15 frases que no deberías decir a tu hijo (por su bien)

Tenemos normalizadas diferentes expresiones que, aunque creemos inofensivas, pueden hacer mucho daño emocional a un niño. Estas deberías eliminarlas YA de tu día a día.
niña llorando

Quien diga que la maternidad y la crianza son temas sencillos, está mintiendo. Aunque los expertos aseguran que son cada vez más los padres y madres concienciados con aportar una crianza consciente y respetuosa a su hijo, es inevitable utilizar el instinto en muchas ocasiones. Un instinto que nos lleva a imitar o repetir parámetros que vivimos nosotros cuando éramos pequeños y que, aunque no nos gustaría que vivieran nuestros hijos, nos salen de forma inconsciente.

Niña enfadada - Getty Images

Es el caso de muchas frases que tenemos totalmente normalizadas y que, sin embargo, no son del todo beneficiosas para el amor propio y para el autoconocimiento emocional de los niños. Frases que han vivido con nosotros y que siguen viviendo en el día a día y que no solo espetamos a los más peques de la casa: lo peor es que las escuchamos en boca de otros muchas veces. Algunas, incluso, dirigidas a nosotros mismos.

Cuidado con lo que dices a tus hijos

Como decimos son frases que deberíamos eliminar de nuestro vocabulario porque, aunque creemos inofensivas, pueden hacer daño a un niño que está creciendo y madurando emocionalmente en este momento. Aunque, por supuesto, no causarán ningún trauma en ellos, podemos sustituirlas por otras parecidas y mucho más efectivas e inofensivas.

Ya os hemos hablado de las frases que no se deben decir a un niño cuando llora o las que debemos evitar si el niño está enfadado en ese momento. Además, os hemos dado alternativas positivas a esas frases que sí podemos decir a un niño triste o aquellas que no van a suponer ningún trauma en el pequeño (porque no siempre podemos tener presentes esas normas de educación súper respetuosa y, a veces, hay que tirar de instinto).

Uno de los secretos de una buena relación futura entre un padre y sus hijos es la forma en la que el progenitor lo trate cuando es pequeño. Y aquí, la comunicación es muy importante. Por eso, es importante también saber qué lenguaje beneficia y qué frases perjudican a los peques. Y es que, todos los que sois padres estaréis de acuerdo con nosotros: el mundo de la crianza y la educación son mundos de aprendizaje continuo, en aras de intentar ser los mejores padres que puedan tener nuestros pequeños retoños.

Frases que perjudican a los niños sin darnos cuenta

Hoy queremos hablaros, precisamente, de esas frases que tenemos normalizadas y que no deberíamos decir a un niño bajo ningún concepto.

  • A ver si aprendes de tu hermano: las comparaciones entre hermanos a veces no salen de forma automática o inconsciente. Son muchas las teorías que afirman que los padres tienen un hijo favorito, pero no podemos dejar que se note delante de los otros hijos. Eso sí, esta frase, además, puede invitar a crear envidias y celos innecesarios entre los hermanos
  • Que no llores: además de no validar la emoción del llanto (caso error) esta frase no consigue ningún resultado. Es banal en su contenido. Mejor opta por ‘llora si lo necesitas’ o ‘entiendo que estés llorando’
  • ¿En serio estás enfadado/disgustado/llorando por esa tontería? Para ti puede ser una tontería, pero para un niño que está aprendiendo a regular sus emociones es el disgusto más grande del mundo. Así que, ponte en su lugar y entiéndelo
  • Si te lo comes todo te dejo la Tablet un rato: la comida no puede suscitar premios ni castigos.
  • Debería darte vergüenza estar portándote así de mal: las etiquetas pueden llegar a hacer mucho daño a un niño. Acabará creyendo que es vergonzoso ponerse así por X motivo, cuando se nos olvida que está aprendiendo a regularse.
  • Da un beso a tu tía: Una de las primeras reglas de la crianza respetuosa es que no podemos obligar a un niño a besar a alguien si no quiere hacerlo. Solo así aprenderán a respetar su cuerpo y aprenderán a poner los límites que ellos consideren oportunos.
  • Como vaya yo vas a llorar por algo: las amenazas no deberían ser nunca un recurso para educar a un niño ya que, además de invalidar sus emociones, infundimos el miedo en ellos.
  • ¡Que te calles! Haznos caso: no suele funcionar en ningún momento. Y, si amenazamos constantemente con que se calle o deje de gritar, podemos conseguir que deje de mostrar sus emociones e, incluso, que deje de contar por qué se enfada o qué le pasa.
  • Eres un enfadica: las etiquetas a la hora de educar nunca fueron buenas
  • Ui qué llorón: no insultes a un niño, aunque te parezca una tontería
  • Trae que ya lo hago yo: debemos dejar que nuestros hijos se equivoquen e intenten las cosas por ellos mismos, pues solo así conseguiremos que crezcan en amor propio. “¿Quieres ayudarme?” “Quizás todavía no puedes, pero verás como intentándolo, finalmente lo consigues”
  • Ya verás como te vea tu padre: ¿sabes lo que puedes conseguir con esta expresión tan típica? Que el niño desarrolle verdadero terror a papá (o a mamá)
  • Anda, anda, no ha sido nada: hay veces que sí pasa y que sí se ha hecho algo. No restes importancia al dolor que pueda estar sintiendo tu hijo: “¿te has hecho daño?” estará mejor.
  • Te lo prometo (si no lo vas a cumplir): “lo que se dice, se cumple” te dirá tu hijo. Con esta frase solo perderás credibilidad y fomentarás que la próxima vez no te crea lo más mínimo
  • Porque lo digo yo: el exceso de autoridad provoca que el niño cree miedo hacia ti y hacia la reacción que puedas tener. Adapta la explicación a su entendimiento cuando te pregunte algo

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