¿Qué es el reflujo gastroesofágico?
Básicamente es la vuelta del contenido del estómago hacia el esófago. Muchas veces la leche volverá hacia el estómago simplemente por gravedad, pero en ocasiones el contenido puede ascender hasta la boca, siendo vomitado por el bebé. Esto suele provocar angustia en los padres ante la incertidumbre de que el niño no esté siendo alimentado correctamente o no esté ganando el suficiente peso.
De entrada, no hay que alarmarse. Una bocanada del bebé después de una toma es algo absolutamente normal. Precisamente porque su estómago está lleno y por tanto es más sencillo que el contenido vuelva hacia arriba. Es muy importante explicar a los padres que unas bocanadas no supondrán un peligro para la ganancia de peso del bebé.

¿Cuándo dejará mi bebé de dar bocanadas?
El reflujo gastroesofágico remite de manera espontánea con el paso del tiempo. Debido a que a partir de los cinco o seis meses de edad el bebé comienza a hacer más vida desde una posición de sentado; que es mucho menos propicia para el vómito que la de tumbado. También contribuye el hecho de que su sistema digestivo va poco a poco desarrollándose y a la incorporación a su dieta de la alimentación complementaria.
¿Qué vómitos deben preocuparme?
Una bocanada de color blanquecino o amarillento tendrá todas las papeletas de ser de leche o de leche a medio digerir y no debería suponer preocupación alguna. Por contra, un vómito marrón o rojizo podría ser consecuencia de restos de sangre. En tal caso se debe acudir al pediatra para que éste valore la situación. Los vómitos con restos de sangre digerida suelen ser “muy escandalosos” pero la gran mayoría de las veces se deben a la presencia de grietas en el pezón materno.
¿Se puede detectar el reflujo gastroesofágico?
Para un pediatra, los síntomas descritos por los padres y una exploración suelen ser suficientes para hacer el diagnóstico. En contra de cierta creencia, la ecografía no es un medio lo suficientemente fiable para diagnosticar el reflujo. ¿Por qué? Porque tener reflujo es algo completamente habitual en un bebé sano. El hecho de ver reflujo en una ecografía no quiere decir que haya una “enfermedad por reflujo” como tampoco se puede descartar completamente esta enfermedad por el hecho de que no veamos ningún episodio de reflujo en los diez minutos que estamos haciendo una ecografía. Existe una prueba mucho más fiable, la phmetría, aunque no suele realizarse de entrada al ser invasiva, ya que debemos colocar una sonda a nivel de la unión entre estómago y esófago.
¿Qué tratamiento debo seguir?
Si un bebé sano realiza eventualmente una bocanada, no debería suponer preocupación alguna. Es algo absolutamente normal que, por tanto, no se debe seguir tratamiento alguno. En todo caso los padres pueden ayudar a su bebé optando por una posición erguida o sentada después de la toma o elevando un poquito la cabecera de la cuna.
¿Qué son las fórmulas antirreflujo?
Para aquellas familias que estén dando lactancia artificial, existe la posibilidad de dar al peque una fórmula antirreflujo. Básicamente son leches "un poco más espesas”, lo que suele provocar una digestión más larga para el bebé. Muchas veces, por evitar esa bocanada totalmente normal tras la toma, el bebé puede estreñirse o tener más gases. Debo recalcar que hay bebés a los que les va muy bien una fórmula antirreflujo, pero hay otros a los que les va fatal, y vuelven a la fórmula original, aunque “echen” de vez en cuando.

¿Cuándo debe tratarse el reflujo?
Con respecto los protectores de estómago, su uso es recomendable para niños que tengan una situación de reflujo muy llamativa, que pierdan peso o no lo ganen adecuadamente, que se muestren irritables con las tomas o las dejen a la mitad, arqueando su cuerpo, echando cabeza y tronco hacia atrás y manifestando claramente una incomodidad al comer que, aunque no lleguen a vomitar, nos está diciendo que hay molestias similares al "ardor de estómago". También suele ponerse tratamiento a niños que manifiesten síntomas respiratorios por el reflujo, como pausas en la respiración, conocidas como pausas de apnea. Esto es más frecuente en bebés de pocos días o que hayan sido prematuros. La medicación para el reflujo debe ser prescrita por un pediatra, siguiendo sus instrucciones y la dosis que nos indiquen.
En general, el reflujo es algo absolutamente normal en bebés. Una bocanada no debe ser motivo de alarma y en la mayoría de casos remitirá con el paso del tiempo.