Aunque hay medicamentos que no se deben usar durante el embarazo, hay otros muchos que se pueden utilizar sin perjudicar al futuro niño, siempre que sean prescritos por el médico. Esto último es clave para que no haya contratiempos de salud en un momento tan importante en la vida de la mujer.

¿Se pueden tomar antibióticos?
Cuando un médico receta un tratamiento a una embarazada, tiene en cuenta tanto la enfermedad como al bebé para, de esta manera, prescribir el mejor medicamento que le puede ayudar a solventar esa dolencia de salud pero sin que por ello afecte al bebé que está gestando.
Además, considera el momento de la gestación para elegir el fármaco más seguro en todo caso; no se asumen riesgos. Porque una misma enfermedad padecida por una mujer cuando está embarazada puede tener un tratamiento diferente a cuando es padecida sin estarlo. Y esto también se aplica a los antibióticos que va a tomar para recuperarse en este caso.
Algunos antibióticos son seguros cuando se usan durante la gestación, pero otros deberían evitarse, o no utilizarse en ciertos momentos por ciertas contraindicaciones que tienen asociadas. No pueden establecerse normas generales, ya que el tratamiento depende de las características de cada embarazada y de su dolencia y del mes de gestación en que se encuentre. De hecho, la misma infección padecida por dos gestantes podría requerir medicamentos distintos en función de las necesidades y particularidades de cada una de ellas.
Siempre bajo prescripción médica
Debe ser el médico quien recete el fármaco y las dosis y que la embarazada siga a rajatabla esta indicación.
No es cierto que durante el embarazo no se deban ingerir fármacos. Todo depende de muchos factores como se ha indicado anteriormente.
Lo que no se puede hacer es utilizar medicamentos inadecuados ni automedicarse. En todo momento se debe actuar bajo la supervisión de un profesional sanitario que lo aconseje.
La automedicación está contraindicada incluso con fármacos que se anuncian en los medios de comunicación o que se compran sin receta. Algunos llevan productos de efecto desconocido o perjudicial en algunos periodos de la gestación.
No debes automedicarte
Cuando una embarazada se automedica, aunque ya haya tenido esa enfermedad y utilice el mismo fármaco (por ejemplo, un antibiótico), no está teniendo en cuenta el potencial efecto del medicamento en el futuro niño. Y es que debe estar segura de tomarlo, y para ello nada como acudir antes a la consulta de su médico.
Si utilizó un antibiótico sin saber que estaba embarazada, no debe alarmarse, sino consultarlo con su médico lo antes posible y explicarle la situación para que la valore.
Las enfermedades también pueden suponer un riesgo tanto para la embarazada como para el embrión y el feto. A veces el tratamiento conlleva un pequeño riesgo para el desarrollo embrionario, pero no hay que olvidar que la infección también puede afectarle por lo que serán los profesionales sanitarios los que valoren pros y contras de cada situación. En esta situación, el médico usa las menores dosis posibles para que el problema de salud se pueda solventar sin afectar al bebé.