La ciencia española vuelve a ser noticia a nivel mundial. En esta ocasión, por el desarrollo del primer exoesqueleto pediátrico del mundo destinado a uso doméstico. Un proyecto en el que se han invertido 2,2 millones de euros procedentes de los fondos europeos Next Generation y en el que han participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), investigadores de cuatro hospitales madrileños de referencia y la empresa Marsi Bionics, la misma que ya desarrolló el exoesqueleto 'made in Spain' que fue protagonista en la alfombra roja de los premios Goya recientemente.
Explorer es el nombre del primero exoesqueleto pediátrico del mundo, un invento que según sus desarrolladores “es un ejemplo del impacto positivo de los fondos europeos en la sanidad y en la vida de las familias”. Un dispositivo, agregan, que “no es solo un avance tecnológico, sino que será una solución real para miles de niños y niñas con movilidad reducida”.
El exoesqueleto es una evolución del modelo Atlas, cuyo uso se limita al entorno clínico. “Explorer nace precisamente de la demanda de los propios niños que pedían utilizarlo en sus propios domicilios”, explican desde Marsi Bionics. “Este prototipo supone dar ese paso trasladando la tecnología a entornos cotidianos, permitiendo que niños con movilidad reducida puedan caminar en casa, en el colegio o en la calle”, añaden. Explorer permitirá a los niños y niñas que lo utilicen jugar en el parque con mayor autonomía, por ejemplo.

Para que esto sea posible, los investigadores que han participado en el desarrollo del exoesqueleto han dado forma a un dispositivo —todavía es un prototipo porque está a la espera del sello CE— que cuenta con 4 motores que imitan el funcionamiento natural del músculo y dos modos de funcionamiento. “Un modo de intención de movimiento donde el exoesqueleto completa la fuerza del usuario para avanzar en la marcha y el modo automático donde el movimiento es constante a la velocidad seleccionada”, detallan sus creadores.
El exoesqueleto, además, está equipado “con un novedoso asiento automático que permite transformar el dispositivo en una silla de descanso integrada, facilitando el uso continuo y la comodidad del niño en su día a día”, agregan.
Otra ventaja importante de Explorer es que es adaptable al crecimiento del menor, de forma que lo pueda utilizar entre los 2 y los 17 años de esas.

Un proyecto científico de altos vuelos financiado con fondos europeos
El nuevo exoesqueleto pediátrico Explorer es un invento desarrollado en el marco de un proyecto científico español de altos vuelos.
Han participado en su desarrollo ingenieros de Marsi Bionics, un grupo de 15 investigadores del Centro de Automática y Robótica (CAR-CSIC-UPM), que han aportado su experiencia en robótica aplicada a la salud; y 30 investigadores de cuatro hospitales de Madrid —Hospital Universitario La Paz, Hospital Universitario 12 de Octubre, Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, que tendrá la primerar Unidad de Investigación Clínica en un centro pediátrico, y Hospital General Universitario Gregorio Marañón—.
Estos últimos han trabajado codo con codo con familias y pacientes. “Se ha realizado un trabajo especialmente enfocado a la realización de un ensayo clínico que garantizara la seguridad y eficacia del dispositivo. Casi 50 familias han participado activamente en sesiones tanto en su domicilio como en exteriores. El objetivo es acercar las últimas tecnologías al entorno cercano del niño favoreciendo su participación”, explica Olga Arroyo, jefe del Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario Gregorio Marañón y presidenta de la Sociedad Española de Rehabilitación Infantil.

Para Eloísa del Pino, presidenta del CSIC, “la colaboración entre el CSIC y Marsi Bionics ejemplifica cómo la transferencia de tecnología puede generar soluciones innovadoras con un profundo impacto social”. El exoesqueleto, dice del Pino, “es un testimonio del poder de la ciencia cuando se pone al servicio de las personas, y Marsi Bionics es un ejemplo exitoso de la creación de una empresa basada en el conocimiento surgida de una institución pública como el CSIC”.
Por su parte, Elena García Armada, CEO de Marsi Bionics, hace hincapié en la necesidad de invertir en el desarrollo de tecnología con impacto social y en que esta sea accesible. “Para alentar la innovación y promover esa inversión que no deje fuera avances que podrían cambiar el mundo, es fundamental el apoyo y la financiación pública”, concluye.
En el proyecto de desarrollo del exoesqueleto Explorer así ha ocurrido: se han invertido 2,2 millones de euros procedentes de los Fondos Europeos Next Generation EU. Marsi Bionics ha recibido 903.313 euros a través del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI); el CSIC, 789.303 euros del Instituto de Salud Carlos III; y los hospitales de la Comunidad de Madrid pertenecientes al SERMAS, 664.072 euros.