Motivos por los que no debería asustarte una cesárea al dar a luz
Aunque muchas mamás no se plantean la posibilidad de dar a luz a su bebé mediante una cesárea, se trata de uno de los grandes miedos en el momento del parto. Te explicamos por qué no deberías temerla.
Cuando llega el final del embarazo, uno de los grandes miedos de muchas de las futuras mamás es la cesárea.
Y es que cuando nos quedamos embarazadas, en nuestra cabeza no está finalizar mediante este tipo de intervención. Parece que la única forma de terminar nuestro embarazo va a ser mediante parto natural. La idea de la cesárea nunca es la opción inicial. Además, aún hoy en día, socialmente parece un pequeño fracaso haber tenido que someterse a una cesárea. Además todavía hay muchos falsos mitos que rodean al proceso.
Pensar en una intervención quirúrgica, aunque sea para recibir a nuestro hijo, como una puerta de salida cuando la opción principal del parto no se puede llevar a cabo, asusta. Asusta y mucho, pues nos dan miedo las posibles complicaciones. Es una intervención muy frecuente, cuyo proceso merece ser conocido para que, en el caso de precisar una, las mamás se enfrenten con más seguridad y tranquilidad.
Sí, la posibilidad de la cesárea existe pero no debe asustarte
Siempre deberíamos tener en cuenta, desde el primer momento, que la posibilidad de la cesárea está ahí. No es ni mejor ni peor. Va a ser una opción válida y necesaria para vuestro bebé y para vosotras.
En consulta a las futuras mamás siempre les comento lo mismo: hay aspectos del parto que tanto los obstetras, las matronas, como vosotras mismas, podemos controlar, pero hay ciertos aspectos que sólo van a depender de cómo responda vuestro cuerpo y vuestro bebé. Y eso escapa de nuestro control.
Una cesárea nunca debería suponer una decepción o un fracaso del trabajo de parto. Cuando es necesario, hay que considerarlo como un camino imprescindible para el nacimiento de vuestro bebé. Vosotras habréis hecho lo máximo posible, el equipo que os acompañaba habrá dado todo lo que estaba en sus manos para intentar un parto por vía vaginal, pero cuando no ha sido posible, la cesárea es la mejor opción. No debe generar decepción, pues nunca habrá sido un fracaso.