El Principito es universal. No es por casualidad una de las obras literarias más famosas de la historia. La novela de Antoine de Saint Exupéry publicada en 1943, hace más de 90 años, nos dejó algunas frases que siguen siendo perfectas para reflexionar junto a nuestros hijos y mejorar la comunicación y el vínculo con ellos.
Su vigencia pese a tener casi un siglo de historia, la cantidad de reflexiones profundas que encontramos en las líneas que escribió Antoine de Saint Exupéry y su bonita y atractiva historia para lectores de todas las edades explica por qué se ha traducido a más de 250 lenguas y dialectos.
Y por qué, también, se ha llevado al cine en diferentes versiones, alguna de ellas reciente, como la superrecomendable película El Principito, dirigida por Mark Osbourne y estrenada en el 2015 que podéis ver en familia en Filmin. Una joya, como el libro original.
Frases para reflexionar con tus hijos
Prueba de la vigencia de El Principito y de la trascendencia de sus frases es la cantidad de frases que podríamos recomendarte de la novela para que las leas con tus hijos y hagáis un ejercicio de reflexión conjunto.
Está garantizado que os ayudará a conectar, a mejorar la comunicación y a desarrollar hábitos en los peques que solo pueden traerles cosas positivas: la reflexión, el dedicar tiempo a pensar, es algo que impacta en los peques de una forma muy positiva.
Destacamos, a modo de ejemplo, y para que os sirva de fuente de inspiración, hasta 37 frases de El Principito.
- Veo humanos pero no veo humanidad
- Derecho, siempre delante de uno, no se puede ir muy lejos…
- El principito, que me hacía muchas preguntas, jamás parecía oír las mías.
- Nadie le creyó por culpa de su vestido. Las personas grandes son así.
- Eres el dueño de tu vida y tus emociones, nunca lo olvides. Para bien y para mal.
- Es muy triste olvidar a un amigo. No todos han tenido un amigo.
- No se ve bien si no es con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos
- Se debe pedir a cada cual, lo que está a su alcance realizar.
- Todas las personas mayores fueron al principio niños. (Aunque pocas de ellas lo recuerdan)
- No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
- Sólo se conocen bien las cosas que se domestican.
- Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres.
- Yo puedo juzgarme a mí mismo en cualquier parte y no tengo necesidad de vivir aquí.
- Para los vanidosos todos los demás hombres son admiradores.
- ¿Y de qué te sirve poseer las estrellas?
- Eres responsable para siempre de aquello que has domesticado.
- Con los hombres también se está solo
- Es una locura odiar a todas las rosas sólo porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños sólo porque uno de ellos no se cumplió.
- Únicamente los niños aplastan su nariz contra los vidrios.
- Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás.
- Pero las semillas son invisibles. Duermen en el secreto de la tierra hasta que a una de ellas se le ocurre despertarse.
- Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio.
- Lo hermoso del desierto es que en cualquier parte esconde un pozo.
- Él se enamoró de sus flores y no de sus raíces, y en otoño no supo qué hacer.
- Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.
- Cuando uno está muy triste son agradables las puestas de sol.
- Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer.
- Nunca está nadie contento donde se encuentra.
- Cuando se quiere ser ingenioso ocurre que se miente un poco.
- Solo hay que pedir a cada uno lo que cada uno puede dar.
- Los baobabs comienzan por ser muy pequeñitos.
- Haz de tu vida un sueño, y de tu sueño una realidad.
- Debí juzgarla por sus actos y no por sus palabras.
- El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.
- Te admiro, pero ¿para qué te sirve?
- Para algunos, los que viajan, las estrellas son sus guías.
- La gente tiene estrellas pero no significan lo mismo para todos.
