El libro ‘Dulces Sueños’ (Ed. Zenith) es el bestseller japonés que da las claves para que tu bebé duerma tranquilo y, por fin, tú puedas descansar. Una guía práctica y efectiva que se adapta a la edad y a las necesidades de cada niño para que podáis disfrutar de dulces sueños. “La realidad es que el sueño de los bebés es mucho más ligero que el de los adultos. Cuando descubras lo que sucede en el cerebro del bebé mientras duerme, entenderás por qué se despiertan cada hora”, escribe la autora en su libro, Etsuko Shimizu, referente nipona en sueño infantil.
Se ha generalizado la idea errónea de que los bebés duermen profundamente, lo que ha causado verdadera ansiedad y preocupación a los padres con niños de sueño ligero. Si es tu caso, tranquila, el descanso de los pequeños es uno de los temas que más angustia a las familias y, afortunadamente, existen distintas técnicas para que ni ellos ni tú paséis las noches en vela.
Etsuko Shimizu, referente del sueño infantil en Japón, ofrece su innovador método en su libro Dulces sueños, en donde además desmonta algunos de sus grandes mitos.
Cambia de hábitos
Algunas rutinas que aplicas para que tu bebé duerma pueden estar interfiriendo en su ritmo circadiano. ¿Qué es eso? Los cambios biológicos que experimenta a lo largo de un día, es decir, su propio reloj interno.
Según la experta japonesa, debes evitar las siguientes situaciones:
- Dejarle dormir pasadas las ocho de la mañana.
- Que esté despierto hasta después de las nueve de la noche, mientras sigues levantada.
- Pasar la tarde en una habitación muy iluminada hasta que llega el momento de acostarlo.
- Dejarlo dormir en el salón, con la luz y la televisión encendidas.
- Bañarle tarde porque prefieres hacerlo tú o tu pareja cuando llega a casa, aunque sea ya de noche.
- Sacarle poco a pasear y tenerle la mayor parte del tiempo en una habitación sin mucha luz natural.
- Cuando llora por la noche, intentar que se calme sacándolo a dar una vuelta en coche, ponerle música o jugar con él.
- Aprovechar para ver el móvil mientas intentas que se duerma.

Despertarle por la mañana
Para Etsuko Shimizu, despertar al bebé a las siete de la mañana todos los días le ayudará a instaurar ritmos regulares diarios. Si no eres una persona madrugadora, quizá te cueste un poco acometer esta tarea, pero la experta asegura que merecerá la pena.
Para levantarlo, hazlo de la siguiente manera:
- No enciendas la luz del cuarto, levanta las persianas para que entre luz natural. Si todavía no ha amanecido, enciende la luz.
- Nunca lo despiertes de forma brusca, como sacándolo de la cama. Intenta que sean los ruidos que vaya escuchando y la propia luz del día la que consigan activarlo. Puedes acariciar también la espalda, hablarle bajito, cantarle una canción…
- Espera a que abra los ojos y mire a su alrededor para cambiare el pañal o vestirle. Piensa que él, como tú, necesita su tiempo para desperezarse. ¿A quién le gusta levantarse con prisas y que le estén apremiando desde primera hora de la mañana?
Regula sus siestas
A partir de los dos meses de edad, intenta distribuir las siestas diarias de modo que haga tres: una por la mañana, otra al mediodía y la última por la tarde.
“A ser posible, lo mejor es que pase la mañana al aire libre, porque la luz del sol estimula el ritmo de la melatonina, la hormona que induce a la somnolencia por la noche”, explica la experta.
Por ejemplo, de 2 a 4 meses (te explicamos aquí cuánto debe dormir un bebé de 0 a 12 meses) podría realizar su primera siesta de 1 hora sobre las 9 de la mañana. La del mediodía, puede ser de 2 h y 30 min; y la de la tarde (antes de las 17:00), de 30 min a 1 h. A partir de los 5 o 6 meses de vida de tu bebé, retira la siesta de la tarde gradualmente; y a los 8 meses, sería conveniente que ya no hiciera esta.
Respecto a la siesta de la mañana, retírasela sobre el año o año y medio. A partir de los 4 o 5 años, puedes quitarle la del medio día si tampoco ves que la necesita. No dejes que haga siestas largas, sobre todo por la tarde, que no debería superar la media hora. Si fuera necesario, despiértalo.

Desmontando mitos
Si crees que los bebés duermen mejor si los acostamos tarde porque así tienen más sueño, te equivocas. Mantenerlos despiertos hasta tarde no solo interfiere con los ciclos de sueño, sino que también empeorará la calidad de este, que será más ligero en general.
“Los padres que empiezan a acostar a sus bebés más temprano suelen sorprenderse gratamente al ver que duermen mejor tanto por la noche como durante las siestas diurnas”, resalta Shimizu.
Bebés muy sensibles al ruido
Se trata de niños que necesitan sentirse muy seguros por lo que unos mimos antes de acostarle le vendrán muy bien.
“Acaríciale la frente ensentido descendente o dibujando círculos con el dedo. Cuando cierre los ojos, sigue acariciándolo y tocándolo y deja que se relaje poco a poco”, señala la puericultora.
Niños que reclaman la atención de mamá
Si tu hijo es de los que se te sube constantemente a tu regazo, te toca la cara y se niega a acostarse, para la experta, la mejor manera de gestionar su conducta es fingir que duermes: “Asegúrate de que no hay nada peligroso ni con lo que jugar en la habitación y hazte la dormida”.
Acabará rindiéndose, tumbándose en la cama y se dormirá.
Si se duerme con facilidad, pero se despierta a media noche
Shimizu explica en su libro que puede deberse a que durante el día no ve satisfechas todas sus necesidades.
Asegúrate de que antes de acostarle ha dado las buenas noches a todos sus muñecos y le has leído un cuento. Darle unas palmaditas suaves en el abdomen, la espalda o las nalgas también es efectivo, porque el ritmo constante induce somnolencia.

Tiempo para ti
Dedícate cinco minutos al día. “Sé plenamente consciente de esa pausa y disfrútala”, señala la experta. Antes de desplomarte en el sofá, sé consciente de que estás dedicándote esos cinco minutos para sentirte libre.
Prepárate una infusión u hojea tu revista preferida, como Ser Padres. No dejes pasar el tiempo sin más.
Si mamá está bien, todo está bien
Lucía, Mi pediatra, no se cansa de decirlo en sus vídeos y blogs y Etsuko Shimizu piensa de la misma manera.
Por ejemplo, si te encuentras demasiado cansada para dar el pecho a tu bebé y necesitas que tu marido te ayude, no pasa nada por que le des un biberón. No hay motivos para arrepentirte de lo que hayas decidido. “Descubrirás que siempre hay personas dispuestas a criticar tu decisión. Sin embargo, tú eres la única que sabe qué es lo mejor para tu bebé”, señala Shimizu.
Por su parte, Lucía, Mi pediatra, razona de una manera muy similar: “He aprendido a perdonarme y a darme todas las oportunidades que sean necesarias para ser feliz. Todas. Sin dejar pasar ni una. He aprendido a no juzgarme, ¡yo no! Ya me juzgarán los demás. Yo me hablo bonito, sí, he aprendido la importancia de hablarse bien, de tratarse bien y de decirse algo amable todas las noches antes de dormir: ‘Lo estás haciendo bien’. He aprendido a tomar decisiones por mí misma. Solo por mí. Porque solamente si soy feliz, puedo dar lo mejor de mí a los míos. Y eso no es egoísmo. Porque desde la apatía, la desilusión, la desesperanza y la tristeza, pocas cosas bonitas podré regalarles a mis hijos”.
Cómo puede ayudar el padre
Con dos reglas importantes: no interfiriendo en el sueño del bebé y apoyando a la madre.
Lo que NO hacer:
- Despertar al niño cuando llega a casa.
- Bañarlo después de las 8 de la tarde. Si el padre se encarga del baño y suele llegar de noche a casa, es mejor que lo haga por la mañana.
- Jugar con él o activarlo antes de dormir.
Lo que SÍ hacer:
- Hablar y escuchar a la madre.
- No frustrarse cuando el bebé llora por la noche.
- No quejarse por las tareas de la casa y colaborar.
- Dejar espacio para que la madre salga sola.
- Si el bebé no tiene que tomar el pecho, ayudarlo a conciliar el sueño de nuevo.