La mayoría de veces no somos conscientes como adultos del daño emocional que podemos hacer a nuestros hijos e hijas —sobrinos, nietos, primos, compis de clase de nuestros peques, hijos de amigos, etc.— cuando dejamos caer comentarios negativos sobre su aspecto físico.
La psicóloga Patricia Ramírez, famosa divulgadora en redes y escritora, es contundente al respecto: “Jamás critiques el físico de tus hijos. Y a ser posible tampoco critiques, desprecies o infravalores su forma de pensar, ser y estar. Cuando lo haces le estás transmitiendo desaprobación y les genera baja autoestima e inseguridad”, explica en un post muy interesante del que hemos extraído ideas esenciales que todos los adultos, especialmente quienes son padres de niños o adolescentes, deben conocer.
“Es que pareces una loca con esos pelos. Últimamente comes mucho, a ver si vas a ponerte fondona. Qué velluda eres hija, el láser va a hacer el agosto contigo. Siempre vas tan desaliñado… quiérete un poco. No te queda bien ese corte de pelo, no estás nada femenina. Déjate la melena suelta que te tape un poco esas orejas. Ya podías haber heredado la altura de tu padre, te has quedado lo peor de tu madre”… Son algunos ejemplos que pone Patricia Ramírez sobre comentarios potencialmente hirientes que se escuchan a menudo en las familias con niños y adolescentes.
Cuenta Ramírez que cada vez que hacemos un comentario de este tipo a nuestros hijos les les estamos “humillando y maltratrando”. A menudo, como decíamos antes, es sin querer, sin maldad alguna, pero el efecto de estos comentarios es potencialmente muy negativo para ellos. “Les estás educando en una escala de valores superficial y equivocada. No te sientes orgullosa de su aspecto exterior y le estás definiendo en relación a rasgos físicos externos que además no pueden cambiar: son fruto de tu genética y la de tu pareja”, asegura la psicóloga.
Da por hecho Patricia Ramírez que no se hacen con ánimo de ofender este tipo de comentarios, pero no por ello deja de ser menos grave decirlos porque así no ayudas a tu hijo. “A quien tratas de ayudar es a ti que no aceptas lo que ves. Lo que ayuda a tus hijos es quererles tal y como son, sin querer cambiarlos; eso es aceptación”, dice la psicóloga. “Tus hijos son como son: su estatura, su forma del cuerpo, su orientación sexual, sus gustos, sus elecciones académicas y profesionales, su color de ojos…”, continúa. Por ello, Patricia Ramírez insiste en que no tratemos de cambiarlos, “porque los estás rechazando”. Lo único que podemos conseguir con este tipo de comentarios potencialmente hirientes, señala Patricia Ramírez, es que “no cumplen con tus expectativas y eso les hace sentir fatal”.
Para terminar su reflexión, basada evidentemente en el conocimiento y la experiencia como profesional de la psicología, Patricia Ramírez invita a todos los padres y madres a viajar en el tiempo. “Invito a todos los padres y madres a que miren para atrás, cuando sus padres y sus madres hicieron lo mismo. La diferencia es que ellos no tenían tanta información sobre educación, libertad y respeto como la que tenemos nosotros ahora para educar”, expone justo antes de dejar una última invitación. “Por favor, cojamos todo lo que nos aporta y ofrece la ciencia sobre cómo manejar la autoestima de nuestros hijos y ayudemos a que nuestros hijos e hijas se sientan seguros y se sientan ellos mismos”, apostilla.