Las adenopatías cervicales, es decir, los ganglios inflamados en el cuello en niños son muy frecuentes en las consultas pediátricas. Es importante recordar que entre el 40-50% de los niños sanos, tendrán adenopatías palpables en el cuello o lo que es lo mismo, un aumento del tamaño o consistencia de los ganglios linfáticos cervicales.
Normalmente se deben a una reacción inflamatoria de los mismos secundaria a una infección o inflamación regional (como pueden ser las faringitis, amigdalitis, otitis) y suelen regresar a las pocas semanas.
No obstante, pese a que las infecciones bacterianas y víricas son la causa más frecuente, pueden tener una procedencia diferente por lo que es muy importante la realización de un buen diagnóstico y exploración física.
Son muy importantes los signos clínicos como la forma de comienzo, si es única o múltiples, su consistencia, tiempo de evolución y velocidad de crecimiento. También será relevante si han aparecido en el contexto de infecciones recientes (principalmente del tracto respiratorio superior) ...
Cabe recordar que hay tumoraciones cervicales que pueden asemejar una adenopatía sin serlo, como son determinadas alteraciones congénitas (quiste tirogloso, quistes branquiales, higroma quístico…), quistes sebáceos o lipomas entre otros, que tendrán un tratamiento específico, usualmente quirúrgico.
La prueba complementaria más utilizada es, sin duda, la ecografía, muy útil en el diagnóstico y seguimiento de las adenopatías. Es una prueba sencilla, indolora y rápida que nos permite diferenciar con cierta seguridad entre procesos benignos o indicativos de malignidad. En caso de presencia de ganglios con características sospechosas o atípicas, podemos recurrir a la PAAF, que es una punción de la adenopatía para estudiarla. También la analítica de sangre y la serología nos orientan en el diagnóstico.
Los tratamientos para dichos ganglios inflamados en la infancia van encaminados al tratamiento del proceso que las origina (por ejemplo, una otitis) y cuando este se resuelve, las adenopatías tenderán a volver a su tamaño original.
En caso de ser una infección bacteriana usaremos antibióticos, pero solo medidas sintomáticas en caso de ser vírica. Existen infecciones específicas y adenopatías que responden a una patología tumoral que requieren un tratamiento específico.
Normalmente los ganglios inflamados en la infancia se tratan bien con las medidas mencionadas, pese a que en ocasiones pueden persistir en el tiempo. Una de las complicaciones que pueden ocurrir en estas adenopatías infladas es la generación de un absceso, es decir, la presencia de líquido en el interior del ganglio, esta situación suele precisar tratamiento quirúrgico.
Artículo escrito Dr. Félix Ruiz de la Cuesta, especialista en Otorrinolaringología del Hospital Vithas Perpetuo Internacional de Alicante