¿Son sanos los alimentos favoritos de los niños?
El chocolate, los bollos y las patatas fritas les encantan. La pizza y los refrescos les vuelven locos. ¿Son tan malos estos alimentos? ¿Son todos iguales? Los examinamos uno a uno.
¿Son sanos los alimentos favoritos de los niños? Es una pregunta que muchos padres se hacen a diario. Los niños suelen tener sus preferencias alimentarias, y a menudo estas incluyen alimentos que no se consideran los más saludables. Desde la pizza hasta la bollería y las patatas fritas, es común que los pequeños sientan una atracción irresistible hacia estos alimentos menos nutritivos.
En este artículo, exploraremos la relación entre los alimentos favoritos de los niños y su salud. Analizaremos los ingredientes y el valor nutricional de estos alimentos populares, y examinaremos los efectos que pueden tener en el crecimiento y desarrollo de los niños.
Bollería

bizcocho
Debería ser un producto de consumo muy esporádico.
Un bollo industrial puede tener 400 calorías, casi un tercio de las necesidades diarias de un niño de dos años. Y su perfil nutricional no es el más saludable, ya que están hechos de grasas de baja calidad y gran cantidad de azúcar.
Si el pequeño quiere un bollo, optemos por la pastelería artesana: siguen siendo alimentos con mucho azúcar (no es algo para tomar todos los días), pero sus grasas que utilizan suelen ser de mejor calidad.
Golosinas

golosinas
Hemos de acostumbrarle a que tienen un carácter esporádico, y reservarlas para ocasiones especiales.
Las golosinas están compuestas de azúcares simples de fácil asimilación, aditivos y colorantes artificiales.
Hay que evitar los caramelos duros por el peligro de atragantamiento, y cualquier otro que no puedan masticar bien.
Pizza

pizza
Las masas con las que se elabora suelen contener hidratos de carbono rápidos y grasas poco saludables. Suele ser un plato especialmente hipercalórico e indigesto para ellos.
La pizza hecha en casa o elaborada artesanalmente, es más recomendable. Si además podemos elegir los ingredientes, mejor que mejor: con tomate natural, con trocitos de jamón y verdura... y así se convierte en una comida divertida para tomar de vez en cuando, en cuya elaboración incluso pueden participar los niños.
Refrescos

Fuente: iStock
La bebida por excelencia es el agua, pero si le gustan los refrescos y los pide, deberían reservarse exclusivamente para situaciones especiales y ofrecérselos rebajados con agua.
Los refrescos y bebidas de cola tomados en gran cantidad interfieren en la absorción del calcio, algo nada aconsejable para ninguna época de la vida, pero menos para ésta.
Las bebidas de cola no son buenas a esta edad por su contenido en cafeína. Así como por la carbonatación, que puede crear presión intraabdominal.
Helados

Foto: Istock
Los helados artesanos son un buen alimento debido a que se hacen con ingredientes de calidad: leche, yogur y frutas, principalmente.
Son nutritivos, de fácil digestión y no tienen demasiada grasa ni excesivas calorías.
Los helados industriales no son de tan buena calidad, y los polos de hielo, aunque con pocas calorías, no aportan nutrientes y sí azúcar y colorantes.
Hay que intentar que se los coman a lametones, lentamente, en lugar de con cucharilla, que puede favorecer la aparición de faringitis.
Hamburguesa

Reivindicamos a las versiones vegetales como el gran recurso que son para que los niños y niñas coman con gusto verduras y legumbres . Esta receta es un ejemplo inmejorable de ello.
Cuando las compramos cocinadas, las carnes son de baja calidad y tienen demasiadas grasas.
El pan que las acompaña también está cargado de grasa y colesterol, además de que las solemos acompañar con las salsas mahonesa o ketchup.
Podemos convertir la hamburguesa en un magnífico alimento si compramos buena carne y la picamos. Podemos compañarla de una ensalada de tomate.
La hamburguesa casera no debería ser mucho más grande que una albóndiga. A veces, los acompañamientos como las patatas y los refrescos son peores que la hamburguesa.
Patatas fritas

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Son un alimento hipercalórico, aunque nutritivo. No hay que prohibirlas, pero sí controlar su consumo.
Las patatas, en sí, no tienen muchas calorías, así que hay que freírlas en un aceite nuevo o poco reutilizado, para que su calidad sea mayor.
Mejor cocidas. Las hervimos en agua y después las salteamos con un poco aceite. Les sabrán igual que las fritas pero tendrán muchísimas menos calorías.
Zumos industriales

zumos industriales
Pueden tomarse de vez en cuando.
Los zumos industriales están hechos de concentrados que se asocian al aumento de peso, algo de lo que han alertado la Organización Mundial de la Salud, la Asociación Española de Pediatría y la Asociación Americana de Pediatría.
Su principal problema: demasiado azúcar. Incluso los zumos de fruta natural hechos en casa tienen bastantes azúcares simples. Un zumo de manzana puede llevar al menos tres piezas de fruta, una cantidad de azúcar mucho mayor que si hubiéramos optado por la fruta en sí (media manzana, quizá).
El licuado no sustituye la ingesta de fruta. En su elaboración eliminan la fibra y otros componentes importantes.
El zumo natural es una buena fuente de vitaminas, siempre que se tome en una cantidad moderada (la equivalente a una pieza de fruta), diluida en un poco de agua.
Palomitas de maíz y frutos secos

palomitas de maíz
Un niño de dos años no debería comer ninguno de estos alimentos porque corre el riesgo de atragantarse. Sí pueden tomarlos más adelante, hacia los tres o cuatro años, siempre bajo supervisión y en poca cantidad.