¿Qué es el apego ambivalente y qué puede producir?

La relación que se establece entre el bebé y su figura de referencia es fundamental. Y cuando esta no es la más adecuada pueden aparecer efectos negativos. Conoce el apego ambivalente.
niña

Los niños necesitan enormemente a su figura de apego, la necesitan para sobrevivir. Y es que, es ese vínculo el que, además de garantizar su supervivencia, los ayuda a desarrollarse adecuadamente. Pero, ¿qué ocurre cuando ese apego no es el más conveniente que pueden recibir? Pues que pueden aparecer algunas consecuencias perjudiciales para ellos. Veamos en qué consiste el apego ambivalente.

Si te preguntas qué es el apego, es ese vínculo que se establece entre el bebé y su figura de referencia (normalmente, suele ser su madre) que le sirve para sobrevivir y para desarrollarse. Pensemos que cuando un niño nace, lo hace siendo una personita totalmente dependiente de alguien que la cuide y la proteja.

Esta relación se forja en los primeros meses de vida y es la que crea en el niño, de manera inconsciente, un modelo de cómo son las relaciones afectivas. Por lo que, según cómo sean esos aprendizajes -que se obtienen casi sin darse cuenta-, así serán las interacciones sociales que tenga el pequeño en el futuro. El apego, al fin y al cabo, repercute en la infancia, pero también en la etapa adulta.

Este apego puede ser diferente según cómo actúe la figura de referencia y cómo sea su manera de reaccionar. Según las observaciones que hicieron Mary Ainsworth y John Bowlby en sus investigaciones, encontramos cuatro patrones de apego fundamentales: seguro, evitativo, ambivalente y desorganizado.

¿Cómo actúan los niños con apego ambivalente?

El apego ambivalente, también conocido como ansioso o ansioso-ambivalente, se caracteriza, por un lado, por padres que están pendientes emocionalmente de sus hijos solo algunas veces. Y por otro, por niños que, debido a ello, muestran una actitud de inseguridad, ansiedad y angustia. Es decir, que el apego tiene una base inestable y la interacción entre ellos es intermitente, cuando, realmente, las figuras de apego son las que deben encargarse de dar esa sensación de seguridad al niño.

Estas son algunas conductas que suele tener un menor con este tipo de apego:

  • Muestra una gran angustia, aunque su madre esté con él, y suele estar muy pendiente de ella.
  • Si la madre o su cuidador desaparece de su lado, llora desconsoladamente.
  • Si la madre acude a consolarlo, no se consuela e incluso la rechaza. No obstante, inmediatamente la busca de manera cariñosa.

Consecuencias del apego ambivalente

Las consecuencias de un apego como este generan una serie de daños:

  • El pequeño podrá tener una gran inseguridad y ansiedad continua. Esto es porque tendrá la necesidad de estar con su figura de apego principal, pero al mismo tiempo sentirá rechazo por ella.
  • A la larga, el niño puede acabar desarrollando una autoestima baja y gran desconfianza. Esto puede ser provocado porque ha aprendido a que solo recibe cariño cuando “no molesta”, por lo que puede acabar desarrollando también un gran miedo al abandono.
  • Cuando crezca, es posible que en su edad adulta también tenga mucha dependencia emocional en sus relaciones. Y del mismo modo que en su infancia, tenderá a demandar afecto y atención de manera constante. Además de que puede seguir teniendo la necesidad de aprobación continua y seguir sintiendo el miedo al abandono.

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