Te parece que tu bebé solo come, duerme y llora, ¿verdad?, pues no es así. Tu pequeño ha nacido con un sorprendente poder de imitación que le permite repetir lo que ve, un logro que potencia su inteligencia y le ayuda a adaptarse a su nuevo mundo más fácilmente.

La imitación es uno de los mecanismos esenciales para aprender y la naturaleza, que es muy sabia, dota al bebé de esta capacidad desde su nacimiento. Desde temprana edad, los bebés muestran la capacidad de imitación como parte de su desarrollo social y cognitivo. Aunque esta imitación puede no ser tan compleja como en etapas posteriores del desarrollo, los recién nacidos pueden replicar ciertos movimientos faciales y sonidos que ven y escuchan en su entorno.
Los bebés nacen con una inclinación innata hacia la imitación porque esto les permite aprender y comprender el mundo que los rodea. A través de la imitación, los bebés pueden aprender a comunicarse, a interactuar con los demás y a comprender cómo funcionan ciertas acciones y expresiones.
La imitación en edades tempranas es un paso muy importante en el proceso de desarrollo del bebé y se considera un mecanismo esencial para el aprendizaje y la comprensión social. A medida que los bebés crecen, su capacidad de imitar se vuelve cada vez más precisa y sofisticada y se convierte en una parte fundamental de su desarrollo cognitivo y social. Los bebés aprenden al observar y copiar a los adultos y otros niños que los rodean, lo que les ayuda a adquirir habilidades y conocimientos fundamentales.
¿Te animas a comprobar cómo hace lo mismo que tú?

Puede parecerte imposible, pero si coges a tu hijito en brazos, sitúas tu cara a unos 20 centímetros de la suya y le sacas la lengua varias veces seguidas, o vas abriendo la boca despacito hasta abrirla del todo, ¡es seguro que acabará copiándote! No el primer día (tendrás que tener un poco de paciencia con él), pero sí unos cuantos días después.
Por supuesto, no se trata de una repetición consciente, pero es un entrenamiento que le ayuda a intuir las partes de su propio cuerpo (si sacas la lengua, él saca la lengua, y si mueves la boca, él mueve la suya) y que sienta las bases para imitaciones futuras, en las que sí intervendrá su voluntad y en las que ya no será necesario que tú estés presente para que reproduzca tus actos.