¿Cuáles son las funciones de la vitamina K?

Olvidada en muchas ocasiones, la vitamina K es un nutriente esencial por sus importantes funciones, que podemos encontrar fácilmente en una amplia diversidad de alimentos.
Fuentes de vitamina K

Cuando hablamos de vitaminas prenatales, de suplementos nutricionales y, en definitiva, de cualquier otro nutriente relacionado directamente con el embarazo o la gestación, es bastante probable que siempre nos vengan a la cabeza las más típicas, como el ácido fólico, la vitamina D, el calcio y el hierro. Sin embargo, ¿sabías que la conocida como vitamina K es igual de importante?. No solo para la futura mamá durante la gestación, sino también para el bebé y para el niño.

Puede ser posible que incluso no supieras que existía una vitamina llamada ‘K’ hasta estos momentos. Y es que normalmente, lo más habitual, es hablar siempre de muchas de las vitaminas y minerales más conocidas popularmente. Y esto no significa necesariamente que no se trata de un nutriente igual de esencial. Al contrario, participa activamente en una amplia diversidad de funciones.

¿Qué es la vitamina K y cuáles son sus importantes funciones?

La vitamina K es una vitamina liposoluble, que en realidad consiste en un grupo de compuestos. De acuerdo con muchos especialistas, los más importantes de estos compuestos parecen ser la vitamina K1 y la vitamina K2.

Ambos compuestos ayudan al organismo a construir proteínas con las que tener unos huesos sanos y fuertes. Además, es especialmente útil a la hora de disfrutar de una coagulación sanguínea perfectamente normal.

Fuentes de vitamina K

No en vano, es una vitamina que juega un papel fundamental para ayudar a que la sangre coagule, previniendo el sangrado excesivo cuando se produce algún tipo de corte o herida.

Además, trabaja “conjuntamente” con la vitamina D para garantizar que el calcio llegue a los huesos, con el fin de que éstos pueden desarrollarse normal y adecuadamente.

De hecho, mientras que podemos obtener vitamina K1 a partir del consumo de verduras de hojas verdes y también de muchos otros vegetales y verduras, la vitamina K2 es un grupo de compuestos que se obtienen fácilmente a través del consumo de carnes, huevos y quesos.

¿Por qué es tan importante en el embarazo?…

La vitamina K es un nutriente fundamental durante la gestación porque, como te hemos comentado en el apartado anterior, trabaja de manera conjunta con la vitamina D para que el calcio pueda llegar a los huesos. Y, como sabemos, esto es importantísimo ya que los huesos del bebé están creciendo, desarrollándose y fortaleciéndose a lo largo del embarazo.

Por otro lado, dado que ayuda a mantener una coagulación sanguínea normal, durante la gestación es vital, especialmente durante el parto, puesto que ayuda a prevenir la pérdida de sangre en el parto.

…¿y para el recién nacido?

Dado que la vitamina K ayuda a que la sangre se coagule, ayudando a prevenir el sangrado grave, en los recién nacidos ayuda a prevenir que se produzca un trastorno hemorrágico conocido médicamente con el nombre de “sangrado por deficiencia de vitamina K”, que aunque hoy día es verdaderamente raro, de producirse puede llegar a ser mortal.

Se trata de una afección que puede causar sangrado en el cerebro y daño cerebral, o incluso la muerte.

Por este motivo, es común que inmediatamente después del nacimiento -generalmente dentro de las primeras seis horas de nacimiento, y definitivamente antes de que salga del hospital- se administre en el muslo del recién nacido una inyección de vitamina K, de aproximadamente 0.5 a 1 miligramos de esta vitamina.

Suplementos de vitamina K

Esto es importantísimo, ya que ayuda a prevenir que el recién nacido pueda sufrir hemorragias graves, dado que durante el embarazo y la lactancia materna es común que los bebés no obtengan la suficiente cantidad de esta vitamina. De manera que, a la edad de aproximadamente 6 meses, el pequeño ya ha acumulado su propio suministro.

En caso de que se escoja administrar al recién nacido la vitamina K por vía oral, es necesario que el bebé reciba un total de tres dosis: una primera dosis al nacer, una segunda dosis generalmente de tres a cinco días después, y una tercera dosis en la cuarta semana.

No obstante, como te comentábamos al comienzo, lo más habitual es que la forma de administración sea la inyección, ya que se lleva a cabo en el hospital por parte de la enfermera o enfermero que supervisa al recién nacido tras el nacimiento.

Recomendamos en