¿Cada cuánto hay que lavar el pelo a los niños?

Hasta los doce años no es necesario hacerlo a diario pero es fundamental tener en cuenta variables cambiantes como la época del año o el grado de actividad de los pequeños.
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Entre dogmas y tradiciones familiares que no admiten dudas a veces parece que quede poco espacio para las zonas grises en infinidad de aspectos de la vida. Pasa mucho, por ejemplo, con los hábitos saludables y los niños. Y en concreto, es un buen ejemplo de ello el lavado del cabello: hay quienes defienden que es una temeridad lavarlo a diario y quienes se posicionan en el extremo opuesto.  

En realidad, como en casi todo en la vida, la posición acertada es la intermedia: el pelo en los niños se debe lavar cuando esté sucio y, para saber cuándo lo está, nada mejor que aplicar el sentido común. 

No lo decimos nosotros, sino los expertos: “Es correcto que un lavado excesivo puede aumentar la producción de sebo, aunque no podemos afirmar lo contrario: no lavar en absoluto el cabello no va a hacer que no produzcamos nada de sebo”, explica la Academia Española de Dermatología y Venereología, que además alerta sobre la moda de lavar el cabello con bicarbonato, vinagre y otras fórmulas caseras para evitar utilizar champú -hace años que se puso de moda esta mala costumbre de higiene; entonces se bautizó como ‘no poo’-. “El pelo no entiende de métodos: si abusamos del bicarbonato conseguiremos el mismo efecto que con el exceso de champú. Además, el bicarbonato tiene un pH más alcalino que el del cuero cabelludo, pudiendo producirnos irritación, y su uso continuado nos puede decolorar el cabello”,indica la AEDV.  

Tres días por semana

El término medio estándar que pediatras y dermatólogos recomiendan para lavar el cabello de los niños es de tres días a la semana. A partir de aquí, las circunstancias personales marcarán si deben ser más o, en casos excepcionales, pueden ser menos. Y estas circunstancias son cambiantes a diario: pueden sudar mucho, bañarse en playas o piscinas, llevar mucho tiempo gorro o gorra, puede haber hecho deporte… Es cuestión de valorarlo y decidir en base a lo que haya hecho ese día el niño y de cómo haya influenciado en la limpieza del pelo. Por ejemplo, en verano es muy probable que haya que lavarlo más a menudo porque, tal y como expone Juan José Andrés Lencina, dermatólogo y tricólogo, para H&S, “Con el calor se suda más y el pelo tiende a ensuciarse antes, así que es conveniente incrementar la frecuencia de lavado”.

Esta media de tres lavados semanales está indicada para niños hasta los doce años. Antes, durante los primeros meses de vida, ni siquiera hace falta bañar a diario a los recién nacidos, de manera que ni mucho menos se tiene que lavar su pelo tanto. Hasta los 12 años, como decíamos, depende en buena medida de la actividad del pequeño, mientras que a partir de dicha edad la cosa cambia mucho porque comienza la preadolescencia y el cabello es una de las partes del cuerpo que sufre las consecuencias de los cambios hormonales propios de esta etapa de la vida. 

Salvo casos excepcionales, lo normal es que segregue más grasa de lo habitual, lo cual, unido a la intensidad hormonal, puede provocar aparición de malos olores y sensación de suciedad (pelo graso) con una frecuencia mayor. 

Recomendaciones de lavado

En cualquier caso, estas son líneas maestras generales, de modo que insistimos en la importancia de valorar las necesidades específicas de cada niño en función de su actividad diaria y del componente genético. Y, por supuesto, te recordamos también lo importante que es elegir un champú adecuado para el pelo de tu pequeño. "El champú más recomendable para un cuero cabelludo sano es un champú suave, los llamados neutros, que no contenga las sustancias arriba mencionadas. Si tenemos alguna patología del cuero cabelludo, como dermatitis seborreica o psoriasis, se recomienda combinar el uso de los champús de tratamiento con otros neutros, para evitar irritar excesivamente la piel", afirma al respecto la Academia Española de Dermatología y Venereología. 

Una vez lavado, también es importante secarlo bien -en verano, mejor al aire si es posible-, cepillarlo y protegerlo de la exposición directa a la luz solar, sanearlo de forma periódica y limitar hábitos como llevar a menudo coletas o trenzas muy ajustadas. Además, no dejéis que los peques se acuesten con el cabello húmedo y proporcionarles una dieta variable y saludable porque también incide en la salud del pelo.

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