Si colocamos al recién nacido desnudo sobre el vientre materno y le dejamos tiempo veremos uno de los hitos más bonitos del nacimiento: su primera toma de pecho. Veremos ¡cómo consigue calmarse, relajarse, entrar en actividad y desplazarse por sí mismo arrastrándose hasta el pecho materno, e incluso engancharse a mamar sin ayuda. Ese primer enganche al pecho que consigue él solito ayuda mucho a que la lactancia materna vaya fenomenal.
Reflejos para comer bien
El recién nacido consigue esta proeza gracias a sus reflejos. Aunque hay muchos, los que tienen que ver con la alimentación al inicio de la vida son tres:
- El reflejo de búsqueda: si acariciamos suavemente la mejilla o la comisura de los labios el bebé girará la cabeza en dirección al estímulo y abrirá la boca. Este reflejo tiene su base en que al tocar el pezón materno esa zona el bebé de forma innata lo busca.
- El reflejo de succión: cuando el bebé siente un roce en el paladar, succiona aquello que lo causa de forma rítmica y coordinada, rodeándolo con su lengua y sus labios, haciendo sello para que no se le escape. Esto es lo que ocurre cuando se engancha al pecho. Por eso es muy importante un agarre profundo (de casi toda la areola). Así el niño se alimenta bien y no hace ningún daño a su mamá. Si lo que le roza el paladar es una tetina, el reflejo de succión también se pone en marcha, pero ojo: esto no siempre significa que el pequeño esté hambriento y tengamos que darle de comer. ¡Se trata de un reflejo involuntario!
- El reflejo de deglución: En cuanto percibe líquido en su boca, lo traga. Así el alimento avanza hacia su estómago y no pasa a las vías respiratorias, para protegerle de posibles atragantamientos.
Cómo ayudarle a succionar
- Para evitar complicaciones a la hora de succionar, no le ofrezcas el chupete hasta que la lactancia esté bien instaurada. La succión de estos accesorios es muy diferente a la del pecho, por lo que pueden confundirle y hacer que luego no se agarre bien.
- Cómprate un portabebés y habitúate a llevar a tu hijo pegadito a ti. Tu cuerpo es su hábitat natural y está demostrado que este método, conocido como método canguro, favorece los reflejos de búsqueda, succión y agarre del bebé.
- Sácate unas gotitas de leche y ponlas en sus labios. Enseguida tratará de chuparlas con la lengua y está comprobado que estos movimientos potencian tanto el reflejo de búsqueda como el de succión.
- También puedes estimular sus labios realizando suaves masajes circulares sobre ellos con tu dedo índice, primero hacia un lado y luego hacia el contrario.
- Si está muy nervioso y no consigues que se enganche, prueba a masajearle el paladar con uno de tus dedos, con la yema hacia arriba. Verás como envuelve tu dedo con la lengua (la punta de ésta sobresaldrá sobre su encía inferior) y comienza a succionar rítmicamente.
¿Succión débil? Hay solución
La succión débil puede aparecer en recién nacidos prematuros, niños con bajo peso al nacimiento o aquellos con enfermedades que afectan al tono muscular.
Síntomas:
El pequeño quiere mamar casi de continuo porque al no obtener la leche que necesita, se siente insatisfecho; se le sale la leche de la boca mientras mama, se atraganta mucho, llora mientras intenta agarrarse al pecho …
¿Qué hay que hacer?
Suplementar las tomas de pecho para evitar que el bebé pierda demasiado peso, lo que haría que su succión fuese aún más deficitaria (hay que darle leche materna con jeringa, vasito o relactador, bajo la supervisión del pediatra).
Estimular la producción de leche materna con un sacaleches o mejorando el amamantamiento.
¿Cuál es el pronóstico?
Muy bueno. Este problema suele ser temporal y en cuanto el niño deja de ser tan inmaduro, comienza a mamar sin dificultad. El quid para que no haya complicaciones radica en comenzar a tratarlo enseguida.