Sabemos que todos los trucos que os demos para manejar las rabietas de los niños y salir airosos son pocos. Todos vienen bien. Todos son susceptibles de ser utilizados cuando el niño parece un pequeño ser que solo grita, llora y patalea por cualquier cosa que, a nosotros, como adultos, nos parece una tontería.

Así que hoy, en nuestro intento por haceros la vida más sencilla con las temidas rabietas, os vamos a hablar de otra técnica que puede resultaros efectiva. O quizás podríamos catalogarlo como ‘juego’. Pues debemos de seguir dos pasos y te los contamos a continuación.
Paso uno: leer un cuento sobre la rabia
Para entrar en ambiente, podemos leer algún cuento sobre la rabia. Uno de los cuentos que puede ayudar a los más peques a identificar qué es lo que está sintiendo es el cuento “Vaya rabieta” de la escritora Mireille d’Allancé.
¿De qué trata este cuento? Roberto es un niño que ha tenido tan, tan mal día que, cuando llega a casa, brota de él un monstruo que empieza a romperlo todo y a gritar sin parar (el monstruo no es más que una metáfora de la rabieta que tiene el pequeño). Roberto intenta pararle los pies y, mientras arregla todo lo que el monstruo ha ido dejando a su paso, ese malestar se hace cada vez más pequeño.
Paso dos: hacer la “caja de la ira”
El segundo paso es que tu peque pueda dibujar su rabia en un papel, para que pueda salir de él mismo y no quedarse dentro suyo. Así, los niños pueden, por ejemplo, pintar un garabato muy fuerte (un dibujo que les ayude a descargar esa rabia).
Cuando termine de dibujar la rabia que está sintiendo (como decimos, esta simple actividad le servirá para descargar), pintaremos a su garabato unos ojos enfadados, unas manitas y unos pies y le pondremos nombre: será el monstruo de la rabia.
Pasaremos, entonces, a encerrar al monstruo de la rabia en una caja bien hermética, de la que no tenga escapatoria. Puede ser una fiambrera, una caja de cartón, una caja como la de guardar los juguetes… Cualquier recipiente os servirá.
De ahí ya no podrá salir así que el monstruo habrá perdido, una vez más, la partida contra el pequeño. ¡Hazle saber lo fuerte que es por haberlo logrado!
Es necesario que ayudes a tu hijo a canalizar la rabia
Lo primero que tenemos que saber es que las rabietas infantiles son totalmente necesarias para el buen desarrollo emocional y psicológico de los niños. Responden a una incapacidad madurativa de su cerebro emocional para hacer frente a emociones que, para ellos, son nuevas. Cuando nacen, aprenden a comunicarse a través del llanto: sienten alegría, tristeza o frustración. Pero, a medida que crecen (sobre los dos o los tres años) esos sentimientos se van haciendo más complejos: llega la ira, el miedo, la rabia… No saben cómo enfrentarlos y lo hacen con las herramientas que siguen teniendo: los gritos, el llanto…

En definitiva, las rabietas en los peques son expresiones de frustración y emociones intensas que aún no saben manejar adecuadamente. Estas reacciones pueden surgir debido a la incapacidad de comunicar sus deseos, necesidades o limitaciones. La etapa de desarrollo infantil implica aprender a lidiar con emociones complejas, y las rabietas son una forma de expresión natural en este proceso.
Aunque para nosotros, como adultos, eso que las ha desencadenado sea una tontería, lo cierto es que para ellos es lo más grande del mundo. Así que debemos empatizar, ponernos en su lugar y, sobre todo, validar lo que están sintiendo.
Es muy importante que los adultos brindemos apoyo, guía y paciencia para ayudar a los niños a desarrollar habilidades emocionales y de comunicación más efectivas.