Con el comienzo del curso académico, vuelven de nuevo las rutinas, los deberes y preparación de exámenes. El elevado número de materias, tareas pendientes e información que procesar, dificultan, en muchas ocasiones, que los más pequeños puedan centrar su atención en un único foco, influyendo de forma directa en el aprendizaje.

La atención es la base de todo proceso de aprendizaje y afecta directamente a otras funciones cognitivas, como: memoria, comprensión, razonamiento, etc. Para evitar distracciones, los niños deben seleccionar los estímulos a los que atender e inhibir aquellos que no les sirven en ese momento.
Por esta razón, es importante crear un hábito atencional que favorezca y permita a los niños ser eficientes en sus tareas; es decir, poder centrarse completamente en ellas, realizarlas correctamente y en un tiempo ajustado, siempre teniendo en cuenta el perfil cognitivo de cada niño.
Tips prácticos para ayudar a los niños a concentrarse
En este sentido, se recomienda trabajar e incidir en los siguientes aspectos:
- En primer lugar, observa a tu hijo y valora en qué momento puede conseguir un mayor pico de concentración. Hay niños que, por ejemplo, necesitan un descanso más largo cuando vienen del cole y otros, sin embargo, que rinden mejor en cuanto llegan a casa. Importante, no está recomendado utilizar la noche para avanzar con tareas académicas, especialmente aquellas que requieren de un mayor esfuerzo atencional.
- Organiza el espacio. Es importante, en la medida de lo posible, acondicionar un sitio de trabajo y vaciarlo de posibles distractores. El niño debe tener acceso únicamente al material que va a necesitar.
- No alargar los tiempos de forma innecesaria. Es fundamental gestionar los tiempos de forma adecuada. La atención tiene un límite y una vez pasamos el pico de mayor concentración, nuestra capacidad atencional comienza a disminuir notablemente. Los tiempos largos dan más cabida a distracciones.
- Planificar previamente las actividades que se van a llevar a cabo en el periodo de estudio. Es muy recomendable dibujarlos y/o escribirlos en un papel para poder ir tachando a medida que vamos avanzando. Esto nos va a permitir anticipar todos los recursos y herramientas que vamos a necesitar en cada una de las actividades.
- Si hay alguna actividad que parece muy difícil, será útil descomponerla en diferentes pasos para que el niño pueda asegurarse de atender e ir cumpliendo uno a uno. De esta forma le resultará más sencillo.
- Deja las tareas fáciles para el final. Como hemos comentado anteriormente, la capacidad de concentración va aumentando a medida que pasa el tiempo hasta que llega a un pico, a partir de ahí comienza a disminuir. Es ahí donde se recomienda realizar aquellas actividades que no requieren prácticamente esfuerzo.
- Alterna la forma de presentación de los estímulos. Muchas veces hacemos uso de información visual, a través de la lectura o dibujos y hay niños que tienen un mejor procesamiento de la información auditiva (audios, narraciones, etc). Valora qué le funciona mejor a tu hijo y adapta los contenidos.
- Da espacio a los descansos entre periodos de estudio y, especialmente, al tiempo de ocio fuera de estos periodos. Si nos enfocamos únicamente en las obligaciones, la motivación irá disminuyendo con el tiempo. Y siempre debemos tener en cuenta que sin motivación o emoción no hay aprendizaje.
Si a pesar de estas pautas, se observa algún tipo de dificultad en el niño, se recomienda consultar con un profesional.
Artículo elaborado por Anabel Quiroga, neuropsicóloga infantojuvenil de Psicólogos Pozuelo