Mucho se habla de Halloween con sus calabazas, fantasmas, brujas, momias y zombis instalados por todas partes dispuestos a hacer pasar a los peques una jornada terroríficamente divertida, pero no hay que olvidar que en esta época del año se celebra también Día de Muertos. En concreto, el 2 de noviembre.
Se trata de una festividad ancestral que simboliza el encuentro entre los vivos y los ya fallecidos, por lo que es un momento en la que se trata de transformar la tristeza en una fiesta con la que homenajear a los seres queridos difuntos que, durante unas horas, se cree regresan al mundo de los vivos para unirse a nuestras familias a través de los altares que las familias construyen en su honor. Una tradición que puedes explicar a tus hijos de muy diversas formas para que lo entiendan.

El día de muertos es una ocasión perfecta para hablar con los niños de la muerte. Esta conversación no debería ser tabú en ningún contexto, tampoco con los peques porque al fin y al cabo ellos necesitan tratar de abordar de un tema que les inquieta y que no entienden.
No se trata de contestar con seguridad a preguntas trascendentales, pero sí de no ocultar nada, de permitirnos (y permitirles) expresar las emociones y utilizar un lenguaje acorde a la edad del niño para que lo pueda entender.
Qué contar a los niños del Día de Muertos
Dado que el Día de Muertos es una auténtica fiesta para honrar a los que ya no están, este es precisamente el mensaje principal que hay que transmitir a los niños. Tratar de hacerles partícipes a la hora de recordar con cariño al familiar o amigo fallecido a través de los distintos rituales que se llevan a cabo, entre los que destaca la construcción del altar.
Se les puede contar que los altares de muertos que las familias instalan en sus casas –también pueden ponerse escuelas, museos o en espacios públicos– se montan de diferentes manera en función de la cultura o la región en la que se encuentren pero lo que no falta en ningún caso son los objetos que representan los cuatro elementos de la naturaleza: el agua, que simboliza la fuente de la vida y es necesaria para saciar la sed del difunto después de su largo viaje para volver al mundo de los vivos; la tierra, que representan los frutos que nos dan de comer (y las flores, las cuales sirven para encontrar el camino hacia el altar); el aire, papel de colores que al moverse anuncia la llegada de los difuntos; y el fuego a través de velas que significan la fe y la esperanza. También se suelen poner calaveras, arcos, imágenes religiosas, sal, pan, copal y varios objetos personales de la persona fallecida además de alguna fotografía del mismo.
Recursos para que lo entiendan
El Día de muertos está calificado por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por lo que hay muchas referencias de esta festividad que les harán más sencillo a los niños el proceso de entenderlo. Una vez hayáis hablado con ellos sobre esta celebración, podéis enseñarles fotografías o vídeos para que puedan visualizar de manera más clara todo aquello que les hayáis contado.

También podéis apoyaros en la literatura y en el cine para hacerlo. Sobre lo primero, existen varios títulos didácticos como Día de los Muertos (Celebrate the World) de Hanna Eliot y, sobre lo segundo, la película Coco es la que mejor refleja el Día de Muertos porque como bien dice la exitosa cinta de Disney, "Todo aquel que no ha sido olvidado, sigue vivo".