La obesidad infantil se está convirtiendo una de las principales pandemias del siglo XXI en el mundo occidental. Para combatirlo, los pediatras y los endocrinos aconsejan:
Una dieta más saludable
Hoy en día aún se piensa que hacer una dieta es algo necesario para controlar el sobrepeso en los niños pero la realidad es que debemos "enseñarles a comer". Se recomienda reducir el consumo excesivo de proteínas (carne, pescado, huevo), evitar los alimentos ultraprocesados y el exceso de carnes rojas, aumentar la ingesta de frutas y verduras, consumir legumbres y cereales con moderación. Si además consumimos el cereal en forma integral la absorción de los azúcares será más lenta y se evitarán los picos de azúcar en sangre. Un error frecuente es abusar de los lácteos: los niños deben consumir diariamente medio litro de leche o derivados (no hace falta que sean desnatados), pero no más. Los postres lácteos no se consideran lácteos en sí ya que contienen grandes cantidades de azúcar.
Cinco comidas al día
Hay que procurar un reparto calórico equilibrado a lo largo del día. Es bueno hacer un desayuno completo (que incluya leche, cereales y fruta), un tentempié a media mañana (se debe evitar la bollería industrial), una comida no excesivamente copiosa, una merienda equilibrada (puede ser un lácteo o una fruta o un pequeño bocadillo) y una cena ligera y más sencilla que el almuerzo.
Comer menos
Hay muchos niños que comen de forma ansiosa y compulsiva. A estos niños conviene servirles la comida en platos más pequeños, no trocearles los alimentos (si lo hacen ellos, comerán más despacio) y evitar las distracciones: si se sientan a comer viendo la tele, no son conscientes de lo que ingieren ni en qué cantidad. Hay que animarles a comer sin prisas, a masticar bien, saboreando los alimentos.
Hacer más ejercicio
Los niños pequeños tienen que tener la oportunidad de jugar mucho: no hay que perder la costumbre de llevarles al parque a correr, a montar en bici, a patinar y, sobre todo, a jugar con otros niños. Una alternativa saludable es caminar: podemos volver con ellos andando del colegio o salir a hacer recados a pie, y estimularles con juegos, como cambiar de itinerario o proponer retos («a ver cuánto tardamos hoy yendo por este otro camino»). Además si al final de la jornada en vez de subir en ascensor a casa lo hacen por la escalera mejor que mejor.
Evitar el picoteo entre horas
El consumo constante de calorías vacías (refrescos, chucherías, aperitivos de bolsa, zumos azucarados, etc) es una costumbre muy extendida entre los críos. Si el niño tiene hambre fuera de las comidas, se le debe ofrecer un alimento saludable (como una fruta). Debemos evitar las bebidas azucaradas, mal llamadas "bebidas energéticas" ya que se están convirtiendo en un enorme problema para los adolescentes, generando alteraciones cardíacas, insomnio y aumento del estrés/ansiedad. Un buen consejo para los padres es cambiar los hábitos de compra y evitar tener en casa depósitos de dulces, bollos, chocolates, etc., que suponen una tentación para los pequeños. Todo aquello que no compremos para casa no lo tendrá el niño accesible en momentos de necesidad.
Es importante tener en cuenta que una cosa es un capricho puntual, algo que tanto adultos como niños podemos concedernos de vez en cuando, de manera esporádica y sin abusar, y otra cosa distinta es convertir eso en un hábito y descuidar la alimentación, cosa que no deberíamos hacer los adultos y mucho menos favorecer que los pequeños lo hagan.