez, lo que indicaría problemas en la percepción.

7. Tiene movimientos torpes o se cae mucho

Los problemas de visión afectan a la percepción espacial, por lo que es probable que el niño se golpee con objetos cercanos a menudo, no sea capaz de coger algunas cosas al primer intento y se caiga con frecuencia.

8. Tiene dolores de cabeza, náuseas o mareos

Aunque es cierto que el origen de un dolor de cabeza o un mareo puede deberse a múltiples factores, es un síntoma de un posible astigmatismo.

9. Tiende a ver la televisión muy de cerca

Los más pequeños pueden enfocar de cerca sin desarrollar cansancio ocular, pero esto puede ser también una señal de que a una distancia prudencial el niño no es capaz de ver las imágenes de la pantalla.

10. Comienza a bajar su rendimiento en la escuela

Los profesores también pueden detectar este tipo de problemas. El menor puede dejar de mostrar interés por el aprendizaje si tiene dificultades para ver la pizarra o el contenido de los libros.

Las anomalías en la vista más frecuentes

Las personas que tienen miopía son capaces de enfocar con claridad objetos cercanos, pero perciben de forma borrosa los lejanos. Es habitual que aumente progresivamente una vez ha aparecido. Unas lentes adecuadas permitirán al niño ver correctamente.

En este caso ocurre al revés que en los ojos miopes. Las personas hipermétropes encuentran dificultades a la hora de ver los objetos más cercanos. Con ayuda de unas gafas, el niño no podrá ver a la perfección.

La curvatura de la córnea de los astigmatistas es irregular, por lo que su visión está ligeramente deformada, apreciando zonas nítidas y otras más borrosas. En los casos más leves ni siquiera es necesario utilizar gafas.

Se considera ojo vago a aquel que no consigue desarrollar todo su potencial de agudeza visual. En ocasiones, esto ocurre porque puede existir una patología como miopía, hipermetropía o astigmatismo o bien por un problema de coordinación en los ojos. Los oftalmólogos definirán el mejor tratamiento para cada caso.

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