Mi hijo, de 16 meses, oye bien pero no habla; solo balbucea. Tampoco señala con el dedo ni dice adiós con la manita, aunque coge la mía y me lleva a donde quiere. ¿Tiene algún retraso? ¿Debe verle algún psicólogo? Pues estos pequeños retrasos no son raros y, probablemente, tu hijo "despegará" pronto.

Aunque cada niño es diferente y algunos pueden tardar más y otros menos en alcanzar algunos de los hitos del desarrollo, existen ciertos parámetros que un niño a los 16 meses ya podría realizar sin inconvenientes. Algunos de estos indicadores del desarrollo del lenguaje pueden ser: balbuceo de sonidos; decir palabras sencillas como “mama”, “papa” o “agua”; comprender instrucciones sencillas como “ven aquí” o “toma esto”; señalar objetos o personas de interés; y gesticular o hacer gestos corporales como saludar con la mano.
¿Cuándo preocuparnos?

Hemos dicho que cada niño tiene un ritmo diferente de aprendizaje y de alcanzar ciertos logros en su desarrollo. Pero sí es importante prevenir ciertos retrasos evidentes. Si entre los 18 y los 24 meses no habla nada o casi nada, es decir, si no articula unas quince palabras, es recomendable que vayamos a un psicólogo que nos asesore y que aclare si el peque tiene un problema lingüístico que haga necesario llevar al niño a un logopeda, o si existe un retraso más generalizado.
¿Qué podemos hacer para favorecer el lenguaje?
Es importante favorecer la comunicación con el niño y darle la ocasión de escuchar e imitar a sus cuidadores. Para estimular el área verbal, te recomiendo:
- Mantener conversaciones constantes con tu hijo, aunque aún no responda con palabras. Háblale sobre lo que está sucediendo a su alrededor, sobre los objetos que ve, o sobre las actividades que están realizando juntos.
- Leerle cuentos. Esta es una excelente forma de fomentar el desarrollo del lenguaje y la comprensión. Puedes señalar las imágenes, hacer preguntas sobre la historia y animarlo a participar haciendo sonidos o gestos relacionados con la lectura.

- Cantarle canciones. Las canciones y rimas infantiles son divertidas y ayudan a los niños a desarrollar habilidades lingüísticas, como la pronunciación y la memoria.
- Aprovecha el juego con palabras y sonidos. Por ejemplo, imita los sonidos de los animales o juega a repetir palabras que empiezan con una misma letra.
- Acompaña tus palabras con gestos y señales para ayudar a tu peque a comprender su significado y asociar las palabras con acciones.

- Cuando hables con tu hijo, dale tiempo para responder, incluso si es solo con balbuceos. Esto le dará la oportunidad de participar en la conversación.
- Si tu peque está balbuceando o intentando comunicarse, evita interrumpirlo o terminar sus frases por él. Escucha con paciencia y responde a sus intentos de comunicarse.
- Permite que tu peque juegue con otros niños de su misma edad. La interacción con otros niños puede fomentar su deseo de comunicarse y aprender de los demás.