La crianza consciente es un camino lleno de aprendizajes, tanto para los hijos como para los padres. Uno de los momentos más retadores ocurre cuando descubrimos que nuestros hijos han mentido. ¿Cómo reaccionar? ¿Castigar? ¿Ignorar? Stephanie González, asesora de crianza consciente y madre de dos, nos comparte una experiencia transformadora que marcó su vida y que nos invita a reflexionar sobre cómo abordar la verdad desde el amor y la empatía. Un ejercicio que nos parece maravilloso para incorporar junto a los hábitos para conectar más con tus hijos y regañar menos. Porque educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres.
El poder de una reacción inesperada
"Un día, cuando tenía 7 años, mi padre me atrapó en una mentira. Pero en lugar de enfadarse, hizo algo sorprendente que lo cambió todo", relata Stephanie en su publicación. Ese día, en lugar de levantar la voz o imponer un castigo, su padre le miró con calma y le dijo:
“Sé que es difícil decir la verdad cuando tienes miedo de meterte en problemas. Pero nunca tengas miedo de decírmela. Siempre te escucharé primero.”
Estas palabras no solo le ofrecieron alivio, sino que abrieron un espacio de confianza que perduró durante toda su vida.

Construyendo confianza con palabras clave
A partir de ese momento, su padre propuso un acuerdo sencillo pero poderoso:
“Vamos a tener una palabra clave. Cada vez que necesites decirme algo difícil, usaremos esa palabra, y prometo escucharte sin enfadarme. Nuestra palabra será ‘reto’.”
Este pequeño gesto cambió la dinámica entre ambos. En lugar de discusiones, la palabra clave “reto” se convirtió en un puente para la comunicación honesta y abierta.

Lecciones para los padres: Más allá del castigo
Stephanie reflexiona: "No se trataba solo de evitar el castigo, se trataba de construir confianza." Este enfoque no solo salvó a su familia de muchas discusiones, sino que también le enseñó que los errores no definen a las personas, sino cómo los enfrentamos.
Como padres, tenemos el poder de convertir los errores en oportunidades de aprendizaje. En lugar de reaccionar con enojo o decepción, crear un espacio seguro para que nuestros hijos se expresen puede marcar una gran diferencia.
La evolución de la mentira en los niños
Entender por qué mienten los niños según su edad es clave para responder desde la empatía:
- 2-3 años: Las mentiras son simples y poco elaboradas. No buscan engañar, sino que reflejan su inmadurez para distinguir entre fantasía y realidad.
- 4-5 años: Las mentiras se vuelven más sofisticadas. Aquí comienzan a entender que pueden influir en lo que otros piensan.
- 6-8 años: Protegen sentimientos o exploran su creatividad.
- 9-12 años: Las mentiras son estrategias conscientes para evitar conflictos.
- 12-18 años: En esta etapa, las mentiras pueden ser complejas, buscando proteger su privacidad o gestionar situaciones sociales.
Herramientas para los padres
En lugar de regañar, Stephanie sugiere utilizar el enfoque “Veo que” para evitar confrontaciones innecesarias. Por ejemplo, en lugar de preguntar: "¿Te lavaste los dientes?" cuando sabemos que no es cierto, decir: "Veo que aún no lo has hecho. Vamos, te acompaño."
Este tipo de comunicación fomenta la cooperación sin necesidad de recurrir a la mentira como defensa.
La historia de Stephanie nos recuerda que la crianza consciente no trata de evitar los problemas, sino de afrontarlos desde el respeto y la conexión emocional. Cuando un niño sabe que será escuchado sin juicios, la verdad se convierte en una herramienta para fortalecer la relación, y no en un motivo de miedo o distanciamiento.
Si estás enfrentando retos en la crianza y no sabes cómo manejarlos, Stephanie González, asesora de crianza consciente, ofrece asesorías personalizadas para acompañarte en este proceso.