¿Cuándo empiezan a entender los niños las palabras y los conceptos?

Cada peque tiene su propio ritmo de desarrollo, pero en líneas generales se pueden establecer unas fechas e hitos aproximados que sirven a modo de referencia.
¿Cuándo empiezan a entender los niños las palabras y los conceptos?

“Es que lo entiende todo”, “no se le escapa una aunque no sepa hablar”, ¡qué espabilado!”... Estos tres comentarios se repiten en bucle en los hogares y familias con niños pequeños que están en plena fase de crecimiento. No hablan, pero hay un momento en el que demuestran entenderlo casi todo. ¿A qué edad ocurre?

Sorprende a mucha gente lo rápido que empiezan a entender el lenguaje pero es normal. Hay que tener en cuenta que los bebés comienzan a relacionarse con el lenguaje dentro del útero y desde que salen empiezan a sintonizar tanto con el sonido, como con la cadencia y el ritmo del lenguaje oral. A esto le suman su capacidad de observación y el aprendizaje del lenguaje gextual, que es fundamental para que asocien conceptos.

De esta forma, alrededor de los siete meses de vida son capaces de reconocer su propio nombre y entre los ocho y los doce meses ya saben qué significa el “no”. Justo a tiempo de que sea una herramienta para los padres porque en esas fechas comienza también a ser más autónomo el recién nacido en lo que respecta a la movilidad.

Para entonces, el bebé ya habrá empezado a captar las emociones, aunque lógicamente todavía no sepa controlarlas, ni siquiera reconocerlas en sí mismo. Para eso queda un poquito más. Sí, estás pensando en lo cierto: en los dos años y las famosas rabietas, que no son otra cosa que no saber gestionar la frustración.

Hitos importantes

Curiosamente, la irrupción de las rabietas coincide con la fecha aproximada en la que el niño empieza a desarrollar el habla de verdad. Unos emiten sus primeras palabras un poquito antes y otros algo después, pero, en general, es habitual que a los 24 meses sean capaces de hablar con alguna frase corta, aunque sea “como los indios de las películas”.

Entre los dos y tres años su desarrollo emocional es muy grande y también lo es el del lenguaje oral, por lo que ya no solo serán capaces de entenderlo todo, sino que se podrá mantener con ellos conversaciones completas, con ritmo y todo el sentido del mundo.

A partir de esta etapa solo queda reforzar su aprendizaje y saciar su curiosidad por seguir aprendiendo el significado de nuevos términos, ya sea aprovechando un simple paseo por la calle, la literatura infantil, los juegos, la música y hasta una conversación rutinaria.

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