Un nuevo protocolo para inducir el parto: estudio demuestra que estandarizar salva vidas maternas

Un estudio con más de 8.500 mujeres demuestra que estandarizar la inducción del parto puede reducir complicaciones maternas sin aumentar las cesáreas.
Una investigación desarrolla un nuevo protocolo de inducción al parto y demuestra que la estandarización salva vidas
Una investigación desarrolla un nuevo protocolo de inducción al parto y demuestra que la estandarización salva vidas (Midjourney - RG) - Una investigación desarrolla un nuevo protocolo de inducción al parto y demuestra que la estandarización salva vidas

En los últimos años, el debate sobre el parto respetuoso y todo lo que ello conlleva (las intervenciones invasivas en el parto vaginal, las cesáreas, innecesarias o no, y la seguridad de la inducción del parto, entre otras cuestiones) ha ocupado un lugar central en la conversación sobre salud materna. Ahora, un nuevo estudio prospectivo publicado en The Lancet Regional Health – Americas ofrece una evidencia científica sobre cómo ciertos cambios en la práctica hospitalaria pueden marcar la diferencia en lo que respecta a la inducción al parto.

La investigación se centró en un protocolo clínico diseñado para estandarizar el proceso de inducción del parto, y los resultados son prometedores: aunque no se redujeron las tasas de cesárea de forma significativa, sí se logró un descenso claro en la morbilidad materna, incluyendo casos graves como hemorragias posparto. Todo ello, sin afectar negativamente al bienestar del recién nacido.

Dicho de otro modo, anticipando las conclusiones del estudio, cuando los equipos médicos siguen una misma hoja de ruta, la seguridad para las madres mejora sustancialmente, demuestra la investigación. Y esto tiene un impacto directo no solo en el momento del parto, sino también en la recuperación posparto y en el inicio del vínculo con el bebé.

Una mujer embarazada en el hospital
El protocolo hospitalario es más importante que el tipo de parto, según este estudio (Midjourney - RG)

¿En qué ha consistido el estudio?

El trabajo fue liderado por la Dra. Rebecca F. Hamm y su equipo del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Pensilvania. Durante la investigación, desarrollaron un ensayo híbrido tipo I de efectividad e implementación. Esto significa que no solo se midieron los resultados clínicos del protocolo, sino también cómo se aplicó en la práctica real, evaluando su grado de cumplimiento por parte del personal sanitario.

Durante cuatro años (2018-2022), el equipo comparó 8.509 partos inducidos en dos hospitales urbanos de Estados Unidos: 4.214 antes de aplicar el nuevo protocolo y 4.295 después. La muestra incluyó solo a mujeres embarazadas de término, con un solo bebé en presentación cefálica y sin cesáreas previas.

El protocolo descrito y puesto en práctica incluye varias recomendaciones clave:

  • Exámenes cervicales regulares: cada 2-4 horas en fase latente, cada 1-2 horas en fase activa.
  • Amniotomía (rotura de membranas) cuando el cuello uterino alcanzaba los 4 cm, si es clínicamente posible.
  • Uso sistemático de oxitocina e inserción de catéter de presión intrauterino si el parto no progresa.

Uno de los criterios más importantes es el de fidelidad al protocolo, considerado alto si se cumplía al menos el 75% de sus componentes. En el periodo posterior a la implementación, el número de partos que alcanzaron este umbral aumentó significativamente (del 52,4% al 59,6%).

Figura 1: Diseño del estudio
Figura 1: Diseño del estudio

Conclusiones principales: estandarizar puede salvar vidas maternas

El hallazgo más relevante es que la implementación del protocolo no redujo las cesáreas, pero sí disminuyó la morbilidad materna. Concretamente, el porcentaje de mujeres con complicaciones serias pasó del 9,3% al 6,5%, lo que incluye menos casos de hemorragias e infecciones.

Estos resultados se mantuvieron incluso cuando se ajustaron los datos por edad materna, índice de masa corporal, patologías preexistentes o tipo de inducción. Y lo más interesante es que, cuando el protocolo se siguió con alta fidelidad, la tasa de cesáreas también descendió (del 21,6% al 17,7%), junto con otras mejoras como menos tiempo total de parto y menor incidencia de infecciones como la corioamnionitis, la infección de la placenta.

Desde la perspectiva de l madre, esto significa mayor seguridad durante el parto inducido y una recuperación más favorable en el posparto inmediato, algo crucial para establecer el vínculo con el bebé, iniciar la lactancia o adaptarse al nuevo ritmo familiar.

Madre e hija descansan en el hospital tras el parto
Este nuevo protocolo mejora el desarrollo del parto, impacto de manera positiva en el posparto (Midjourney - RG)

Este trabajo, además, desmonta algunos prejuicios comunes sobre la inducción del parto. Muchas mujeres temen que esta opción implique automáticamente más intervenciones o más cesáreas. Sin embargo, este estudio demuestra que lo importante no es tanto el tipo de parto, sino cómo se gestiona y qué decisiones clínicas se toman paso a paso.

La experiencia hospitalaria durante el parto puede marcar un antes y un después en la vida de una familia. Como ya abordamos en este artículo de Ser Padres sobre la importancia del vínculo madre-hijo desde el embarazo, una vivencia de parto segura y respetada puede reforzar la salud emocional de la madre y facilitar la conexión con su bebé.

Por ello, esta investigación tiene valor científico, ya que puede aportar aplicaciones directas en la atención a las gestantes, la planificación hospitalaria y la formación de los profesionales de la maternidad. Además, también apunta a la necesidad de involucrar a las familias: en el estudio, se identificó que muchas mujeres desconocían los pasos de la inducción antes de llegar al hospital.

Referencias

  • Rebecca F. Hamm, Janice Benny, Rinad S. Beidas, Knashawn H. Morales, Sindhu K. Srinivas, Samuel Parry, Lisa D. Levine. Standardized protocol for labor induction: a type I hybrid effectiveness-implementation trial. The Lancet Regional Health – Americas, 2025; 41:100956. DOI: 10.1016/j.lana.2024.100956

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