De repente, en lugar de estar perfectamente rosada, la lengua del bebé comienza a tener una capa de color blanquecino. Se trata de una coloración o un revestimiento que pueden aparecer de la nada, de un día para el otro, lo que puede alertar y alarmar a muchas mamás y papás. Por suerte, cuando al bebé se le torna la lengua de color blanco no es algo inusual. Al contrario, generalmente suele estar causado por un crecimiento excesivo de levaduras, perfectamente tratable, o bien por algo tan simple como residuos de leche.
En el caso de que se trate de muguet, una infección micótica conocida también con el nombre de candidiasis bucal, se trata de una infección causada por el crecimiento excesivo del hongo candida. Efectivamente, el mismo tipo de hongo que causa las temidas e incómodas infecciones vaginales por hongos, así como las erupciones del pañal (existe, por ejemplo, un tipo de dermatitis del pañal causada específicamente por la infección por hongos).
Sin embargo, en el caso de la candidiasis bucal (también conocida como candidiasis oral), la infección se forma en las distintas partes de la boca que se encuentran involucradas en la succión, lo que incluye los labios, la lengua y también las mejillas internas del bebé.
Una forma de saber si se trata de una infección de hongos o de residuos o restos que hayan quedado de leche, es limpiar con suavidad la lengua del bebé, con la ayuda de una servilleta suave o una gasa de algodón. Si es posible retirar la capa blanquecina con facilidad, entonces se trata de residuos de leche. En caso contrario, si cuesta retirarla o limpiarla y además al desprenderse aparece una zona de color rojizo, entonces posiblemente se trate de una infección.

En caso de que notes estos síntomas, no entres en pánico, aunque a pesar de ser una infección leve y que no parezca ocasionar o causar ningún tipo de problema, no debe ignorarse, ya que la infección puede empeorar hasta el punto que el bebé pueda sentir dolor o molestias que le dificulten alimentarse con normalidad. O incluso puede existir el riesgo de que la infección se propague al seno de la madre.
Es común que el bebé haya contraído la candidiasis al nacer, concretamente en el canal de parto. Por este motivo, suele ser más común tanto en recién nacidos como en bebés menores de 2 meses. Tampoco podemos olvidarnos que el sistema inmunitario del bebé no es aún lo suficientemente fuerte como para combatir gérmenes e infecciones, de forma que es mucho más fácil que la levadura crezca en algunas partes de su pequeño cuerpo.
Por otro lado, el sistema inmunitario débil del bebé no es la única causa reseñable. Si por algún motivo, el pequeño tiene que tomar antibióticos para tratar cualquier otra infección (recuerda, siempre prescritos por el pediatra), algo muy habitual en caso de infecciones de oído, este fármaco puede eliminar no solo las bacterias “malas”, sino también parte de las “buenas”, pudiendo estimular, por tanto, el crecimiento de la levadura.
¿Es posible prevenir la aparición del muguet en el bebé?
Si el bebé se encuentra con la candidiasis en el canal del parto la prevención no es posible, a menos que se practique una cesárea. No obstante, aunque en ocasiones no pueda evitarse sí es posible seguir en casa algunos consejos útiles de higiene.
Por ejemplo, se recomienda esterilizar todo el equipo utilizado para la alimentación, lo que incluye biberones y su extractor de leche. Incluso puedes ir un paso más allá y esterilizar tanto los chupetes como cualquier otro juguete que el bebé se meta en la boca.

También es importantísimo secarse bien el pezón después de cada toma. Esto evitará el crecimiento tanto de bacterias como de otros microbios. En caso de utilizar discos de lactancia se aconseja cambiarlos después de las comidas, así como utilizar sujetadores de algodón que no atrapen la humedad, y lavarlos con cierta frecuencia en agua caliente.
Por otro lado, en el caso de los antibióticos recuerda algo fundamental: deben usarse únicamente cuando sea necesario y cuando hayan sido prescritos por el médico, ya que pueden desencadenar una infección por levaduras. Y este consejo no es solo fundamental para el bebé, sino también para la mamá.