Si hablamos de dermatitis seborreica infantil (DSI), salvo que sepas ya lo que es por alguna experiencia previa en primera persona o con algún hijo mayor, es muy probable que te asustemos de entrada porque no suena nada bien y el desconocimiento es tendente a encender las alarmar. Pero si te contamos que esta es la forma clínica de referirse a lo que coloquialmente se conoce como la costra láctea, respirarás más tranquila, ¿verdad?
Ya se ha escrito y dicho casi todo lo que conoce sobre esta dermatitis de evolución benigna según el consenso médico; es decir, que no es peligrosa porque no suele causar dolor ni otros trastornos en la salud derivados de ella.
Entre otras, si has leído previamente algún texto dedicado a ella, sabrás que no está claro todavía qué le causa, ni siquiera si es algo concreto o una confluencia de factores. Sabrás también que, de aparecer, lo hace en las primeras semanas de vida y que tiende a desaparecer sola a lo largo del primer año de vida.

Además, habrás aprendido que estas escamas marrones o amarillentas no solo aparecen en el cuero cabelludo, donde son más habituales, sino que también pueden brotar en zonas como las orejas, las pestañas, las cejas, la zona del pañal, las axilas o el cuello. En los casos más extremos, lo hacen en todo el cuero cabelludo y en superficies de piel muy amplias, pero suele salir en zonas reducidas y localizadas de este.
Causas de su aparición
Todo esto que te hemos resumido de forma breve sobre la costra láctea por si no lo conocías es muy fácil de encontrar en la red, en los libros especializados y también en artículos de referencia como este amparado por la Asociación Española de Pediatría (AEPED), en el que se puede profundizar mucho sobre este tipo de dermatitis infantil.
En cambio, de lo que es muy probable que no hayas sido capaz de encontrar referencias fiables es de qué hacer en caso de que, aunque sea de forma residual, no hay forma de que esta se elimine de forma natural más allá de los doce meses de vida.
Esto no es la evolución común de la costra costra láctea, de modo que si llevas meses observando cómo esta dermatitis se ha estabilizado y no desaparece por mucho que masajees bien la zona con cuidado al lavar la cabeza de tu hijo, y ni siquiera esté siendo efectivo ayudarse para ello de un cepillo pequeño, que puede ser incluso de dientes si las hebras son suaves -no se debe rascar, sino cepillar con cuidado-, lo recomendable es consultar con el pediatra al respecto.
Tampoco te preocupes porque como ya hemos mencionado anteriormente, el consenso médico es claro al respecto de esta patología, etiquetada como benigna. Es cierto que es difícil no hacerlo al ver como se levanta un mechón de pelo al mismo tiempo que lo hace una de las costras de la costra láctea en el cuero cabelludo, pero es inevitable que esto se produzca para que desaparezca por completo, como ya habrás comprobado si masajeas la zona donde la tiene tu hijo.

Tratamientos para eliminarla
Verás, de hecho, que es lo que ocurre con el tratamiento que el pediatra recetará si la dermatitis seborreica no se disipa de forma natural. Este puede seguir caminos distintos: uno muy habitual es que suponga el uso de un producto de farmacia en formato crema que actúe sobre las escamas durante unos minutos y después se retire con la ayuda de un cepillo.
Según el artículo clínico anteriormente mencionado, estas pueden ser queratolíticos, “productos destinados a ayudar a que se desprendan las costras que pueden ser aceites naturales o vaselina salicílica al 3-5%”, o antifúngicos, que “deben contener ketoconazol al 2%, que ayuda a combatir el hongo M. furfur”.
Otro camino por el que puede optar el pediatra es el de los corticoides, que actúan más rápido pero también son más potentes, de ahí que no se deban administrar a un niño con costra láctea si no es bajo prescripción médica bajo ningún concepto.