Dicen que uno de los secretos de la humanidad es que constantemente estamos aprendiendo y mejorando como especie. Que cada año es mejor que el anterior y que todos tenemos el afán de aprender para ser mejores personas en todos los campos que envuelven nuestras vidas. Por suerte, los padres y las familias cada vez se preocupan más por el estilo de crianza que dan a sus hijos, pues quieren que sea el mejor de cara a que sean las mejores personas en el futuro.

Y ello a sabiendas de que la forma que tengan de relacionarse con el pequeño afectará de una u otra manera en su desarrollo y en las relaciones que forme posteriormente.
Pero, ¿qué es la crianza? Nos referimos al proceso de cuidado y educación de los hijos desde el nacimiento hasta la adultez. Involucra todas las acciones y decisiones que los padres, tutores u otros cuidadores toman para criar y guiar a los niños en su desarrollo físico, emocional, social y cognitivo.
La crianza puede variar ampliamente según las culturas, las circunstancias familiares y las creencias personales. Los estilos de crianza influyen en cómo se abordan estos aspectos y cómo se desarrolla la relación entre los padres y los niños. La Asociación Americana de Psicología establece cuatro tipos de crianza diferentes. A continuación te los explicamos:
Estilo de crianza autoritario
El estilo de crianza autoritaria es uno de los que imperaba en España hace tan solo unos años. Suele ser típico de padres que aplican normas muy rígidas y minuciosas a sus hijos y que están a favor del castigo como método ‘corrector’ de comportamiento.

Además, suelen ser padres que alaban en exceso los aciertos del niño, pero reprochan demasiado aquellos errores que pueden cometer. En este caso la comunicación es más bien unilateral: el peque no se siente escuchado.
Las consecuencias que pueden tener los niños que han sido criados con este estilo son:
- Niños con baja autoestima
- Aprensivos
- Niños llenos de ira y con mucho temperamento
- Con miedos y temerosos
Estilo de crianza permisivo
Si el anterior se identifica por límites demasiado estrictos, este modelo de crianza se relaciona con la ausencia de límites o con límites demasiado laxos. “Estos padres no controlan de cerca las actividades de sus hijos ni les exigen un comportamiento adecuado en determinadas situaciones”, establece la Asociación Americana de Psicología.
La ausencia de límites o la excesiva permisividad en estos puede provocar:
- Niños tiranos
- Demasiado rebeldes y agresivos
- Dominantes
- Con baja autoestima
- Baja tolerancia a la frustración
Estilo de crianza pasivo

El practicado por padres indiferentes, que tienden al rechazo cuando sus hijos intentan expresar sus emociones. Son padres poco accesibles que, en muchas ocasiones, están ausentes. Son padres que practican el apego ansioso-ambivalente: aquél característico de familias a las que les causa estrés y descontrol atender las necesidades emocionales de los niños.
Estilo de crianza autorizado

Practicado por padres que están en sintonía con las necesidades emocionales de sus hijos y que, además, las atienden otorgándoles la autonomía necesaria y estableciendo una relación con límites sanos. No apuestan por el castigo ni los gritos para corregir, sino más bien por las reglas, el diálogo y el razonamiento común. Se identifica con padres que practican el apego seguro.
Esto desemboca en:
- Niños empáticos y autónomos
- Personas cooperativas y con gran capacidad de autocontrol
¿Cuál es el mejor estilo de crianza, según la ciencia?
“Todos practicamos uno u otro estilo de crianza y, además, lo hacemos de manera inconsciente, basándonos, sin querer, en el estilo de crianza que nuestros padres han practicado con nosotros”, nos contaba hace un tiempo el psicólogo Rafa Guerrero.
De acuerdo a él, actualmente todos los padres tienden a practicar el apego seguro pues él, de acuerdo a su experiencia y formación, el estilo de crianza más respetuoso con el desarrollo infantil. Sin embargo, solo un 60% de las personas que quieren practicarlo pueden hacerlo a priori: “Yo puedo tener ganas de conducir un camión, pero si no sé hacerlo, no podré”, argumentaba. Y es que, asegura, para practicar el apego seguro hace falta tener sentadas sus bases y, si los padres no lo han practicado con sus hijos, habremos de asistir a terapia para sentarlas y poder practicarlo con los peques en la actualidad.
Asimismo, se sitúan diferentes estudios científicos recogidos en este artículo de la revista Parenting Science: “Los niños criados por padres autorizados tienen más posibilidades de ser independientes, autosuficientes, socialmente aceptados, académicamente exitosos y tener buen comportamiento”, argumentan. Lo hacen basándose en los resultados de una investigación llevada a cabo en 1999, entre otros.
“Si bien los hijos de padres autorizados no son inmunes a sufrir problemas de salud mental o dificultades a la hora de relacionarse o abusar de sustancias, son comportamientos más vistos en hijos de padres autoritarios, pasivos o permisivos”, explica también la psicóloga infantil Francyne Zeltser en este artículo.
Según esto, ¿cuáles son los beneficios de este estilo de crianza?

Además de todo lo planteado, el estilo de crianza autorizado tiende a considerarse como el enfoque más efectivo porque:
- Proporciona una estructura clara de disciplina en cuanto a reglas y límites en casa.
- Los padres están abiertos a la comunicación y la comprensión de las necesidades no solo físicas sino también emocionales de sus hijos.
- Crea un ambiente en la que los niños se sienten valorados y escuchados.
- Los padres fomentan la autonomía de los niños.
- Los padres ayudan a los niños a desarrollar sus habilidades de resolución de problemas.
- Les permite a los niños desarrollar habilidades sociales y emocionales sólidas.
- Los niños suelen tener una autoestima saludable.